-no estoy seguro de querer hacer esto. –dijo escondiendo la cara en mi cuello. Nos habíamos quedado en su oficina esa noche, lo que no era raro si consideraba que Bill usualmente era el último en dejar la editorial además del personal de seguridad. Y ahí sentados en el suelo y rodeados de mantas nos habíamos hecho un nido improvisado para ver juntos el viejo álbum amarillo.
-tranquilo. –dije apretándole la mano por debajo de la manta. –solo son unas fotografías. –el mayor suspiró con resignación y cruzamos una mirada antes de abrir el libro en la primera pagina. Una a una fue contándome la historia de su vida con más detalle del que hubiera esperado, y tal y como pensaba había tenido una infancia de lo más normal junto a su hermano y las fotos avanzaban ordenadamente hasta llegar a la de la mujer de la bella sonrisa. Noté como su cuerpo se tensaba y se apegaba un poco más a mi cuerpo, antes de preguntar cualquier cosa di la vuelta a la pagina para comprobar lo que desde hace unos momentos me había estado dando vueltas en la cabeza. Esa fotografía era la última del álbum y dejaba varias páginas sin ocupar.
-no hubieron muchas cosas en mi vida que quisiera recordar luego de haber tomado esa foto. –dijo adelantándose a mi pregunta, lo miré inquieto pero él no se volteó en ningún momento. Bill tenía las piernas pegadas al pecho y me hablaba con la vista en el suelo. –nada que mereciera una fotografía.
-ella es su...
-madre. –completó. –se llama Catherine.
-Ambos se parecen mucho. –Bill soltó algo parecido a una risa, pero muchísimo más amarga, ahora su cabeza reposaba en mi hombro y con los dedos me acariciaba los nudillos. –nunca la había mencionado.
-es porque a veces prefiero pensar que no está. –entonces dejé el álbum de lado para tomar a Bill por el rostro, estaba mucho más encogida que yo así que quedábamos a la misma altura, no lo solté hasta que logré que me mirara a los ojos. Cosa que no fue nada fácil, el mayor me rehuía como un animal asustado, pero luego de sonreírle y de que suspirara por enésima vez logré que se relajara un poco. –hace seis años que no la veo, y solo sé ella por mi hermano. Está viviendo en Ohio.
-eso está muy cerca, ¿Por qué no va a verla?
-ella no quiere verme a mí.
-¿Qué tipo de madre no quiere ver a su hijo? –dije rodando los ojos en broma, pero hubiera deseado no hacerlo, ya que un segundo después él apretó los labios y se alejó herido.
-las que tienen cosas más importantes que hacer.
-lo siento, no quise ofenderlo con eso... Pero no puedo entenderlo si no me lo explica. –había salvado el fino hilo que separaba la intimidad del desastre en nuestra conversación, Bill volvió a buscar mi mano antes de empezar a hablar tan bajo que apenas parecía ser él mismo.
-ni siquiera se por dónde empezar. –dijo decaído, pero decidí que lo mejor era no interrumpirlo. –supongo que las cosas eran bastante diferentes, yo era un crío inquieto que creció en un lugar muy diferente a Nueva York, era un suburbio tranquilo y casi aburrido. Will era parecido a lo que conoces hoy en día, un poco más llorón y enano pero en fin, era mi hermano de todos modos y nos llevábamos mucho mejor.
-¿ah sí?
-si... de hecho, lo hacíamos todo juntos. Siempre lo defendía de los chicos más grandes en la escuela y él se echaba la culpa de algunos de los destrozos que causaba a mi paso, aunque por supuesto no siempre le creían. –Bill sonrió levemente aun con la mirada perdida. –nuestro padre murió un año después de que Will hubiera nacido, y la verdad es que no lo recuerdo muy bien, no era necesario porque nos teníamos el uno al otro y... a nuestra madre.
Su nombre era Catherine, vivió luchando por muchos años para sacar adelante a lo quedaba de su familia, trabajaba día y noche y no la veíamos mucho ¿sabes? Sin embargo ni mi hermano ni yo la sentimos ausente nunca, sabíamos que todo lo hacía por nosotros. Vivíamos relativamente tranquilos hasta mi cumpleaños numero nueve. Ese día fuimos a la ciudad a celebrarlo y mamá me dejó elegir el regalo que yo quisiera, y para variar me fui directo a la tienda de comics ansioso por escoger uno, pero por muy especial que fuera aquel día, no tenía idea de lo que me estaba aguardando en casa.
