—¡Te desprecio! — escupió con fervor y cerró la puerta con seguro.
—Pues yo no, ¡Yo no!. ¡Te amo! — herido se acercó a la puerta cerrando los ojos y conteniendo las lágrimas que amenazaban en deslizar por sus mejillas.
—¡Déjame en paz Rafael! — exigió.
Golpeó la puerta y se giró, fundó su pie a una pequeña mesa haciendo que volara por el aire y cayera en un extremo de la alcoba, gruñó y con sus manos tiró todo a su paso, libros, papel, lápiz; y un candelabro. Gritó molesto y empezó a golpear con su pie la cama.
—Los golpes me dolieran menos que tu desprecio — masculló y una enorme lágrima cayó por su mejilla, sollozo y se echó su largo cabello para atrás y se marchó de la alcoba.
Se acomodo la corbata, y se colocó su sombrero. Bajó despacio los escalones de la larga escalera. Sintiendo sus pies pesados.
—¿Esta todo bien yerno? — preguntó Ricardo ceñudo.
Rafael solo le dedicó una mirada de indiferencia y salió rápido, sin contestarle y menos para hablarle.
Empuño sus manos, y subió dos escalones pero volvió a bajarlos, estaba abatido y frustrado. Movió sus manos y dejó escapar un jadeo de rabia.
—Buenas para nada — murmuró y se fue.
Julianne se mantenía en la cocina y aún con dudas en su cabeza se mantenía atenta a sus obligaciones en compañía de Mummy quien ahora se encontraba sobreviviendo.
—Sabes, estoy enamorada — soltó una sonrisa tonta.
La morena canosa la vio curiosa y la codeo para que hablara.
—¿Debería decirlo? — preguntó Julianne y sonrió — te lo diré si prometes no decirle a nadie, ¿bien?. Es que enserio necesito decirlo porque me estoy ahogando y estoy feliz.— dijo con una sonrisa radiante y la canosa morena asintió repetidas veces.
—Bien, es….estoy enamorada de la señorita Selena — se cubrió el rostro y soltó un suspiro de enamorada.
La morena abrió la boca con horror y negó repetidas veces, y se marchó tirando el delantal que usaba para no llenarse de comida la ropa. Julianne se encogió de hombros y se dedicó a hacer lo que la morena había dejado.
—Quizás no lo tomó por sorpresa — murmuró confundida y probó la sopa de pollo.
Dejó la sopa sobre la mesa de madera y se fue a despertar a su ama, dudosa camino por los escalones hasta que llegó a la alcoba de Selena.
Tocó dos veces seguidas y nadie abría, jadeo y volvió a tocar.
— ¡Ama, soy yo Julianne!— exclamó y la puerta se abrió de inmediato.
—Julianne.
Abrió la puerta recibiéndola desnuda, y sin una pizca de pudor observó a Julianne de arriba hacia abajo mordiéndose el labio inferior. La morena trato de cubrirse los ojos pero sus extremidades no le obedecían; solo deseaba borrar la distancia y devorar a su ama.
—¿No dirás nada?, entra podría verme desnuda mi madre — rió y tomó del brazo a Julianne para adentrarla a la alcoba.
La morena no podía articular palabras, solo observaba el cuerpo de Selena.
—¿Que pasa?, ¡Julianne, dime algo! — exigió aturdida y se echó su larga cabellera chocolate para atrás.
Negó con su cabeza y parpadeó unas cuantas veces — Lo si-siento — balbuceó.
Selena sonrió negando y se mordió el pulgar — Lo que estás viendo ya lo has visto antes, y hasta tocado — habló con voz ronca.
La morena no espero más y se lanzó a atacar los labios de Selena, mordió su labio inferior y la pegó más a su cuerpo, Selena no esperó más y la dirigió a la cama. Solo deseaba enredar sus manos en el cabello suelto de la morena. Tomó la liga de cabello y liberó la cabellera de la morena.
