Era una noche hermosa, el cielo estrellado iluminaba el hermoso jardín, lleno de grama; rosas y claveles; aquello en verdad era una vista hermosa, la hermosa casa y la orquesta en vivo. Esa noche sin duda alguna era hermosa y la gente celebraba a lo grande.
—¡Exquisito!, ¡Todo es exquisito! — Alagó Marcus Montenegro —¡Realmente encantador! — beso la mejilla de la madre de su nuera.
—¡Es un placer tenerte aquí! — celebró respondiendo el beso sonoro.
Él se separó de la señora de Gomez buscando con la mirada a la futura esposa de su hijo —No quiero ser indiscreto pero ¿Dónde está mi futura nuera?— cuestionó curioso.
La señora Mandy trago en seco —Cerca del banquete, ya sabe los jóvenes de ahora — rió nerviosa — es la segunda cosa que más le gusta en el mundo — volteó para asegurarse que su hija se encontrara ahí.
—¿Cual es la primera? — cuestiono Marcus hablando al oído.
—Su hijo por supuesto — dijo con seguridad tanta seguridad que el hombre sonrió satisfecho.
—Nuestros hijos harán la mejor pareja de la ciudad — soltó con orgullo aferrando sus manos en cada costado de su saco fino.
La señora Mandy sonrió y levantó su dedo índice — Corrección, son la mejor pareja — arqueó una ceja.
Todo era casi perfecto excepto por algo, la prometida que debería ser la más feliz no lo estaba. Todos pensaban que la señorita Selena Gomez estaba viviendo un sueño hecho realidad, un caballero de clase alta; guapo, musculoso y blanco, lleno de conocimiento; heredero y con el don en sus manos, el chico adoraba a los niños deseando así tener niños propios, deportivo, no bebía alcohol y declinaba cualquier acto de algún índole. Realmente era un príncipe, lástima que ese cuento no podía ser el protagonista.
La dama se había enamorado de su insignificante esclava, y aquel amor era lo más puro, fuerte y verdadero. Era de aquellos amores que no se olvidan mucho menos se supera. Era un amor verdadero que viviría una eternidad, sin importar qué, ellas renacerían para volverse a entregar, esta vida no les alcanzaría para el amor que se tenían.
La señorita Selena estaba completamente nerviosa, hacia todo lo posible por no tener contacto visual con su prometido y menos con toda esa bola de víboras que se disponía a conversar, comer y bailar en el gran salón de su mansión.
—Eres la mujer más hermosa de la fiesta — habló a sus espaldas y para su sorpresa un brazo rodeó la mitad de su cuerpo dejando visible una hermosa rosa roja intensa.
Aquello había puesto nerviosa a Selena obligándola a girarse y a encontrarse a Sr. Rafael — Gracias — respondió cortésmente.
—Me ha dicho tu madre que te has encargado de todo tú sola supongo te llevó mucho trabajo — comentó el joven guapo escondiendo detrás de su oreja un mechón de su ondulado y oscuro cabello.
—Supongo — contestó — ¿Has regresado hoy?, tenía entendido que vendrías hasta en mayo.
Sonrió, aquello hubiera hecho desmayar a cualquier chica, pero a Selena — Regresamos hoy, hemos conseguido un contrato con los del sur, en fin no lo entenderías — bebió de su copa de vino tinto.
La joven frunció el ceño —Creeme que lo entendería, tengo cerebro, todo los tenemos y que sea mujer no significa que el tuyo vale más que el mío — contestó tranquila pero por dentro estaba tan molesta.
Levantó una ceja, era esto lo que le atraía de la joven, sus opiniones modernas y mordaces — ¡Oh ya lo creo! — exclamó en acuerdo — solo no sabía si entenderías administración, las mujeres que he conocido no les interesa y pensé…. — Selena lo interrumpió riendo burlona.
—Deberias de saber que yo no soy una más de esas..— aquello ya le había empezado a irritar.
—Lo se — la vio fijamente — eres diferente cariño — con el dorso de sus dos dedos rozó la mejilla de la joven.
Selena estaba a punto de gritarle que no le llamara de aquella forma pero tenía que contenerse en no hacer el ridículo.
Y la pobre de Julianne ¡Oh pobre de ella!, observaba la escena de lejos sintiendo un dolor punzante entre sus pechos que le recorría todas sus extremidades, contemplaba a la dueña de su alma conversando felizmente con alguien mejor que ella y que estaba destinado a desposarla con la bendición de los padres de su amada.
Desearía ser alguien más, deseo la morena mientras dejaba el recipiente lleno de hielo para la fiesta.
—Deja de verlos — le susurró una joven — los harás enojar — dejó la bandeja llena de fruta.
Julianne asentó aunque le era imposible dejar de ver a su amada con él, ¡No quería! ¡Le jodía!. Empuñó sus manos tan fuertes que sus nudillos se volvieron blancos y se marchó del salón.
—¿Aceptarías bailar esta pieza conmigo? — preguntó haciendo una reverencia.
Indecisa asentó — Claro.
Los brazos del joven rodearon la delgada cintura de Selena, aquello la puso en alerta. Rafael tenía una sonrisa radiante viéndola con amor puro.
—¿Sabes porque motivo hiciste esta fiesta? — preguntó con tono dulce.
—Si.
—¿Estas tan feliz como yo? — preguntó y respiro profundo — se que lo correcto hubiera sido que los reuniera contigo presente junto una sortija pero el viaje — se excusó.
—¿Recuerdas cuando eramos amigos? — él asentó — te sigo viendo de tal forma Rafael.
El corazón del joven se achicó dos tallas, y la vio confundido — ¿Hablas que no me amas? — preguntó como si la respuesta planteada de la joven no hubiera sido tan clara.
—No te amo Rafael.
Sus ojos se cristalizaron — Estas bromeando ¿no? — rió nervioso — yo se que me amas, dime que me amas — la apretó e intentó fundar sus labios junto a los de Selena.
La joven se separó de golpe, soltando el agarre, ocasionando que todos los de la fiesta posarán su atención a la escena, volviendo el ambiente pesado, la señora Mandy corrió de inmediato hacia los jóvenes.
—¿Que pasa? — preguntó fingiendo interés.
La joven solo deseaba salir corriendo del lugar.
—Rafael ha intentado besarme — acusó.
Mandy rió nerviosa — Hija puede hacerlo es tu prometido — apretó su brazo de forma disimulada.
—No lo amo — susurró en el oído de su madre.
La señora la abrazo pero apretó sus brazos — No me importa, vas a casarte con él.
La joven se soltó de golpe — ¡Yo no lo amo! — grito fuerte ocasionando que él gritó retumbara por el salón llegando así al oido de todos y sin esperar ella abandonó el salón.
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Buscando El Arcoíris |Selena Gomez|
FanficEn una ciudad de la vieja Europa, vivía una pareja que procrea a una bella mujer; con el tiempo la joven se vuelve una alma libre, obstinada y luchadora. La señorita Selena luchará por obtener los derechos que le han quitado a un pequeño pero gran g...