{Capítulo 25}:

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—Decidme—dije sentándome en el sofá.

—Papá: Hija, venimos del aeropuerto.

—¿Del aeropuerto? 

—Papá: Sí, hemos comprado unos boletos. Tenemos que hacer un viaje.

—Wow, ¿un viaje? ¿A dónde?

—Mamá: Ji, tú no irás hija.

Ouch, eso dolió. 😢

—¿Por qué...?

—Papá: Es un viaje muy importante, de negocios, cariño. Tengo que ir a representar la empresa. Tu madre me acompañará, así que es preferible que tú te quedes aquí, estudiando. Tu madre y yo lo hablamos, y no te quedarás sola. Para nuestra calma ya lo hablamos también con Iroshi y Brenda.

—¿¡Cómo!? 

No, espero que no sea lo que estoy pensando, por favor...

—Mamá: Te quedarás con ellos mientras nosotros estemos de viaje. Así estaremos más seguros. 

..., era lo que yo pensaba.

—Pero, ¡no! ¿Por qué? Yo podría quedarme aquí. Tengo diecisiete y sé cuidarme sola, mamá. 

—Papá: Lo sabemos, Ji, pero ya lo hablamos y tendrás que quedarte allí. Son nuestros amigos, ¿y quiénes mejor que ellos? Son como familia, hija.

—¿Cuándo os vais?—Resoplé resignada.

—Mamá: El vuelo será ésta tarde–noche, sobre las ocho. 

—Papá: No había otro...—yo los miré sin estar conforme—. Hija, serán como dos semanas o así. No te preocupes. Ya verás lo bien que te lo vas a pasar con ellos—sonrió. 

Sí, bueno, nada mejor que compartir estancia en una casa con Jimin dentro, nótese el sarcasmo. Mis padres no saben lo que dicen.

—Mamá: Como hoy mismo tienes que irte con ellos, te preparé la maleta.

—Gracias...

—Mamá: De todas formas, mira a ver si te falta algo. 

Me fui a mi cuarto y en efecto, allí había una maleta. La abrí para ver la ropa que me puso mi madre y de nuevo la cerré. Ella siempre sabía lo que me gustaba así que la ropa estaba bien, de todas formas sólo iba a pasar como dos semanas ahí.

Me senté en la cama y resoplé. Estaba comenzando a frustrarme.

¿Por qué? ¿Por qué tengo que irme a casa de él? ¿¡Por qué la vida se empeña en cruzármelo siempre!? 

Un momento, ¡estaré en casa de Jimin! Ahora sus palabras de hoy en los servicios vinieron a mi mente:

« —¿Quieres que no me vuelva a acercar a ti? Pues cuánto lo siento, porque eso no podrá ser posible.

—¿Cómo?

—Ah, ¿no lo sabes?

—¿Saber el qué? ¿A qué te refieres?

—Pronto te enterarás... Posiblemente recibirás la noticia esta tarde.—Tras decirme eso se fue dejándome sola. »

Maldición, se refería a esto...

Entre el amor y el odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora