Capítulo 4.

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Narrador Adam McCready

Llegamos tras unas horas al noroeste de la nación, pues perdimos desde hace demasiado tiempo a Lucy. Estamos en un bosque, por suerte pudimos hacer fuego, al menos las clases de supervivencia nos ayudaron para mucho. Estábamos entre los arboles. Al menos estábamos socializando un poco, ya podemos conversar, pedir ayuda, conseguir cosas en grupo. 

Ahora estamos asando un conejo.

Creo que la única que sabe lo que sucede acá es Lucy, y creo que cuando llegue nos traerá malas noticias... si es que llega. Aun me sorprende todas las cosas sobrenaturales que le han pasado a Lucy y a nosotros ¿Por qué nos atacan a nosotros? ¿Qué tenemos de especial? 

Repartieron un pequeño pedazo para cada uno, pues era pequeño y estaba anocheciendo otra vez y no queríamos ir a cazar otra vez, a mí me dieron la pata, me la comí con mucho nervios, jamás había probado tal comida como esa. Yo estaba apoyado en un árbol y lo último que vi fue una estrella que pestañeaba con su luz fulgurante. 

Estaba plácidamente soñando cuando un ruido me despierta, abro los ojos súbitamente y veo que Lucy estaba al frente mío parada, seria y con los brazos cruzados. Por el susto retrocedo pegándome en la cabeza contra el tronco y a ella se le sale una risa.

-Pensaba que no ibas a llegar.- le dije con seguridad.

-Llegue con una mala noticia - lo sabía -. El laboratorio nos quieren capturar, yo los provoqué pero no fue mi gran intención, nosotros no queremos volver al laboratorio y para asegurarme que no volveremos y dejarlos con las ganas les dije que les daba mi vida si ellos me logran capturar a ustedes y a mí... yo sabiendo de que ustedes no querían volver me asegure de lo que había dicho y no me retracte.

-¡¿Estás loca?!- reaccione en seguida - ¡Somos apenas 30 y ellos son el triple...! ¡No, me equivoco, son como 1000!- ella rodea los ojos.

-De algo estoy segura y es que por más que muchos que sean no nos van a poder ganar...- me paro cruzado de brazos.

-¡¿Por qué lo hiciste?!- le grité y pregunte a la vez.

-¡Porque en los bombardeos murieron mucha gente por culpa de nosotros y yo no quiero que esas personas mueran en vano!- me contestó.

Tiene razón, es culpa de nosotros los bombardeos y además lo que paso con ese tal Afro, así que yo tengo ahora la misma opinión de Lucy. Por suerte, sobraron (aunque sea sorprendente) unos pedazos de carne para que ella se pudiera alimentar, ella no me decía nada... solo comía y se habla a si misma en la mente - se notaba -, yo solo la miraba. Siempre había pensado que las mujeres son el sexo débil, pero al ver a Lucy... me di cuenta que no, que ellos pueden ser el doble de nosotros y ahora entiendo porque las mujeres maduran antes que los masculinos.

De apoco los otros empezaron a despertarse, solo quedaron mirando a Lucy atentamente sorprendidos de que ella volviera sana y salva y si ningún rasguño. 

-Es hora de irnos...- se para Lucy y sacude sus manos.

-¿Dónde quiere que vayamos?- pregunta una chica rubia de ojos verdes, esperando una respuesta con ansiedad.

-Yo le diré a Adam... porque yo iré en busca de Afro.- dice y me agarro del brazo y me llevo atrás del  árbol en que estaba apoyado.

Ella suspiro y me dijo:

-Iré en busca de Afro, tú estas a cargo de todo lo que suceda... será un poco peligroso pero quiero que me sigan a mí y ustedes estén a salvo y vayan a la ciudad más cercana ¿Me entiendes?- yo ladeo la cabeza.

-¿Estás loca? Sí te persiguen morirás...- le dije.

Estaba tan seguro que le podían hacer daño y yo me sentiría culpable.

Lucy: Empatía es venganza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora