En el lienzo de la vida, se traza una historia de amor etérea entre Jayden Lane, una joven de veinte años rebosante de simpatía y singularidad, y Travis Gunnarghersi, un hombre de virtudes exquisitas: sensatez, carisma, respeto, paternidad solitaria...
Travis ha venido por mi, está conduciendo hacia el lugar donde se supone que es el acontecimiento y la verdad es que estoy nerviosa.
—Confía en mí, lo harás conmigo, saltáremos juntos.—Me sonríe. Para saltar con el debe ser todo un experto con el paracaídas y eso me tranquiliza un poco.
—¿Cuantas veces has saltado?—Le pregunto.
—Las necesarias.—Contesta calmado. Las preguntas venían.
—¿Lo has hecho con Lucas?—Le pregunto una vez más.
—No, le he prometido hacerlo cuando tenga por lo menos trece años.—Me dice un alucinado. Es obvio que Lucas quiere hacerlo, y no ha podido saltar por su edad.
Llegamos al lugar y Travis estaciona su auto para después ayudarme a salir de su auto, siempre siendo amable y caballeroso. Puedo observar como mi piel se eriza al ver el transporte de lanzamiento de paracaídas.
—No gracias.—Le contesto anonadada. Travis me toma de la mano y caminamos hacia las sillas tándem. Al parecer no estuvo de acuerdo con mi respuesta por los nervios.
—Si no quieres hacerlo me gustaría que me vieras.—Me dedica una sonrisa. Me fijo de sus hermosos dientes, su sonrisa completa. Quiero hacerlo con el, no quiero tener que arrepentirme.
—Lo haré, he aceptado porque quiero hacerlo, quiero sentirme con agilidad como una pantera, capaz de superar las cosas difíciles.—Murmuro.
—Sorprendido panterita, no me demoro.—Me guiña un ojo y se retira dejándome a solas. Solo nos encontramos nosotros y aquellos hombres más que están en el transporte del lanzamiento. Me siento extraña el estar sin mi cartera, la he dejado en el auto de Travis puesto que no es necesario.
A los minutos Travis se acerca con uno de los hombres que se encontraban en el transporte.
—Buenas tardes señorita Lane, le indicaré las instrucciones...
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No creí que fuera capaz de hacerlo estando ya arriba, Travis solo trataba de no reírse de mí. Al saltar con él sentí que caía en un vacío como en los sueños, también supe que con nuestros cuerpos podía acelerar y la sensación era diferente, mi corazón iba por mil, pensé que se me podía salir. Es una experiencia bastante confusa, no sé si me gustó o no, pero me gustaría volverlo hacer.
—Me gustaría volverlo hacer.—Le confieso.
—Sabía que podía agradarte.—Me dice dándome una botella de agua sellada.—Te ves increíble así.—Me sorprende con un beso en los labios. Sus labios están húmedos y dulces, su lengua indaga mi cavidad oral.
Me siento segura correspondiéndole debido a que nos encontramos a solas cerca del auto.
—Podemos hacerlo de nuevo cuando quieras.—Murmura entre mis labios.
