No sé qué hacer contigo

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Seguía tan perdido en mis pensamientos que ni siquiera me di cuenta de cómo llegué a la fiesta. Varios de mis compañeros estaban ahí, también gente que no conocía y que se veía sospechosamente ebria. Estaba buscando una esquina segura y cerca de la mesa de bocadillos cuando alcancé a divisar a Penny, la chica se veía tanto o más perdida que yo.

-PEN!! –la llamé agitando el brazo, cuando me vio su rostro se iluminó, llevaba el cabello rojo un poco más corto que la última vez que la vi, mas su tímida sonrisa no había cambiado en absoluto. –parece que ya tengo una compañera para atacar la comida.

Y al contrario de lo que pensara, me la pase muy bien esa noche, no me había dado cuenta de lo mucho que la extrañaba. No importaba cuanto tiempo dejara de ver a Penny, cuando nos encontrábamos perecía como si no hubiese pasado ni una semana. Eran pasadas de las dos cuando tuvimos que irnos, ella ofreció a llevarnos a casa en su auto, la casa de sus tíos quedaba de camino y así aprovecharíamos de estar juntos un rato más.

Mabel no estaba en su mejor momento. No es que hubiese tomado demasiado, solo que aun no se acostumbraba a salir hasta tan tarde y el hecho de estar rodeada de tanto ruido y chicos la descontrolaba un poco. Iba en el asiento trasero cantando una canción en algún idioma extraño, cuando Penny se estacionó fue la primera en bajar a trompicones del auto, besó a la pelirroja en la mejilla y le prometió que mañana iría a verla, eso si podía levantarse de la cama. La vimos alejarse hasta el porche con el paso tambaleante, Penny rió despacio y no pude evitar seguirle el juego.

-lamento que tengas que verla así. –dije soltándome el cinturón ya dispuesto a bajarme.

-Mabel es muy afortunada de tenerte a ti para cuidarla. –tal vez solo lo imaginé, pero parecía como si de pronto sus pálidas mejillas hubieran tomado color. –todas queremos a alguien que cuide de nosotras.

-tú siempre me tendrás Penny. –le dije, ella tragó saliva antes de poner su mano sobre la mía, estaba a punto de decirme algo, lo supuse porque sus labios se movían temblorosos, pero un grito de Mabel la interrumpió de pronto.

-Diiiiiiiiiiiiiipper. –dijo como si cantara. –hay una carta para Dipper Pines aquí, estoy casi segura de que ese eres tu hermanito. –los balbuceos de Mabel me recordaron de ponto toda la agonía que había sufrido aquella semana, como una burbuja explotando, desperté del pequeño trance de la fiesta. La carta... ¿será posible?

Bajé del auto de un salto y salí corriendo hacia la puerta principal, una tambaleante Mabel sostenía un sobre blanco con mi nombre, no había tiempo para ser amable y pedírselo, solo se lo arrebaté de las manos desesperado por leer lo que decía.

Dipper pines:

La editorial tiene el agrado de invitarlo a un encuentro privado con el autor de la serie "Gravity Héroes" Bill Cipher, el día 15 de enero a las 9:00 horas. Su carta nos ha conmovido y esperamos que pueda confirmar su asistencia. Lo esperamos en la sede central de nuestros estudios. En Nueva York Hasta entonces.

-Dipper... ¿todo está bien? –Penny se había bajado del auto y ahora estaba a mi lado, no me había percatado de que estaba temblando hasta que sentí su mano en mi hombro.

-conoceré a Bill Cipher... -dije más que nada para convencerme a mí mismo de que aquello no era un sueño. No resistí mucho más y las lágrimas comenzaron a brotar sin permiso por mis mejillas. Mabel recobró el sentido de un momento a otro, también estaba a mi lado mirándome con una expresión divertida.

Las piernas me fallaron y caí de rodillas al suelo, aun con la carta en mis manos y llorando como si fuera un bebé, mi hermana me abrazó por los hombros y la pobre Penny permanecía callada sin saber qué demonios pasaba. Tranquila Pen... tampoco yo lo sabía.

~

Tocó a la puerta tres veces antes de recibir respuesta, no fue más que un gruñido molesto pero eso le bastaba si venía del rubio. Will se asomó en el estudio iluminado por los últimos rayos de sol de la tarde, la silueta de Bill Cipher parecía mucho más siniestra y difusa a contra luz. –perdona Bill, no quisiera interrumpirte.

-ya lo hiciste, así que habla de una vez. –dijo el rubio golpeando la mesa con la punta de un rotulador, Will tomó aire antes de seguir hablando.

-esta mañana mandamos la carta al ganador del concurso. –al ver que el otro no decía nada pensó que debía llenar el incomodo silencio soltando lo primero que se le vino a la mente. –parece un muchacho simpático.

-no significa que lo sea.

-podrías darle una oportunidad. –Will apretó la carpeta que sostenía entre sus manos, tal vez por el temor de haberle respondido a su jefe o por la rabia que este a veces le causaba. –e-estoy seguro de que te gustará conocerlo.

-como sea. –fue toda su contestación antes de prender la lamparilla de mesa y seguir con el dibujo que había dejado a la mitad. –si eso es todo, te puedes ir Will.

Sus ojos celestes bajaron apenados hasta el suelo, iba a cerrar la puerta del estudio cuando una pequeña luz de esperanza lo obligó a armarse de valor y preguntar. –mamá va a estar de cumpleaños... ¿vendrás a casa a cenar? –sin embargo si por un momento pensó que le iría bien, todo se derrumbó cuando la filosa mirada dorada se juntó con la suya, cuando el rubio lo miraba así le daban ganas de salir corriendo a esconderse en el último rincón de la tierra.

-no.

-está bien. –entonces cerró la puerta sumiéndose de nuevo en el silencioso y solitario pasillo. Will suspiró mientras apoyaba la cabeza en la pared desganado. –ya no sé qué hacer contigo, hermano.

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heeey :)) hola, ¿como están? Espero que les esté gustando el fic y que por favor sigan leyendo! Voy a actualizar mañana y me comprometo a subir un capítulo todos los jueves. Y creo que eso es todo, muchas gracias por leer.

un beso gigante >3< nos vemos

Save me (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora