Sinopsis
Amanda Farber empieza una nueva etapa de su vida... La universidad, su único objetivo era estudiar sin involucrarse sentimentalmente con las personas que la rodean; ya que en el pasado había aprendido a no confiar, a no entregar su corazón...
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Hoy me desperté muy temprano para ir a clases, cuando llegué no había nadie así que me senté en el balcón de la TORRE 1 a escuchar música con mi Tablet, pasó media hora y llegaron Elisa y Jack, él se sentó junto a mí y Elisa se quedó parada frente de nosotros.
-La semana pasada me fui a la playa y me compré este collar, dijo Elisa mientras se acercaba a enseñarme su collar, pero sin querer sus manos se chocaron con las mías que tenían la Tablet haciéndola caer de inmediato.
-¡¡¡Elisa!!! Mi corazón se aceleró.
-¡Lo siento tanto, lo siento, lo siento!
Elisa cogió la Tablet y revisó que este bien.
-Siento como que si se me hubiese roto el corazón, esa Tablet es como mi hija, dije angustiada.
Mientras pasábamos por ese momento tan eufórico y con mi corazón acelerado, me di cuenta que del salón que se encontraba junto al mío, salía ¡Evan! Todo este tiempo su salón de clases ha estado junto al mío. En ese momento tenía una mezcla de emociones mi corazón estaba acelerado por lo que sucedió con mi Tablet y se aceleró mucho más al ver a Evan.
El me miró, retrocedió y volvió a entrar a su salón de clases.
¿Será que lo tomé por sorpresa? Después de todo ninguno de los dos se lo esperaba...
Volvió a salir de su salón de clases, pero bajó corriendo las escaleras.
« ¿Qué sucede contigo Evan? Eso fue tan dulcemente infantil »
Después de esa pequeña sorpresa entramos a clases, honestamente no podía concentrarme me pongo mal después de ver a Evan, durante toda la hora de clases me puse a pensar y pensar en él, es terrible, es tan infantil de mi parte, estoy en la Universidad y debería concentrarme en mis estudios.
« Vamos por mal camino Amanda, no digas que no te lo advertí »
« Lo sé mi estimado cerebro, pero ¿no se supone que tú eres el responsable de mi concentración?»
«No es mi culpa que te estés enamorando»
« ERROR, el que se enamora es el cerebro, así que tú tienes la culpa »
«No es mi culpa que sea tan lindo »
«Ah perfecto... Ahora tu estas de mi lado»
«Estamos perdidas...»
-Amanda coge tus cosas que ya acabó la hora de clases, me dijo Angélica despertándome de mi pelea cerebral.
- ¿Ya acabó la clase? ¿Tan rápido?
-¿Rápido? Esta fue la clase más eterna del mundo, se nota que no estabas prestando atención, apresúrate que en pocos minutos empieza la otra hora de clases y quiero comer algo en el bar, me dijo mientras me jalaba del brazo.
Bajamos las escaleras Angélica, Johana, Elisa y yo y mientras salíamos de la TORRE 1 para dirigirnos al bar, Evan venía con un chico frente a nosotras, él me estaba mirando, yo lo miré y le sonreí por tres segundos y volví a conversar con Elisa, pero él me seguía observando, regresé mi mirada hacía el para asegurarme si realmente él me estaba observando y fue entonces que el hizo un saludo con su cabeza como un ¿Qué pasa? O un ¿Qué hubo? O quizá un ¿Qué tal? Mi única reacción fue agachar la cabeza, mirar hacia el piso y acelerar el paso, había más personas atrás de mí, lo más probable es que el saludaba a otra persona, no a mí, no hay motivo, no nos conocemos, fue tan extraño, que no le devolví el saludo.
«Eres una tonta Amanda, ¿por qué no le devolviste el saludo? »
«Porque había muchas personas en el mismo lugar, y si no era conmigo y le devolvía el saludo quedaba como puerca »
« Puede que tengas razón »
« ¿Puede? ¿No se supone que tú eres el que debe razonar? »
«Basta no podemos seguir peleando, debemos ser un equipo para solucionar todas estas confusiones con Evan »
« De acuerdo... »
Caminamos al bar y de pronto Evan aceleró el paso rebasandonos, Ok eso fue como un ¡HOLA estoy aquí!
«Está loco »
Compramos comida en el bar y el pasó cerca de mi unas dos veces más.
Fuimos al laboratorio, teníamos clase de Computación Aplicada al Diseño, al final del día me dejó con muchas interrogantes; nuevamente, pero estas son preguntas positivas no como las anteriores que pretendían que lo olvide, quizá si me saludó a mí; pero quien podría asegurarme eso, solo el mismo, quizá algún día se lo pregunte, quizá...
