Capítulo XV. [III]

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Lo aventó y tomó a Eileen del brazo alejándose

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Lo aventó y tomó a Eileen del brazo alejándose. Aprovechó que ninguno de los dos le prestaron atención para llevar a cabo su plan. Le tapó la boca a la pequeña y la obligó a esconderse detrás de una de las enormes columnas de la sala de juntas para poder escuchar todo.

― ¿Qué pasa? ¿De qué quieres hablar conmigo?

―Bueno yo... ―empezó a titubear―. Este...

― ¿Qué escondes ahí? ―dijo señalando su mano detrás de la espalda.

Eril dejó a la luz el ramo de rosas azules. Un rubor ligero apareció en sus mejillas y estiró su mano hacia la diosa, estas no podían dejar de temblar.

―Son para ti...

― ¿Para mí? ―preguntó tomando el detalle, aquel roce entre sus manos la puso nerviosa―. Gracias ¿A qué debo el honor?

Él sonrió de lado y empezó a tocar su nuca sintiendo el mismo nudo de nervios en su cuerpo―. Pues porque...―pasó saliva ―. Porque quisiera saber si... bueno más bien...

―No te entiendo Eril ―dijo acercando el ramo a su pecho.

Tomo una de sus manos haciendo que Aurán se sonrojara de golpe. La acercó a su pecho y no dejaba de mirarla. Tomó aire y exhaló sus más sinceras palabras.

―Tú sabes a que se debe ese ramo y lo has negado todo este tiempo o tal vez he sido muy cobarde o simplemente no quiero agobiarte con lo que siento―dijo pegando su frente a la de ella―. Yo sé que en parte me correspondes, pero no puedo seguir viviendo así ―el latido de ambos se aceleraba cada segundo ―. Yo me he enamorado de ti, Aurán y quiero saber si sientes lo mismo. Ya no puedo más y si me sigo quedando con lo que siento me ahogaré.

Ella trató de zafarse, pero Eril no se lo permitió. Agachó su mirada avergonzada dejándose inundar por un nuevo sentimiento, ocultó su rostro lo más que pudo y recargó su frente en su hombro. Había pasado años peleando obligada en contra de su hermana. Simplemente porque ambas habían sido tocadas por la maldición de la Oscuridad y condenándose al eterno sufrimiento; y luego se había enamorado de Urso varios años atrás, pero en ningún momento fue correspondida por aquel guardián que vestía de frialdad a pesar que él sabía perfectamente de los sentimientos de ella.

CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora