Capítulo XII

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Toda la mañana la joven Selena estuvo en el jardín pintando las rosas, los árboles y el cielo, aunque Julianne hacia todos sus deberes eso no le impedía espiarla de lejos, y sonreír. Pero necesitaba verla de cerca, sentir su perfume y el olor a vainilla y miel del cabello de su amada.

—Ama, su jugo — Julianne le llevaba un vaso lleno de pulpa de naranja, fue la única excusa que pudo usar.

—Déjalo en la mesa, aunque yo no te pedí jugo — dijo sin girarse.

Julianne se quedó parada y eso ocasionó que la joven la viera por primera vez en todo el día, ambas sintieron de nuevo esa conexión y la joven solo quería decirle que no la empujará lejos de su vida pero su orgullo se lo impedía. Y Julianne quería besarle los pies, decirle que la amaba con todo su ser.

—¿Que quieres? — preguntó bruscamente.

—Nada señora, lo siento. ¿Quiere que haga algo más? — preguntó.

—No, gracias— contestó con voz queda.

Julianne sonrió, sabía que su ama no era como los demás. Empezó a caminar viéndola de reojo, solo deseaba enredar sus dedos en el largo cabello oscuro de su amada, amaba ver el cabello largo brilloso, y como al final se convertían en remolino.

—No importa lo que haga, yo estaré aquí para usted — habló poco audible y se fue.

La joven derramó unas lágrimas, solo tener a la morena cerca, la hacía enloquecer, y que algo dentro de ella quemara pero no la quería lejos, no quería que alguien abusara de ella. Aunque le haya roto el corazón, ella nunca podría romperle el suyo y menos tirarla a la suerte...la amaba más que su cuerpo, le amaba el alma y la cuidaría como pudiera.

Delineó con cuidado el pincel pero estaba completamente desconcentrada y se salió haciendo que unas líneas del lienzo se mirarán mal.

—¡Maldita sea! — exclamó frustrada y empezó a mover de forma brusca el pincel y tiró el lienzo.

—No tiene la culpa el pobre lienzo — sonrió Rafael.

—¡Oh Rafael! — bajo la cabeza avergonzada — disculpa mi escena, me he comportado como una niña.

Se acercó a paso apresurado, al estar cerca de la mujer quien amaba la beso en los labios carmesí, tomando por sorpresa a la señorita Gomez.

—Mi niña — tomó las manos de la joven — y he venido a invitarte a un día de campo ¿Que te parece? — la vio con todo el amor que tenía en su corazón.

Horrible, espantoso contestó mentalmente — perfecto — artículo aunque no era lo que quería.

—Estoy seguro que cuando menos pienses, estarás tan enamorada como yo lo estoy de ti, me encanta ese vestido, te vienen muy bien los colores pasteles cariño — la vio tierno.

— Entonces, ¿Es un secuestro? — lo vio divertida — y gracias Rafael, y a ti te queda muy bien ese traje gris — rozó sus dedos en el antebrazo del caballero.

—¡Oh ya lo creo! — la tomó entre sus brazos y la cargó, giró con ella en sus brazos — intenté verme muy bien para ti amor — y de nuevo besó los labios de la señorita sin su permiso.

Pareciera que estaban enamorados, y cualquiera lo aseguraría. Pero las apariencias engañan y este era un claro ejemplo. Selena ahora lo iba a hacer para cuidar el bienestar de su familia, para ella no podía haber nada más terrible, que lo que Julianne le había hecho...enamorarla y no corresponderle.

—Entonces bella dama, vayamos a tener una tarde romántica — murmuró viendo los labios carnosos de la joven y sin pensarlo unió sus labios con los de la dama, la joven no movió sus labios pero tampoco se negó. Los labios del joven los sentía ásperos, sin sabor y rasposos, y lo supo, ningunos labios eran como los de Julianne, ningún beso la iba a llevar al cielo, ninguna caricia la iba a sentir viva. Ningún cuerpo la iba a hacer sentir amada...

Buscando El Arcoíris |Selena Gomez| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora