Capítulo 51

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La cartera está un poco pesada en mi hombro, y aun así espero pacientemente a que Travis responda mi mensaje.

No he venido en mi auto hoy, y eso me preocupaba. ¿Y si esta ocupado o distraído?

Será mejor ir a casa de mi madre mientras espero por el allá. Le envío un mensaje rápido nuevamente para avisarle que estoy en camino a casa de mi madre.

Tomo un taxi de la corporativa que esta cerca de la universidad. El conductor es amable, y mientras avanza por las calles, me pregunto por qué Travis no había aparecido. ¿Acaso simplemente se le ha olvidado?

El taxista me deja frente a la casa de mamá. Antes de salir del auto, le doy su pago y le agradezco por traerme.

La puerta de la casa esta pintada de gris, y el timbre suena con un tono agudo cuando lo toco. Espero unos minutos, nerviosa, hasta que finalmente se abre la puerta principal.

Tía Madeline, con su cabello recogido en una coleta alta, sale a recibirme. Sus ojos brillan al verme.

—¡¿Cómo estás, querida?!—Exclama acercándose para abrirme la puerta.

—Muy bien, ¿y tú?—Le pregunto devolviéndole la sonrisa.

—Estoy muy bien. Tu madre y yo estamos preparándonos para ir al gimnasio.—Me comenta guiñándome un ojo.
Me alegro de que estén compartiendo tiempo juntas. Aunque ambas tienen hermosos cuerpos, ir al gimnasio era una excelente manera de desestresarse.

Asiento, imaginando a mamá y tía Madeline haciendo ejercicios juntas, riendo y charlando mientras sudan. Quizás yo también debería unirme a ellas algún día.

Entro a la casa, el aroma familiar de las velas perfumadas llenando el aire. Mamá esta en la cocina, preparando una ensalada. La abrazo con fuerza.

Agradecida de tener un lugar al que siempre puedo llamar hogar.

—¿Cómo está Travis?—Me pregunta.
Había dejado de pensar en el. Ahora no sé si estar molesta o tranquila.

Quizás Travis se había olvidado de mí, pero ya no me importa. Tengo a mi madre y a tía Madeline, y eso es suficiente para hacer que mi corazón se sintiera tranquilo.

—Está bien.

—¿Quieres acompañarnos?—Me pregunta mamá apareciendo. Me da un fuerte abrazo.—Puedes colocarte algunos conjuntos que tengo nuevos. Vienes muy poco a visitarnos.

A pesar de mi extenso viaje, anhelo enormemente estar cerca para disfrutar de la grata compañía y, sobre todo, aprovechar la presencia de la tía Madeline, quien se encuentra de visita.

Siento que me vendría bien acompañarlas y participar en alguna actividad física junto a ellas.

—Bien.—Accedo.
Salimos de la cocina para dirigirnos hacia la habitación en compañía de la tía Madeline.

Sobre la cama, se exhibe diversos conjuntos exquisitos destinados a la práctica deportiva, pero uno en particular captura mi atención con su tonalidad negra.

—Este es el que deseo.—Expreso al tomarlo entre mis manos.

—Lucirías espléndida con aquella elección.—Dice tía Madeline.
Para confirmar su afirmación, decido probármelo y así constatar si es adecuada armoniosamente a mi figura.

—¿Y Abigail nos acompañará?—La curiosidad de mamá no se hizo esperar.

—Lo hará solo que vendrá después de nosotras.—Contesta.
Por supuesto, ya que ella está en clases y saldría más tarde.

You Will See Me Again ©  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora