Nos enamoramos

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CAP. 67

Nos enamoramos.

Lucy.

Todo se esta volviendo negro. Es normal, ¿no?.

Veo como aquella persona que hace un año me hizo tanto daño, ahora llora por mi.

¡Qué  extraña es la vida aquí! . Pero no importa, lo he  disfrutado, la felicidad, angustia, terror, dolor.

Recuerdo como fue la primera noche que pase con el. Horrible, lo insultaba quería que me dejara libre, pero no. Todo fue en vano. Recuerdo como cortaba mis brazos, aquellas pequeñas rajadas que era tan molestas, picaban, dolían, chorreaban de sangre, mi sangre.

En esos momentos ya nada me importaba, solo quería morir. Ya no me importaba como, solo quería cerrar los ojos y nunca despertar, recuerdo cuando acabe muy grave, pero el con toda la intención de divertirle mas, curo mis heridas, claro, me dejó inconsciente unos días para que no pudiera escapar o algo así, la verdad, no lo hubiera hecho, no porque fuera masoquista, solo que, moría de miedo cada vez que pensaba como iba ir por mi, y yo.

Y yo, jamás encontraría un escondite, siempre me encontraría.

No importa ya, ya no volveré ver el sol, no sentiré el viento, ya no sentiré sus rasposas caricias, sus besos fríos, que lo mas profundo tenían un poco de calidez, así es.

Mi asesino, secuestrador, psicopata como lo quieran llamar, cometió un grave error, no, esto no es correcto.

"Nos enamoramos"

Mi vista se vuelve mas y mas borrosa.

Escucho como grita, escucho como maldice a todo el que se me acerque, siento mucho dolor, mi pecho. Estoy muriendo, pero estoy feliz, lo salve.

¿Pueden creerlo?. ¡Lo salve!. Escucho a lo lejos una ambulancia. Veo  con dificultad como corren sus lagrimas por sus mejillas, dios, sus ojos son hermosos, a pesar de mostrar tristeza, se siguen viendo hermosos.



—No, no te vayas... No me dejes solo

— No te dejare solo... Te cuidare



—¡Aléjese de la señorita! ¡O no nos detendremos!

Grito alguien me supongo que era uno de los militares.

—No... ¡No la dejare nunca!

Tres disparos inundaron mis oídos, su brazo sangraba, veía como una pequeña mancha en su pecho se hacía más grande, otra mancha se hacía más grande en el lado inferior de su abdomen, así es. Le habían disparado.

Como dije: "Que extraña es la vida aquí"

Esta vez... Era nuestro final.





—Te amo.

Eso fue lo ultimo que le dije, agarre su cabeza con las últimas fuerzas que me quedaban, con un hilo de voz le respondí.

—Y yo a ti, vámonos, es hora.

Nuestro ultimo beso. Nuestro sangriento beso, fue el mejor de todos. Cerré mis ojos y la oscuridad domino toda mi alma, todo mi ser.



Así fue mi muerte, ahora, no puedo decir que estoy en el cielo, ni en el infierno, solo se que aquí... Esta mi hogar con el... Con mi amado.



—Cariño, ¿que pasa?

Vi su mirada mas tranquila.

—Nada, solo recordaba el primer día en que te conocí

—Me hubiera gustado conocerte en otras circunstancias, perdóname

Frunció un poco el ceño con desaprobación.

— Natsu,  fue lo mejor que me pudo haber pasado

Así es, mi asesino se llama Natsu, Natsu Dragneel.

—Lucy... Gracias.

— No cariño, no hay nada que agradecer. Ahora si vámonos.

— Claro.

Esta es mi historia, me enamore rotundamente de mi asesino, y el... Hizo lo mismo.



Natsu.

Deje a un lado a Lucy, su pulso iba disminuyendo.

—¡Ahora!

Grite con fuerza y varias descargas de algunas metralletas. Abatieron con todos los militares.  A lo lejos lo vi. Sonrei con dificultad.

Ellos cuidarían de nosotras, ya sea de nuestra salud, o nuestros cuerpos.



—Eres un cabron, hijo de puta con suerte.

Tosí y un dolor en las costillas me hizo encoger.

—Ayúdala, aun tiene pulso. Está inconsciente. Si no la tratas, morirá,  Laxus.



Tosí nuevamente.

—Vamos amigo, de peores te he sacado.

En un segundo, vi como el se llevaban a Lucy. Tal vez podría ser la única oportunidad de verla.

—Adiós pequeña.

Laxus, un tipo bastante fornido, me cargo.

Joder, no me dieron en el corazón, si no, estuviera mas muerto que nada. Pero  si no me trataban a las de ya, seria hombre muerto.



—Quemen la casa, Romeo, te lo dejo a ti. Meredy, Salva a Natsu. Levy, baja de una vez y muévete hacia Lucy, necesita atención.

Las sirenas y helicópteros me alertaron.

—¡Joder! Esos cabrones no se cansan.

Grito Laxus desesperado. Me recostó en la camioneta y Meredy me tenía con suero, la bala había salido. Aparentemente no me había perforado ningún pulmón.

Sentí como avanzábamos con rapidez.

—Te tengo que sedar, necesito hacerlo rápido.

Asentí.

La aguja en mi vena me sobresalto. Sentí como la morfina recorría mi cuerpo.

Mi vista se hizo borrosa, hasta que llego a ser nada.

Mi muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora