{Capítulo 38}:

34 4 10
                                    

Comencé a sentir mucho miedo. Tragué saliva y traté de guardar la calma.

Por alguna razón me sentía observada, y no estaba lejos de la realidad, alguien estaba en mi habitación.

Me encontraba en pánico, no podía ni siquiera voltear. No podía articular ninguna de mis extremidades.
Sentí como se daban pasos por mi habitación, aproximándose, había alguien justo detrás de mí ahora mismo.

Estoy muerta...

Aferré fuertemente la toalla a mi cuerpo mientras lloraba interiormente. Ni siquiera era capaz de producir ruido.
Mi respiración comenzó a ser más rápida que de lo normal y sentía que el corazón se me iba a salir por la boca en cualquier momento.

—No tienes ni idea de lo jodidamente hermosa que te ves así...

Me susurró al oído, enterrando su cabeza en mi pelo, oliendo mi aroma. La respiración de esa persona chocaba en mi cuello. Mi piel se erizó y no por el frío, sino por el miedo. Era mi fin.

—No sabes lo sexy que luces mojada y envuelta en esa toalla que apenas cubre tu cuerpo, pequeña.

Su mano viajó hasta mi cintura, pasando por mi vientre y empujándome hacia atrás, cortando la distancia entre su cuerpo y el mío y dejándole un perfecto acceso a mi cuello, el cual comenzó a besar.

Cerré los ojos, presa del pánico. Quise gritar, pero tenía un nudo en la garganta que me lo impedía. Una lágrima brotó de mis ojos.

—Eres tan irresistible, que no me puedo contener—dijo ya en un tono más audible, ya no eran susurros.

En ese momento la lucidez bombardeó mi mente, supe perfectamente de quién se trataba, lo cual no se si me calmó o me atemorizó más aún;

Taemin...

El silencio reinaba en la oscura habitación. Taemin aferraba con fuerza sus manos a mi cadera y su respiración, la cual ya estaba empezando a ser más dificultosa y audible, chocaba en mi oído y me hacía estremecer.
Estaba al borde del ataque, y lo peor de todo era que estaba totalmente bloqueada.

—¿Cómo demonios conseguiste entrar aquí?—logré pronunciar casi inaudiblemente.

—Taemin: ¿Eso es lo que te preocupa? ¿Cómo he entrado?—preguntó algo divertido.—Eso es lo de menos, ¿no crees? Supongo que ya sabes quién soy—volvió a besar mi cuello, de nuevo.

Asentí atemorizada, la extraña conducta de Taemin estaba comenzando a asustarme.

Él rodeó mi cuerpo con sus brazos, estrechándome aún más contra él, con fuerza.

—Taemin: No sabes lo mucho que echaba de menos tenerte así, tan cerca, entre mis brazos. Oler tu aroma, sentir tu acelerado pulso y saber que eso lo provoco yo.

Cerré los ojos fuertemente, tratando de no derramar otra lágrima más, pero fue inútil.

Él dirigió sus besos a mi hombro, a medida que iba acariciando mi brazo.

—¿Por qué haces esto, Taemin?

—Taemin: Lo siento, cielo, pero ese idiota no me permitió acercarme a ti en el instituto y no me quedó otra opción. Necesitaba verte y hablar contigo.

—Lo nuestro terminó, ¿acaso se te olvida?—volteé a mirarlo, aunque se apreciaba tan solo un poco por la oscuridad.—Tú te encargaste de destruir lo que teníamos, y de la manera más horrible.

—Taemin: Lo sé... Por eso he vuelto, Ji. Necesito que hablemos y que aclare todo. Quiero pedirte una disculpa por lo que te hice y arreglar lo nuestro. Además, hay cosas que no sabes Y estoy dispuesto a contarte toda la verdad y te a seguro que cuando la sepas muchas cosas cambiarán.

Entre el amor y el odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora