Urgencia

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Incluso desde afuera se escuchaba más ruido del habitual en casa, las luces de la sala y el comedor estaban prendidas y el auto de Penny estada estacionado junto al nuestro. No llamé a la puerta, tenía la esperanza de entrar en silencio y pasar desapercibido hasta llegar a mi habitación y sumergirme entre las sabanas a leer el último número de Gravity Heroes, no importaba que ya supiera todo lo que ocurría ni que yo mismo hubiera dibujado varias de las viñetas, al contrario, eso lo hacia aun más emocionante.

No tuve mucha suerte, aunque pude abrir sin hacer el menor ruido había olvidado que el viejo piso de madera rechinaba y delataría cada paso que diera. Papá se asomó al recibidor y no me quedó más que fingir una sonrisa. –ahí está la estrella de la familia, ¿Cómo te fue en el entrenamiento? –había olvidado por completo la gran mentira que llevaba arrastrando desde hace unos días y ni siquiera había llevado un bolso de deporte para disimular.

-hola papá, el entrenamiento... cada vez voy mejor. –su sonrisa se ensanchó aun mas mientras me hacia un gesto para que me acercara a la sala. Todos estaban reunidos ahí, incluso Penny quien esquivó mi mirada a penas me vio aparecer. Acababan de sentarse a la mesa a cenar, realmente no tenia hambre, pero si mantenía la boca llena al menos me salvaría de contestar varias de las preguntas incomodas de mis padres.

No es como si tuviera que esforzarme mucho de todos modos, papá estaba tan feliz que hubiese creído cualquier cosa que le dijera por ridícula que fuera, mamá se limitaba a sonreír y Mabel miraba nerviosa su plato de comida sin decir nada. Sentada justo frente a mi estaba Penny, pero por más que la buscaba ella se negaba a mirarme y no sabía por qué, la mente de las mujeres era algo que quizá nunca llegaría a entender.

-la cena estuvo deliciosa señora Pines. –dijo la pelirroja luego de terminar la sobremesa. –pero es tarde y papá debe estar esperándome en casa.

-siempre es bueno tenerte de visita Penny. –le respondió mamá levantando los platos de la mesa con ayuda de Mabel. –Dipper, sal a dejarla por favor.

Ella pareció tensarse pero no puso objeción, se despidió de todos y tomó su chaqueta antes de salir por la puerta sin esperarme. –Pen... Penny. –le dije persiguiéndola hasta el auto, pero era como si no estuviera ahí, así que antes de que subiera al auto la tomé por el brazo obligándola a que me mirara. -¿Qué tienes?

-déjame Dipper. –dijo tratando de soltarse.

-por favor, no puedo adivinar qué pasa si no me dices. –traté de hablarle lo más suavemente que pude, pero seguía estando enojada. -¿hice algo que te molestara?

-no lo sé... ¿Por qué no le preguntas a Bill? Seguramente el sabe más de ti que cualquiera.

-¿estas... molesta por Bill?

-estoy molesta porque no haces más que estar con él.

-no exageres, nos hemos vuelto más cercanos por el trabajo, eso es todo.

-ya veo que son muy cercanos. –soltó de golpe clavándome su mirada, antes tan cálida y dulce, como si fuese un puñal. No me gustaba para nada hacia donde iba la conversación, supe de inmediato que no iba a terminar bien. –los vi besándose en el parque. –sus palabras cayeron como un golpe en el estómago que me dejó sin aire, estaba pálido y sentía que vomitaría en cualquier momento, eso si no me desmayaba primero. Dudo que Penny entendiera lo muy asustado que estaba en ese momento.

-¿pero... como sabes... que?

-¿Qué era él? Tu vida gira en torno a ese fenómeno, ¿a quién más ibas a estar besando sino? Solo tuve que atar cabos. –pareció tensarse cuando apreté su brazo con más fuerza, no lo hacía para intimidarla o algo por el estilo. Por el contrario, estaba tan nervioso que necesitaba aferrarme fuertemente a algo para que no se me doblaran las rodillas.

-Penny, por favor. No puedes decírselo a Mabel, o a mis padres... sobre todo a mis padres.

-¿vas a seguir mintiéndoles? Porque no te está yendo muy bien con lo del beisbol.

-no me hagas esto, eres mi mejor amiga. –aunque sabía que ella tenía razón y que no podía seguir mintiendo pensé que eso lo arreglaría todo, recordarle que era especial, que siempre lo había sido tal vez hubiera servido en otro momento. Pero todo lo que conseguí fue que me apartara con brusquedad antes de subirse al auto y partir por el camino a oscuras. Definitivamente las mujeres eran complicadas...

Pero el panorama no era mejor dentro de la casa, de pronto papá tenía ganas de hacer vida familiar, de establecer fuertes lazos de padre e hijo o lo que fuera que significase sentarse a charlar como nunca antes lo habíamos hecho, ser su "campeón" era una basura.

-¿te importa si subo? No me siento muy bien. –esta vez no mentía, estaba cansado por el viaje, con nauseas por la actitud tan motivada de mi padre y ahora con el corazón apretado por los nervios y la incertidumbre de no saber si Penny guardaría mi secreto, eran más cosas que las que podía soportar. Papá me dio una palmada en el hombro antes de dejarme partir, y agradecí no toparme con nadie en la escalera ni el pasillo. Al cerrar la puerta de mi habitación al menos podía quedarme tranquilo lo que quedaba del día.

-el señor Cipher dijo que solo lo llamara en caso de emergencia. –dije palpando mi celular en el bolsillo, lo saqué y marqué el numero en la pantalla esperando encontrarlo de buen humor. –para mí esto cuenta como una emergencia. –esperé un par de segundos planeando que le diría al contestar, nunca me sentía preparado para hablar con él, esa era la razón de las cosquillas en el estomago que afloraban cada vez que debía hacerlo.

-¿estás en un incendio? –era su voz rasposa del otro lado de la línea

-no. –le respondí dudoso.

-¿te caíste a un pozo?

-no

-¿te quebraste una pierna?

-ehh... no

-¿entonces cuál es la emergencia mocoso? –me cubrí el rostro sonrojado aunque que él no pudiera verme, Bill no estaba enojado, solo me hablaba como siempre lo hacía, pretendiendo que lo había interrumpido en medio de algo importante, aunque no me sorprendería que hubiera estado mirando también el celular o dibujando garabatos en las esquinas de algún papel.

-solo tenía la urgencia de escucharlo. –se hizo silencio del otro lado de la línea, debe de estar pensando que soy un tonto. –no tiene que decir nada en especial, solo quería escucharlo antes de dormir.

-Dipper... -dijo rápidamente cuando estuve a punto de cortar la llamada.

-¿si?

-¿ya leíste el último número de Gravity Heroes?

-aun no. –le respondí sacándolo con cuidado de mi mochila, con tanto drama con mis padres y Penny lo había olvidado por completo.

-¿quieres que lo leamos juntos?- mi corazón palpitaba tan fuerte que por un momento pensé que se saldría. –lo tengo aquí mismo, podemos leerlo en voz alta... si quieres.

-nada me gustaría más. 

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Save me (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora