—Trate de cooperar para mejorar, cada viernes tiene derecho de una visita, tiene tres comidas al día, y por las tardes paseo por el parque de la venida principal. Créame que se le hará grato su estadía hasta que se recupere — habló el doctor sonriendole a la ojicafé.
—Señor, no estoy enferma — soltó con voz molesta.
El doctor le sonrió — La primera etapa es aceptar que estas enfermo, pero sé que tomará tiempo. Paciencia es mi primer nombre — respondió.
—Idiotez creo que es el primero— respondió seria.
Río — Tiene sentido de humor, señorita Gomez — la miró por un momento y suspiro — acompañeme a su alcoba.
Ingresó a la alcoba que le habían asignado, completamente blanca y una cama que ni siquiera podría caber de lado, el vacío y la tristeza eran parte del ambiente de su alcoba.
—¿Dormiré aquí? — preguntó esperanzada de que fuera una broma.
—Sí, aquí — respondió el doctor.
Selena giró observando las paredes y absolutamente todo, pero antes de que ella pudiera salir; cerraron la puerta con llave y sin ninguna explicación la dejaron en esa alcoba.
—¡Doctor! — gritó llamándolo — ¡doctor, sáqueme de aquí!— exigió.
Pero sin respuesta solo golpeó la puerta de hierro, y se sentó en la cama. Tomó la almohada y las sábanas y las echó al suelo; se acostó y suspiró.
No sabía cuánto tiempo había pasado, y solo podía pensar en donde estaba Julianne y solo podía sollozar.
—Julianne — murmuró y las lágrimas cayeron por sus mejillas.
Cerró los ojos, y se quedó quieta observando el techo mohoso y viejo del lugar, escuchaba gritos, risas y voces, muchas voces. Estaba cuerda pero sabía que no le iba a tomar mucho tiempo para volverse loca.
—Por favor — pidió y lágrimas caían con más rapidez.
Ambas estaban sufriendo de distintas maneras, Julianne por su parte se encontraba en una celda oscura y mojada, junto su compañera de celda; una chica europea acusada de asesinato de primer grado.
—Deberias de mandar todo a la mierda — escupió su compañera de celda y amiga — mirame a mi, ahora ya no duele.
Julianne asintió — Debería pero, duele de alguna manera. Lo entendería si hubiera perdido lo que yo perdí.— soltó con tristeza.
Le sonrió — He conocido a todo tipo de persona, pero con seguridad nunca alguien bueno que se le haya implicado un falso, y tú Julianne eres el primero. Me asombra que guardes la calma y por eso te he tomado cariño — le acarició la espalda mientras la miraba con ternura.
—Yo le agradezco por completo la amistad, y sabe que en lo que pueda le ayudaré.
La vio y negó — Ya te dicho, no me trates de esa manera, y mejor trátame de tú.
A pesar de todo aquello que estaba viviendo, Julianne había encontrado la amistad sin ambición, ya que ella no podía dar nada. Es más había encontrado aquel pasatiempo que tanto había pensado, y fue escribir. Tomaba algunas hojas sin escribir que le regaló su amiga y compañera de celda, y carbón que hurtaba mientras eran obligadas a trabajar en una mina de carbón.
Era una tarde común, y difícil como todas desde que se le había obligada a abandonar al amor de su vida; sentada en la celda con una vela casi terminada, empezó a escribir una pequeña nota, pequeñas frases que se le venía a la cabeza. Mientras Elizabetta la miraba divertida
—Te lo he dicho Julianne, que eres un diamante en bruto, y sabes; sé que tú no te atreverías a pervertir ni a un ave, y tú sabes que yo sin embargo si maté a ese hombre, pero no estamos para hablar de ello — la miró con una sonrisa — pero, ¿qué tal si escapamos y salvamos a tu damisela en peligro?, creeme que no tengo nada mejor que hacer y la verdad luego de ello, podría seguir con lo mío. — preguntó golpeando una piedra que ocasionaba que se escuchara un eco.
Sonrió — Yo te respondería que fuera hermoso, pero tengo miedo que fracase, o que me lleve la peor desilusión del mundo — negó con su voz triste y decepcionada.
Bufo — Si es como cuentas, ella estará buscando la manera de verte, y creo que no es justo que le dejes todo el trabajo — se quejó.
—Puede ser, pero tengo mucho miedo Elizabetta, miedo a que nos descubran y vayamos a la horca — sus ojos mieles se llenaron de lágrimas y esta negó molesta.
—Bien, yo me iré de todos modos. Si cambias de parecer, mañana te vienes conmigo a la hora de ir a la mina. Tengo todo ya planeado, contigo o sin ti me voy cariño.
Dicho esto le dio la espalda y se acomodo en el piso frío y con olor a humedad.
El matrimonio Gomez había sufrido una crisis, dando así la noticia por todo el lugar; eran la comidilla del pueblo, y sobre todo sabiendo que su hija la señorita Selena Gomez se encontraba en el sanatorio por perversión. Mandy estaba destruida, y había caído en depresión desde que el doctor Donoso le había proporcionado el diagnóstico de su hija, y por su parte Ricardo le recriminaba absolutamente todo a su esposa, y poco a poco había caído en las redes oscuras del alcohol. Muchas veces se detenía en la entrada del sanatorio con la idea descabellada de sacarla de allí, de oírla pero sabía que si mirase el rostro demacrado y la flacuchez de su hija, terminaría volviéndose loco. Pero sin embargo deseaba verla, y así lo hizo, su única hija estaba vistiendo una bata color hueso y sentada en una banca con sus ojos perdidos y lágrimas en ellos. Ricardo sintió como su corazón se había roto, y sintiendo sus pies pesados, y sus hombros como plomo. Se acercó poco a poco.
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Me animé a escribir porque apareció la negra, y yo amo a la negra mis tulipanes del infierno. Y espero se preparen para el final así que nos vimoooos
Ah y se me olvidaba, tengo unas re ganas de escribir una novela basada en “trust nobody” perooo no sé.
Besitos en las gomas.
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Buscando El Arcoíris |Selena Gomez|
FanfictionEn una ciudad de la vieja Europa, vivía una pareja que procrea a una bella mujer; con el tiempo la joven se vuelve una alma libre, obstinada y luchadora. La señorita Selena luchará por obtener los derechos que le han quitado a un pequeño pero gran g...