—Te deseo —sonrió sobre los labios de Julianne.
—La amo — acarició el mentón de su ama.
Las manos se entrelazaron y sus cuerpos se enredaron en las sábanas, sudor y caricias. Los jadeos llenaban la alcoba y el calor aumentaba en sus cuerpos, esparciéndolo en toda la alcoba. Giraban en la cama, sin soltar sus manos y el sonido de los besos, se hacían cada vez más fuertes. Hebras de cabello pegadas en sus rostros y sonrisas de amor.
—Eres hermosa Julianne — besó su cuello y volvió a capturar su labio inferior.
La morena rompió el beso y acarició el rostro de su ama, contemplando cada centímetro de este — Su belleza no tiene comparación, y podría jurar que muriera feliz; sabiendo que alguien como usted amó a alguien como yo. Usted y yo; unidas a pesar de todo, me llena y la lleno, sin importar los problemas que hay afuera, solo importa lo que sentimos —Subió su rostro y beso la frente de su amada ama.
Selena oculto el rostro en el cuello de la morena, y suspiró; dejó unos besos en el cuello de su amada Julianne.
—No quiero separarme nunca de ti, Julianne — habló con voz ronca.
Jadeo — Mucho menos yo, usted es todo lo que tengo y lo que más amo en todo el mundo.
Selena buscó los labios de la morena y los fundó en un beso lento y preciso, un beso lleno de amor. De un amor que no podrían borrarle a ninguna. Ese amor era su bendición y maldición.
Mientras Selena y Julianne vivían su amor, el pobre de Rafael recorría las calles de Europa, observando todo y a la vez nada en concreto. Se desató el nudo de la corbata y jadeo de cansancio, vio la taberna abierta e ingresó de inmediato, quizás con un par de tragos liberaría la presión y el dolor que carcomía su corazón y su orgullo de hombre.
—¡Rafael, hombre; qué sorpresa! — saludo el dueño de la taberna con mala reputación de obligar a mujeres a prostituirse.
—Hey..— saludo desganado y se sentó en la barra.
—¿Una cerveza?, ¡Quita esa cara! — le entregó la cerveza y le sonrió — así que, te has casado y cuéntame ¿qué tal la vida de matrimonio? — con un trapo limpio la jarra dónde desvaciaba los barriles lleno de cerveza.
Vio hacia arriba y gruñó — Va bien, complicado pero bien — su reputación estaba en juego y jamás dejaría que alguien hablase que él había comprado una esposa.
—Mmmm— lo vio dubitativo pero negó — te puedo alegrar un poco ¡hombre! — lo vio sonriendo — ¡A ver Margot ven! — llamó a una trabajadora del lugar — alegra el muchacho, ¡Te lo encargo! — rió y se fue a atender a otros clientes como era de costumbre.
—¿Eres lo mejor que tiene Paolo? — preguntó arqueando la ceja.
—Eso dicen y en efecto — respondió ofendida.
—Bien, demuestramelo — la tomó del brazo y se la llevó.
IX
—¿¡Que?! — gritó Mandy, empezó a caminar por todo el salón de la casa. — ¿¡Estás segura?! — tomó de los brazos a la morena quien asintió con miedo.
Mandy soltó bruscamente a Mummy, echándose a llorar y negó repetidas veces. Empezó a sollozar, a gritar frustrada. Y empezó a tirar todo; estaba furiosa y su labio inferior temblaba.
—¡Mierda!— exclamó frustrada y golpeó la barandilla al subir los escalones — mierda — murmuró y subió el rostro, unas lágrimas cayeron por sus mejillas.
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Buscando El Arcoíris |Selena Gomez|
FanficEn una ciudad de la vieja Europa, vivía una pareja que procrea a una bella mujer; con el tiempo la joven se vuelve una alma libre, obstinada y luchadora. La señorita Selena luchará por obtener los derechos que le han quitado a un pequeño pero gran g...