CAPÍTULO 29: AÚN NO ESTOY LISTA PARA OLVIDARTE

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     Hoy desperté tarde, ya no tiene sentido despertarse temprano con el fin de toparme a Evan antes de que empiecen las clases. Para no perder la costumbre fui con una blusa nueva, maquillada y bien peinada, me senté en el balcón con Jack a jugar Charadas, minutos más tarde Evan se acercó al balcón a asomarse, por un segundo creí que él se acercaba para saludar a Jack, ya que ellos se conocen; mi corazón se aceleró cuando lo vi cerca, pero el como ya es de costumbre me ignoro solo se asomó y rápidamente volvió a su salón de clases.

-Jack invítalo a jugar con nosotros, dije al no soportar más que me ignore.

-¿Estás segura? ¿No te vas a poner nerviosa y luego hablar tonterías? Me respondió.

-¡NO! Bueno no lo sé. Invítalo.

-De acuerdo. ¡Oye flaco! ¡Sí, tu flaco!

Empecé a reír de los nervios y mi corazón se aceleró mucho más al ver que Evan se detuvo y nos quedó mirando.

-¡Si, tu flaco ven a jugar con nosotros! continuo diciendo Jack, pero mirando hacia otro chico para que Evan piense que no era a él a quien llamaba.

     Yo seguía muerta de la risa, muerta de nervios y con una pizca de esperanzas al creer que el vendría a jugar con nosotros, pero no fue así, el entró a su salón de clases y no lo volví a ver hasta la hora de salida. Fui con las chicas al bar a comer, media hora después vi a Evan y me di cuenta de lo mucho que lo extraño, que es difícil olvidarlo, que su indiferencia duele más que una quemadura de tercer grado y que por dentro moría por hablarle, moría por correr y abrazarlo, asegurarme de que existo para él, al menos eso, solo eso... Lo observé por unos segundos mientras él estaba de espaldas a mí y empecé a decirle a Angélica:

-Ya no te quiero Benjamín, ya no quiero saber nada de ti, me has roto el corazón, terminamos, dije mientras lo seguía mirando.

-¡Cálmate! no lo digas tan alto, te puede escuchar, dijo entre risas.

-Por eso dije Benjamín, él no sabe que ese es su sobrenombre.

En ese instante el chico que estaba sentado en una mesa atrás de nosotras se levantó a comprar, entonces me di cuenta que aquel chico es el hermano mayor de Evan y que escuchó y vio toda la escena que hice.

« Ahora si estamos fritas »

« Eso me pasa por indiscreta y dramática »

-Angélica, creo que ese es el hermano de Evan dije en voz baja.

-No, puede ser, el escuchó todo, pero tranquila el pasó por aquí y no se acercó a saludarlo, puede que no sea su hermano.

-De acuerdo si no se acerca a hablarle es porque no son hermanos, me apresuré en decirlo porque en ese mismo segundo Evan se acercó y empezó hablar con él.

-Ahora si ya fuiste, mejor cámbiate de universidad dijo Angélica muerta de la risa.

-¡No puede ser, qué vergüenza!

Evan estuvo unos minutos hablando con su hermano, hablaban tan bajito que no lograba escuchar lo que se decían.

-Acompáñame a la máquina a comprar unas galletas me pidió Angélica.

Accedí de inmediato al ver que Evan venía en esa dirección.

     Caminamos junto a él y yo lo miré intensamente, para que me notara, pero fue en vano, me ignoro por completo, el subió al segundo piso del bar con un amigo, Angélica y yo volvimos a sentarnos en las mesas del bar después de comprar las galletas, después Evan fue a la Biblioteca y al fin, ¡al fin volvió a mirarme! Me miró un par de segundos y entró a la Biblioteca, luego Angélica me pidió que la acompañe al baño, mientras caminábamos hacia el baño, Evan salió de la Biblioteca y volvió dedicarme una mirada; neutra, pero tan valiosa para mí.

Volví a ilusionarme, aún me gusta, no estoy lista para olvidarlo, vamos por otra oportunidad.

-Sigo con hambre, escuché decir a Angélica.

-Vamos a la Gasolinera a comer algo, dijo Johana

-Está bien, pero invitemos a Evan dije.

-No te atreverías.

-Yo no, pero tu si Angélica.

-No, ¡qué vergüenza! Ni siquiera lo conocemos.

-Es verdad, será para otro día.

    Fuimos a la Gasolinera y compramos un litro de helado, nuevamente no paraba de pensar en Evan, volví hacer de Evan mi mundo, y aunque en el fondo no esté de acuerdo con eso, me gustaba y eso me hacía feliz, muy feliz. Después de comernos un litro de helado volvimos a la Universidad, y toda la supuesta felicidad que había vuelto a construir se vino al piso, al ver a Evan con una chica por las máquinas. Él estaba molestándola, ella se reía, él le alborotaba el cabello y ella se dejaba, cuando me vio todo quedó en silencio, yo pretendí ignorarlo, le di la espalda y subí por las escaleras sin mirar atrás. Ahora todo tiene sentido a él le gusta otra chica, por eso me ignora, nunca le gusté, y yo simplemente no puedo olvidarlo, yo fui la boba que se enamoró de un perfecto desconocido.

Perfectos DesconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora