Capítulo 20: TU MIRADA VALE ORO

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     Qué terrible día, me gusta dibujar pero no soy una experta en ese campo, pero tampoco pésima; como me hizo sentir el maestro, durante la madrugada pasé pintando un cuadro que revisó el maestro durante la clase, realmente yo me sentía satisfec...

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     Qué terrible día, me gusta dibujar pero no soy una experta en ese campo, pero tampoco pésima; como me hizo sentir el maestro, durante la madrugada pasé pintando un cuadro que revisó el maestro durante la clase, realmente yo me sentía satisfecha con el trabajo que había hecho, pero todas mis expectativas se vinieron abajo con la calificación que me puso, me sentía terrible solo quería irme a casa. Cuando al fin acabó la dichosa clase como es de costumbre las chicas y yo fuimos al bar.

-Hace una hora atrás Angélica y yo fuimos al bar, dijo Johana rompiendo el silencio, ya que todas salíamos desanimadas de la clase de pintura.

-Y vimos a Evan, dijo Angélica continuando con la conversación.

-Ah... Gracias por avisarme respondí sin ánimos.

-Estaba en las mesas del bar con dos chicas, mencionó Johana.

-¿QUÉ? Todo el desánimo se convirtió en desesperación.

-Johana no le digas eso, pobre Amanda no ha tenido un buen día, con eso la haces sentir peor, intervino Elisa en mi defensa.

-Lo siento, mi deber es informarla, se defendió Johana.

-¡Vaya que bonito día! Dije desalentada!

-Pero estaba sentado con el celular, ni siquiera les prestaba atención a las chicas con las que estaba, volvió a hablar Johana.

-¿Por qué no empezaste por eso? Le dije algo molesta, bueno cuando él está con sus amigos nunca saca su celular, siempre está conversando con ellos, quizá solo  se sentó con ellas porque no quería estar solo.

Caminamos hacia unos bancos que están cerca del bar y nos sentamos a conversar.

-Justo ahí en esa mesa estaba sentado Evan con dos chicas, gritó Johana mientras señalaba hacia las mesas.

-No señales, no grites Johana, dije preocupada, no quería que alguien nos escuche hablando de Evan.

Las mesas aparentemente estaban vacías, parecía que no había nadie.

-Gracias por hacerme sentir mejor le dije a Elisa mientras nos dábamos un abrazo.

Justo nos dimos cuenta que Evan seguía en esa mesa con más personas, solo que no lo habíamos notado porque un pilar tapaba esa mesa por eso aparentemente parecía que no había nadie.

¡Ay no! ¿Habrán escuchado a Angélica, la habrán visto señalar hacia su mesa? Cada vez esto se vuelve más obvio.

-Evan también está abrazando a un amigo y te esta mirando, dijo Elisa mientras nos seguíamos abrazando.

-Pero ¿qué? Quizá él me quiere demostrar que también es cariñoso o algo así...

« Ok, eso está raro »

« Ay cállate cerebro ¿acaso los amigos no se pueden dar un abrazo? »

«...»

     Seguí conversando con las chicas ya que aún no venían a ver a Elisa. De repente Evan se levantó y se fue de la mesa con un amigo hacia la Torre uno.

     Yo empecé a beber agua y mientras mantenía el agua en los cachetes regresé a mirarlo hacia donde él iba, él estaba de espaldas y yo pensé que no iba a voltear a verme, pero me equivoqué, lo miré por unos segundos con mis cachetes inflados de agua y el regresó a mirarme, el volteo, ¡pero que romántico!

« ¿Estas consiente de que te ves ridícula? »

«Oh Dios es cierto él me está mirando y yo me veo patética, traga el agua, traga el agua »

-¡Ay no! me quedó mirando mientras tenía agua en los cachetes, le dije a Elisa mientras me volteaba de inmediato por la vergüenza.

-Tranquila, eh... Quizá el piensa que eres una chica muy vitalista, que te gusta hidratarte, dijo Elisa consolándome.

-¿Tú crees?

-No, pero quien sabe...

     Luego de ese patético pero hermoso momento, la vinieron a ver a Elisa y yo me quedé conversando unos minutos más con Angélica y Johana, minutos más tarde Evan volvió a pasar, pero esta vez muy cerca de nosotras, el me quedó mirando, nunca nos habíamos visto tan de cerca, se lo veía hermoso, el sol estaba tan encendido que hacía ver su cabello más claro de lo usual y sus ojos brillaban, era sencillamente casi perfecto, su amigo también me quedó mirando, yo no pude sostener la mirada más de dos segundos ya que me dio vergüenza y en seguida agaché la mirada. Evan y su amigo volvieron al bar pero se sentaron en la planta alta, él se sentó diagonal a mí y a cada segundo volteaba a verme yo también le devolvía la mirada pero me era tan difícil mantenerla ya que él me pone muy nerviosa y soy extremadamente tímida como para tener el valor de mantenerle la mirada. Después pasó Jack con sus amigos, se dirigían al bar, Jack se dio cuenta que Evan estaba en el segundo piso y empezó a señalarlo como loco.

« Tus amigos más obvios no pueden ser »

Yo me hice la loca como que si no lo conocía y seguí conversando con Angélica.

Finalmente vinieron a ver a Angélica, Johana y yo nos despedimos de ella y luego nos dirigimos al bar a despedirnos de Jack pero con el propósito de que Evan me vea.

-Agachó su cabeza para mirarte me dijo Johana mientras me terminaba de despedir de Jack

-Eres una malvada interrumpió Jack

-¿Qué? ¿Por qué?

- Te vienes a despedir de mí para llamar su atención.

Lo miré y me reí, no podía negarme realmente lo había hecho por ese motivo.

Johana se despidió de Jack y cogimos el bus para regresar a casa.


     Mi día no empezó bien, pero él lo cambió completamente, nunca pensé que una mirada puede decir mucho y a la vez nada, solo sé que su mirada vale oro, vale más que mil palabras, vale mucho más que vivir el momento sin esperar más de lo que hay, vale más de lo que pueda escuchar y sentir, es lo más valioso que he podido contemplar, aquella dulce y perfecta mirada.


Perfectos DesconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora