A day in the life (The Beatles)

Capítulo 29. La India.

Es bien sabido que desde la grabación de su película "Help!", en el año mil novecientos sesenta y cinco, Los Beatles quedaron fascinados con la cultura India y muchas de sus variantes, siendo George Harrison el que más se involucró en dicha religión gracias a su esposa también. Harrison visitó la India y tomó clases de sitar con un buen maestro cuyo nombre era Ravi Shankar.

Los mismos Beatles, gracias a Pattie, asistieron a una conferencia dada por Maharishi Mahesh Yogi, quien sería una especie de mentor para ellos tras la muerte del manager del grupo, Brian Epstein. También fueron a un seminario de él en Bangor, Gales, en el sesenta y siete.

Y es aquí, con el mismo Maharishi Mahesh Yogi, que los invito a su campamento de meditación trascendental en la India, donde inicia esta nueva etapa y aventura. George Harrison fue el primero en saber lo de la invitación del Maharishi y se encargó de avisar a sus compañeros. Con esto, George tenía una idea. En la India tenían la creencia de la reencarnación, lo cual le ampliaba los horizontes con respecto a la muerte de su amigo. Citó a John y Ringo en los estudios Abbey Road para comentarles.

—Además, si vamos a la India podemos encontrar una forma de hacer que el espíritu de Paul reencarne en el cuerpo de Faul —decía George.

Ringo, al escuchar tal comentario, rodeó los ojos y trató de contener la risa. ¿Qué clase de espíritu buscarían si no había ninguno en realidad? ¡Paul estaba más vivo que los mismos Beatles!

—¿Reencarnar? —ese fue John. —Nunca se me había ocurrido pensar en esa posibilidad. ¿Crees que sea posible, George?

John miró a Harrison de forma peculiar. Agarró el vaso de agua que se hallaba en la mesita de estar y bebió un poco.

—Nada perdemos con intentar —respondió George. —Tengo buena certeza de que allá encontraremos la respuesta a nuestros problemas: Paul volverá a la vida, dejamos las pistas en los álbumes y nos desharemos de Faul sin deberle una maldita explicación a Maxwell o el MI5.
—Will —le interrumpió Ringo con desdén. —¿Por qué no dejas de llamarle "Faul", George? Puedes decirle Will o William, incluso Billie. Él no se llama Faul...

Tanto John y George se quedaron callados y miraron a Ringo como si fuese un loco o un completo extraño. Ringo se mantenía firme con sus palabras y, sobre todo, serio.

—Will, William, Billie Shears, Faul, ¿qué diferencia hay en eso? —replicó John. —¿Qué te ocurre, Ring?
—Sí —convino George —. Desde finales a inicio de este año andas todo extraño.

Ringo bufo.

—No me ocurre nada, ya te lo dije George. Es solo que comienza a hartarme la inmadurez con la que tomamos la muerte de Paul.
—¿Inmadurez? —replicaron John y George al mismo tiempo.

Starr asintió.

—Sí —prosiguió el hombre de los ojos azules. —¿No se dan cuenta? Eso de querer reencarnarlo es la mayor estupidez que he podido escuchar, y eso que respeto las creencias de la India y su cultura en general.
—No comprendo porqué te parece tonto o estúpido —espetó George. —¡Está puede ser nuestra última oportunidad!
—¡Una muy tonta! —clamó Ringo. —¿No se dan cuenta? Sí Paul murió hay que aceptarlo ya, ¿para qué vamos a llamar a su espíritu que merece descansar en paz? —y eso no lo podía creer más fingía. —Dejemos a Paul, ya hicimos lo que pudimos con las canciones, las portadas, nuest...
—¡Basta ya, Ringo! —le gritó Lennon. —¡Deja de decir sandeces!

Deja de decirlas tú, Lennon, pensó Ringo cruzado de brazos.

John se puso de pie y lanzó al suelo el vaso, el cual se rompió en el acto. Se escuchó el crujido de los vidrios quebrarse más de lo que ya cuando John camino sobre ellos. Tanto Ringo como George guardaron silencio y miraron a su compañero con cierto temor. John se veía molesto por las palabras de Ringo, mirando a éste muy serio.