Epílogo. [I]

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Los preparativos estaban listos y el templo de Cyelity estaba adornado de espléndidos arreglos florales con rosas blancas, azules y rojas

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Los preparativos estaban listos y el templo de Cyelity estaba adornado de espléndidos arreglos florales con rosas blancas, azules y rojas. En canasta o colgadas. Con listones y perlas. Sería una ceremonia sencilla. Solo les tomó una semana y media para planear todo y aunque todo fue apresurado querían darle a Aurán un lindo recuerdo que añorara toda su vida y calmara su agonía. Los dioses asistieron sorprendidos. No se esperaban ser solicitados para celebrar una ceremonia como esa.

Estaban sentados en la sala de juntas esperando el ansiado momento.

―Hace rato que no veníamos aquí. Está un poco diferente ―dijo Eferina.

Aurán estaba en el castillo recibiendo los toques finales en su vestido de novia. Eileen y Crystal junto con Grisel y Carlotta le colocaron el velo y le entregaron el ramo de rosas.

― ¡Estás hermosa! ―dijo Crystal obligándola a mirarse en el espejo.

Su vestido era idéntico al de su estatua. Con miles de mariposas adornándolo de principio a fin. Recogieron su cabello en un chongo con mechones de cabellos sueltos. Su gema roja estaba en su frente. Estaba nerviosa y ansiosa.

―Ya es hora ―anunció Crystal abriendo la puerta de la habitación.

Afuera vestido de traje y con el cabello corto. Estaba Oráculo. Sería el encargarlo de encaminarla hasta el templo de Cyelity.

― ¿Nos vamos? ―preguntó ofreciendo su brazo.

―Gracias ―hizo una reverencia y la tomó.

Cuando llegaron a la sala de juntas. Los dioses se unieron a la marcha y en el camino los demás guardianes hicieron lo mismo. Subieron con cuidado y Jack ayudó a levantar la cola del vestido para que la novia no sufriera algún desperfecto al subir.

Eril estaba al fondo, trajeado de negro y su cabello peinado hacia atrás. Ingrid iba a llevar a cabo la ceremonia. Vivian fue la única que no se presentó. Sin embargo, recibió la invitación, pero su enemistad con la diosa era algo que nunca iba a cambiar.

―Más te vale cuidarla ―desafió Oráculo.

―Eso es algo que no me tienes que decir ―agitó su cabello para no perder la costumbre―. Por supuesto que lo haré.

Ahora era él quien ofrecía su brazo y Aurán gustosa lo tomó. Le sonrió y esperaron a que Ingrid les diera su aprobación para casarse. Claro que ella también tuvo que aprender de las costumbres de las eirthanas. Después de todo había sido su idea y esperaban que fuera todo tan perfecto como lo habían imaginado. Lee y un débil Urso salieron de sus gemas para presenciar el dichoso momento y celebrar con sus compañeros sin importarles que son dos espíritus. El dios Martin no se quedó atrás, estaba muy orgulloso de las grandes hazañas de su sucesora.

―El amor puede tomar muchas formas...―comenzó Ingrid―. Tamaños y colores. Puede transformar a la gente y sus alrededores. Puede vencer barreras y levantar al más desdichado. Puede como ahora unir dos almas.

>>Aurán y Eril. Prueba pura de que a pesar de estar en una guerra eterna con Nyxla nos demuestran que no debemos olvidar que existe la felicidad delante de la adversidad. Que todos pueden ser felices...

Se respiró tranquilidad y paz. Los enamorados se veían de reojo y no podían evitar su rubor en las mejillas. Hicieron todo el protocolo del anillo y de aceptarse el uno al otro hasta el final. Tuvieron problemas, pero todo estaba resultado de acuerdo a lo planeado pactando su unión con un beso.

 Tuvieron problemas, pero todo estaba resultado de acuerdo a lo planeado pactando su unión con un beso

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CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora