Capítulo XXII. [I]

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Sobrevolaron Nurtonal dirigiéndose hacia el norte

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Sobrevolaron Nurtonal dirigiéndose hacia el norte. El dios Dragón prestó a sus especímenes más grandes para transportar a varias personas. Los dioses de Nurtonal sin contar a Selene se quedaron a la espera de buenas noticias y cuidando el reino de algún ataque enemigo.

Los demás guardianes de Aurán se reunieron con ella para rescatar a Eileen. Oráculo se quedó con el sabio en su torre vigilando con la ayuda de las esferas de cristal los lugares más remotos esperando encontrar a la sucesora en alguno de ellos.

Eril no se apartó en ningún momento de Aurán y ya estaba preparado con sus dos espadas. Ambos iban en un dragón de piel azul brillante observando esa mancha negra.

―Entonces ¿Es la razón por la cual tus poderes disminuyeron drásticamente?

Agachó su cabeza avergonzada―. Estaba cansada de esta pelea absurda contra mi hermana gemela. Mientras ustedes se encargaban de ayudar a los humanos localicé a Artemis, se me hizo fácil enfrentarla. O eso parecía.

Eril guardó una de sus espadas para poderla abrazar.

―Sellé por un tiempo la entrada de Nyxla dejando a mi hermana como la llave maestra. Pero fueron más astutos hallando la forma de llevar a Eileen a su mundo. De seguro ya sabe la verdad y todavía es más seguro que me odie.

― ¿Por protegerla? No lo creo... ―tragó saliva―. Yo no tendría el valor de pelear en contra de Azula, aunque me obligaran. Preferiría mil veces morir en sus manos que yo matándola a ella... Admiro tu valor por haber hecho de tu hermana un ser inmóvil y así evitar su constante enfrentamiento... No te podría reprochar que estos diez años hayas estado muy desconectada de tus obligaciones, sino todo lo contrario, lo que hiciste no solo fue por ti. Fue por todos aquellos que han sufrido a causa de Nyxla. Es así como actúa una diosa.

Lo abrazó con delicadeza―. Pero no puedo permitir que en mi reinado se estén llevando a cabo este tipo de delitos―le dio un beso en la mejilla y camino hasta la cabeza del dragón.

―Yo te cubro ―le prometió.

―Gracias.

Lo miró por encima del hombro y le sonrió. Alzó sus manos y su vestido estaba danzando con su cabello blanco cerrando sus ojos.

CYELITY. La elegida. [Libro I] [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora