{Capítulo 20}:

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—¡Jimin!—Exclamó alguien.

—Buenos días, mamá...—Dijo frotándose los ojos.

—¿Me puedes explicar que significa esto?—Susurró incrédula, ya que ambos se encontraban abrazados.

—¿El qué? ¿Qué sucede?—Se rascó la cabeza medio dormido.

—¿Cómo que el qué? ¿Qué se supone que estás haciendo?

—Bueno, no hemos hecho nada malo.—Se separó de Ji, avergonzado.—Sólo estábamos durmiendo, mamá...

—Jimin, esto no está nada bien. ¿Cómo se te ocurre dormir con esta chica?

—Relájate, mamá, todo tiene una explicación...

—Ah, ¿en serio la tiene? Porque estoy más que interesada en escucharla—se cruzó de brazos.— ¿Jimin, se puede saber qué ocurrió con tu cara?—Se fijó mejor.

—Mamá, te prometo que te contaré todo con lujo de detalles. Pero ahora no, la vamos a despertar.—Dijo con un semblante serio lo que hizo que su madre empezara a creer que realmente algo raro pasó ayer.

—De acuerdo. Más te vale levantarte, sacar tu trasero de ahí de inmediato y contarme lo que se supone que tiene una explicación...

—Cuando ella despierte os lo contaremos todo, descuida.

—Eso espero...

—Ahora, ¿puedes salir, mamá?

—¿Qué? ¿Encima me pides que me vaya después de ver esto?

—Por favor...—Suplicó él.

Ella suspiró y un poco confundida, por si era lo que debía hacer o no, se fue dejándolos solos.

Él se apoyó en el cabecero de la cama y miraba en el sueño profundo en el que estaba Ji. De pronto ladeó una pequeña sonrisa divertida al recordar la cara que puso su madre al verlos así, hace un rato.

Se acercó dejando sus rostros uno en frente del otro y observó cada facción de su cara, recordando lo que pasó el día de ayer, con esos tipos.

Ella despertó y se encontró con la mirada de Jimin puesta en la suya, con apenas centímetros de distancia.

~Narra Ji~

«Mierda, acabo de despertarme y lo primero que me doy cuenta es que tengo a Jimin a mi lado»

Al encontrarme con esa situación alejé un poco mi rostro del suyo. Todavía lo tenía abrazado, pero a él parecía no importarle. En cambio, me regaló una sonrisa al ver que desperté.

—Jimin: Buenos días.

Me separé inmediatamente de él y me senté en la cama.

—Esto... Yo... Me quedé aquí dormida en tú cama y discúlpame.—Dije nerviosa.

—Jimin: Tranquila, no importa.

—¿Dormimos juntos?—Dije sin poder mirarle a la cara. Más que una pregunta era una afirmación.

—Jimin: Eso parece, ¿no? ¿No te acuerdas? Me pediste que no te dejara sola y al final hasta me quedé dormido yo—sonrió al decir eso y se rascó la cabeza.

—Sí, me acuerdo...

—Jimin: ¿Cómo dormiste?—Me miró a los ojos.

—Bueno, lo mejor que se puede dormir tras lo que ocurrió...

—Jimin: Tuviste pesadillas toda la noche, estabas muy inquieta...

Al decir eso lo observé y me di cuenta de su cansada mirada. Pude notar que tenía ojeras.
¿Acaso se quedó toda la noche desvelado por mi culpa?

Entre el amor y el odio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora