Hija de la tierra.

Inicio del caos.

La realidad es que no hay nada perfecto, ni siquiera un ser con los dones de un demonio, de un ángel, de un dios y de un mortal era perfecto. Si es muy difícil encontrar un lugar siendo un humano, es casi imposible imaginar el lugar de un híbrido; puesto que el lugar de los humanos es con los humanos, y de ahí se derivan otras múltiples grupos, sociales, laborales y económicos, pero al fin de cuentas son humanos; sin embargo el lugar de ese híbrido no es con los ángeles ni con los demonios, mucho menos con los dioses y sería injusto que los humanos tuvieran que cargar con la existencia de un ser que probablemente no sea una amenaza pero que tampoco sea inofensivo; y exponer a los humanos a la ironía de la ambivalencia, de la búsqueda de la paz y la vida dando guerra y muerte.
¿Entonces dónde esta su lugar si es el único ser de su especie?

Carente de pensamientos y hundida en la frialdad de su mente, Selene; presentía la frivolidad de una catástrofe cerca. Y sabía que ella ni su hermana la provocarían como en sus peleas pasadas. Era algo tan cruel y destructor que probablemente acabaría poco a poco con ella. Era el olor de la venganza.
Ella conocía cada parte de si misma y sabía que, aunque la vida en la tierra no era tan perfecta y que el equilibrio no se había restaurado por completo; era fiable y ella y los humanos seguirían viviendo.
Algo la atemorizaba como sin el peligro estuviera cerca, y este fuera totalmente invisible. Como si los ojos de la maldad la tuvieran en la mira y supieran su punto débil, aguardando la oportunidad para usarlo en su contra.