Al llegar mi madre me dio mi verdadero regalo, me había inscrito en la escuela de artes y yo no podía sentirme más feliz. Los años pasaron y cada vez fui mejorando llegando al punto de terminar los estudios con honores, pero por otro lado las deudas nos tenían sujetos por brazos y piernas y no teníamos mucho que hacer para poder ayudar a mamá en el trabajo además de pequeños trabajos temporales que poco y nada servían. Mamá cada vez se veía más mayor, cansada y enferma... supongo que no se le ocurrió otra forma de salvarnos de morir de hambre que casándose con el primer patán con dinero que encontró.
Tenía 17 años cuando George llegó a casa, trabajaba vendiendo repuestos para autos o algo así y era una mole que apestaba a cerveza. Aguanté mucho tiempo, tal vez por mi madre, tal vez por Will o simplemente porque tenia mis esperanzas puestas en que pronto me marcharía a la universidad y no volvería a verlo. Pero se encargó de aplastar mis sueños una noche en la que llegué a casa después de mi trabajo en la gasolinera. Bajé de la bicicleta y entonces lo vi... parado en la puerta de enfrente besando a otra mujer.
No creas que es la típica historia del mocoso asustado encubriendo a su padrastro, corrí a la casa hecho un rayo empujándolos de camino para subir al cuarto de mi madre para encontrarla más pálida y ojerosa que nunca. La tomé por los hombros para moverla casi con desesperación, pero su mirada estaba vacía y solo entonces comprendí lo agotada que estaba de todo, de soportar a su segundo esposo, de trabajar para sobrevivir. Mi madre estaba cansada de seguir luchando. La mujer fuerte y valiente que había sido Catherine había muerto para siempre.
Justo entonces sentí la risa socarrona de George acercándose, se había recargado en la puerta y nos observaba divertido.
"¿creías que no lo sabía? Catherine puede ser una inútil, pero no es idiota como sus hijos... ya se habia dado cuenta de que la engaño."
"eres un monstruo"
"solo soy humano, si te esperabas un padre que los salvara de vivir en la miseria y les construyera una vida feliz estabas muy equivocado."
"ella confiaba en ti"
"despierta de una vez Bill, el mundo es cruel y mentiroso, lleno que personas que destruyen todo cuanto tocan... ya es tiempo de que te asumas que los héroes de tus malditas revistas no existen."
Con cada una de sus palabras iba destruyéndome y lo sabía, George sabia exactamente donde más herirte con solo hablar. Me giré para ver a mi madre que nos miraba sin expresión, como un fantasma. "mamá... di algo, haz que se vaya"
"¿irme? ¡¿Quién crees que paga la casa en la que vives?¡ ¿o tu jodida universidad? Acaso eso también es obra de la bondad de las personas..." Apreté los puños harto de escucharlo, harto porque sabia que tenía razón, pero cuando iba a asestarle un buen golpe sentí las manos de mi madre aferrándome por los brazos con firmeza.
"no Bill, déjalo" me quedé con los ojos y la boca abiertos mientras oía detrás la risa de George, mi madre bajó la mirada con los ojos llenos de lagrimas. "no tiene caso seguir peleando". Me gustaría decir que salí con dignidad y no sin darle una paliza a mi padrastro, pero el caso es que me solté del agarré de mi madre y bajé las escaleras hasta salir al jardín, tomar mi bicicleta y perderme en la espesura de la noche sin poder creer las horribles palabras que acababa de oír.
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Vuelvo a tener internet C: tengo también la segunda parte de este capítulo, ahora la subo <3
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Save me (BillDip)
Fanfic"Te estas metiendo en un lío mocoso, no te va a ir bien estando conmigo" "Voy a correr el riesgo" Bill Cipher es un famoso y misterioso dibujante de comics y el sueño de Dipper, las vueltas de la vida los llevarán a conocerse y con un poco de suert...