—Desearía traerles buenas noticias, y que mi visita fuera por otro motivo — soltó el oficial al ingresar a la misión de los Gomez.
—¡¿Que pasado?! — preguntó la señora de Gomez con desespero, pensando que a su hija le hubiera pasado algo
—Es sobre su yerno, me gustaría hablar con su esposa — habló el oficial.
Mandy dejó escapar el aire, y se llevó su mano a su pecho para poder calmar la ansiedad, el miedo se estaba disipando.
—Puede decírmelo a mi, ella...ella salió de viaje — habló convencida.
El oficial suspiró y lo pensó un momento pero resignado habló: — Su yerno fue encontrado muerto en una habitación de hotel — hablo serio sin importancia.
—¿Qu-é? — preguntó perpleja .
—Como escucha señora, y junto a él se encontraba una señorita que está hospitalizada tanto ella como él fueron atacados — habló el oficial viendo fijamente a Mandy — lo lamento.
—¡No lo lamente!, ¡busque los culpables! — gritó Mandy.
—Señora, su yerno fue encontrado con Lizzy de Medina, una contrabandista, y asesina. Lo que pasó fue simple, la atacaron los rivales de la señorita de Medina y su yerno estaba con la persona y el momento equivocado, pero claro atraparemos los culpables, puede ir a levantar una acta y si puede informarles a los familiares del caballero, si no es mucha molestia, feliz día. — Giró para marcharse, el oficial odiaba dar este tipos de noticias porque odiaba ver rostros con lágrimas, se le hacía tedioso.
Selena y Julianne se encontraba en la estación de correo, la joven se encontraba escribiendo un telegrama dirigido a su familia.
“Me iré al norte, y espero comprendan, les escribo cuando esté establecida”.
—Que sea enviado de emergencia — pidió la joven de ojos café.
Asintió — Estará en dos días en la dirección entregada — aseguró.
Sonrió — Gracias.
Canceló, y giró para ver a Julianne; sabían que este sería la lucha de su nueva vida, y que quizás tendrían que construir y trabajar muy duro, pero no les importaba.
—Empezaremos una vida, donde solo existamos tú y yo, mi amada Julianne — susurró en el oído de la morena.
Julianne sonrió— Es lo que siempre soñé — aseguró.
Caminaron juntas hacia la estación de tren, que se encontraba a tan solo unos pasos de la estación de correos, la joven había traído consigo todos sus ahorros, siendo dueña así de muchas libras que le serviría al menos por unos años.
Julianne observaba a la joven con amor, y ternura. Aquel acto que había hecho, le demostraba que le amaba tanto o más de lo que ella imaginó, y allí estaban las dos sentadas en el tren que las llevaba al norte de París.
—Estaremos lejos, y todo será diferente — dijo con una sonrisa al momento que el tren empezó a sonar su silbato anunciando así su partida.
—Eso espero, espero que todo sea diferente — respondió la morena con la esperanza que así fuera.
El camino fue de lo más tranquilo, caricias y besos por parte de ambas, debido a que iban en un vagón exclusivo, nadie las podía ver así como ellas no podían ver a nadie más, con ventanas oscuras y una puerta de madera fina con unos acabados de oro puro.
—Deberíamos….— la vio con picardía, y Julianne sabía que estaba perdida.
—Aquí no deberíamos — respondió dudosa.
—No deberíamos pero ya no lo soporto— murmuró al acariciar por encima de la ropa a Julianne.
—Esta loca — respondió con los ojos cerrados y un jadeo se escapó de sus labios.
La joven sonrió, y dejó escapar una pequeña risita — Lo estoy, pero te vuelvo loca — aseguró al besar el cuello de la morena.
La ojimiel no lo soportó y giró, la joven de cabello chocolate no evitó reír y separarse de ella.
—Tienes razón, debo mantener la compostura.
Dijo sonriente y se llevó su dedo pulgar a los labios viendo como las mejillas de Julianne se formaban rojas por la excitación.
—Esta bien.
Julianne se acomodó y observó a través de la ventana el paisaje hermoso y tranquilo.
—¿Te has enojado? — preguntó Selena atrás de ella.
Negó y sonrió — No, solo estaba viendo por la ventana, la belleza que me estaba perdiendo. ¿Siempre observó estos paisajes? — giró y la observó.
La joven le sonrió con ternura — Si te has maravillado por esto, no me quiero imaginar cuando lleguemos a donde yo tengo planeado, Julianne veras todo lo que quieras, comerás lo que quieras y nadie te va a humillar jamás, te lo prometo — le aseguró con voz risueña y suave.
—¿Lo promete? — preguntó.
La joven asintió y besó la frente de la ojimiel — Te lo prometo, así como te prometo que el sol saldrá mañana, y que tú y yo estaremos juntas.
La ojimiel sonrió y beso las manos de la joven, las cuales estaban colocadas en su hombro.
—Nadie nos separará ahora Julianne.
Julianne giró y abrazó con fuerza a la joven de ojos café, se mantuvieron así por un tiempo prolongado, abrazadas, respirando el mismo aire. Mantenían sus ojos cerrados, dándose calor mutuamente, enamoradas hasta los huesos de la otra, enloquecidas pero cuerdas, con hambre de la otra, y dispuestas a hacer cualquier locura para poder estar juntas. Ese amor les hacía sentir completas, las hacía volar, y tener sueños, y metas, y una vida donde la otra formaba parte. Les importaba poco las murmuraciones, y si aceptaban o no lo que sentían, ¡al diablo con ellos!, ese amor les hacía sentir vivas, ¡y qué más da!.
En el hospital se encontraba Lizzy, luchando por su vida, con desespero.
—Es una lástima — murmuró una voz masculina al verla postrada en una cama inconsciente — no moriste — sonrió.
Cerró la puerta, y sin esperar tomó una almohada y la dejo reposar encima del rostro de aquella mujer alegre que habían conocido, un mismo círculo de personas, y la apretó, haciendo así que se sofocara y poco a poco perdiera el aire, arrebatándole la vida.
—No debiste haberte metido en asuntos que no te incumbían, eras tú o yo, y sinceramente me prefiero ante cualquier persona — soltó y salió del lugar asegurándose que nadie estuviera cerca.
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Buscando El Arcoíris |Selena Gomez|
FanfictionEn una ciudad de la vieja Europa, vivía una pareja que procrea a una bella mujer; con el tiempo la joven se vuelve una alma libre, obstinada y luchadora. La señorita Selena luchará por obtener los derechos que le han quitado a un pequeño pero gran g...