—Sé que hace mucho no lo come, y pensé que sería bueno que lo volviera a hacer; como los viejos tiempos — le sonrió.
Selena la vio con una sonrisa y sus ojos aguados — Gracias Julianne — acarició la mano de la morena al momento de tomar el pastel de vainilla y crema.
—De nada, yo siempre estaré para usted— la vio por un momento y giró — es mejor no estar cerca, sabe que no nos quieren ver cerca — comentó y se marchó.
Selena observó cómo caminaba Julianne, a paso lento y con la cabeza baja; ingreso a la casa y ella contempló el pequeño pastel para ella, y sólo pudo llorar, lágrimas rodaban por sus mejillas y mordió su labio inferior, estaba tan ofuscada y tan molesta con la vida misma que no entendía porque Julianne parecía no darle importancia y hacer todo para mantenerla a ese nivel.
—Cualquiera se hubiera enamorado de ti, con solo verte y contemplarte; ahora mismo estoy segura que los ángeles existen, es la única explicación que tengo para tu existencia — masculló con una sonrisa triste.
Ni siquiera probó el pastel, solo pudo derramar unas lágrimas amargas y llenas de angustias. Julianne trataba de mantener la paz y la tranquilidad aunque le fuese imposible, su mente y alma se mantenían en su hermana y solo en ella.
—Lo lamento mucho — Le sonrió Mandy tocando delicadamente la rodilla.
Suspiró y la vio de reojo — Ni siquiera sé qué hago aquí — contestó con inseguridad y rascó su ceja derecha —ni siquiera sé, por qué acepté vivir aquí con usted y su familia, ciertamente no me considero nada de esto.
—Se que no fui buena contigo, sé que no lo soy, sé que estás enamorada de Selena y sé que está mal — respondió viéndola de forma blanda.
Ladeó la cabeza con desagrado — Parece que sabe todo, parece que siempre sabe qué decir — respondió apretando los dientes — no discutiré.
—Julianne — la llamó tratando de tomarla del hombro.
La morena se soltó de golpe — No me toque por favor — pidió con desagrado.
—Lo- lo siento — respondió arrepentida Mandy.
Julianne la vio por el rabillo del ojo, giró y se acercó a ella, y la abrazó; fue un abrazo desabrido y torpe, sin gracia pero una acción que hizo temblar el corazón de Mandy; sollozó y apretó a su cuerpo a Julianne, ella quien sólo la había atacado, y la había tratado como lo peor el mundo sólo recibía un abrazo de Julianne, quien tenía todo el derecho de odiarla.
—No lo merezco — susurró.
—Todos nos equivocamos, y hasta el hombre y la mujer más fuerte de vez en cuando desean un abrazo, porque todos deseamos sentirnos queridos — respondió.
—Eres un ángel caído del cielo — comentó viéndola con cariño.
Jadeo — El único ángel que cayó del cielo se volvió el peor enemigo de Dios, el ángel caído es el que le tememos y es quien juega con nosotros — respondió.
—Tienes razón — respondió apenada— pero solo era un...no mejor olvidalo — completó.
—Disculpeme, no debí hablarle así; es sólo que estoy molesta con todo y todos en general— respondió arrugando un poco su nariz.
—Comprendo, y todo a pesar es por mi culpa— respondió con pesadez.
—La culpa es de la vida, quizás de las políticas y los prejuicios, quizás nosotros mismos; nosotros mismos somos nuestros peores enemigos — respondió con una sonrisa triste.
Rafael Montenegro se mantenía al margen, y le importaba poco si tenía cuñada o no, simplemente deseaba ver ahora sufrir a su esposa, y es que nadie podía decirle que no, él era el hombre más hermoso de la ciudad, el poderoso, guapo y millonario Rafael Montenegro.
—¡La odio!— escupió y golpeó el escritorio, sus ojos estaban oscuros.
—Si ya no la quieres dejala, y busca a alguien que te haga feliz —acarició el hombro de su amigo.
Giró y lo vio — Demián, no me toques — apretó su quijada y lo vio molesto — no se me olvida, y puede ser contagioso.
Sus mejillas ardieron sintiendo como algo en su pecho se quebraba — No es contagioso Rafael — respondió herido y cabizbajo.
—¡Como sea! — respondió molesto — no me toques, y debes estar agradecido que no te haya acusado por perversión.
Demián asintió repetidas veces — Tu esposa tiene razón de sobra para no amarte, tu belleza física es la única que tienes, tu corazón está podrido tanto o más que tu casa, sólo sabes lanzar veneno y morder quien intenta extender tu mano.
Lo vio con decepción, lo había amado por tanto tiempo en silencio y se decepcionaba porque se había inventado a otro Rafael, porque el Rafael que pensó que era, realmente no existía.
—¡Vete al diablo fenómeno sodomita! — gritó con odio.
—Pues yo vivo en paz, en cambio tú, tú vives en un infierno, así que creo que puedo irme, lejos de ti.
Acomodo su corbatín, y sus guantes negros, salió de la oficina de su ex jefe y amigo puesto sabía que no iba a poder regresar pero no le importaba, aunque su corazón empezaba a doler, mucho con cada paso que daba. Quizás no iba a poder olvidar tan fácil.
—Me fije en la persona equivocada, no podía esperar más.
Masculló y abotonó su saco hasta arriba del cuello, tembló; no hacía frío no lo suficiente pero él lo sentía así, sentía un frío en todo su cuerpo.
—Dicen que una taza de café para un corazón roto es perfecto, o quizás yo me lo he inventado — murmuraron a su espalda y giró.
La vio confundido —¿Me hablas a mí? — cuestionó.
Sonrió — Si, te hablo a ti. Ven, yo invito, espero no te moleste que una dama te invite a una taza de café — su sonrisa blanca y sincera le hicieron asentir.
—Claro.
Ella hizo un ademán para que Demián la siguiera, y así lo hizo, caminaron por unos minutos, e ingresaron a un pequeño local de comida que estaba enfrente de la calle, cálido y hogareño.
—Un hombre que no le importe verse débil, es un verdadero hombre — comentó antes de sentarse.
—Gracias — le sonrió, no sabía porque pero esa mujer le daba confianza quizás podría ser una maniática pero su vida estaba tan vacía y en la ciudad todos eran cálidos, y rara vez había algo ilegal.
—De nada, y espero no te importe que encienda uno de estos — mostró un pequeño puro delgado y lo encendió.
—No para nada, me gustaría que me dijeras tu nombre.— rascó su nuca.
—Llámame Lizzy.
Le dio una sonrisa un tanto cínica y le dio una calada a su puro.
—Lizzy — masculló tratando de no olvidar el nombre de esa chica fina y delicada.
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Buscando El Arcoíris |Selena Gomez|
FanficEn una ciudad de la vieja Europa, vivía una pareja que procrea a una bella mujer; con el tiempo la joven se vuelve una alma libre, obstinada y luchadora. La señorita Selena luchará por obtener los derechos que le han quitado a un pequeño pero gran g...