Perdedores

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Me bastó asomar la cabeza a la cocina para encontrarme con mamá y papá sentados a la mesa, ambos mirándome furiosos. Lo único que se me ocurrió fue sonreír con torpeza y soltar un escueto. -hola...

-Dipper Pines. -dijo mamá. -¿tienes idea de la hora que es? -la verdad era que no, supuse que eran las siete cuando Bill me jaló de la camisa para arrastrarme a su auto y luego a casa, suponía que había pasado una media hora de eso pero sinceramente no quería ni ver el reloj en la pared. -¿por qué no contestas tu celular?

-no lo escuché

-¿y donde se supone que estabas? -dijo poniéndose las manos en la cintura cada vez más enojada, mi improvisación no estaba saliendo nada bien y con cada segundo que me tardaba en responder más nervioso me ponía. Miré a mi alrededor buscando inspiración o quizá la ayuda de mi hermana, pero no había en realidad nada que ella pudiera hacer para aplacar a mamá. Finalmente y por milagro mi atención fue a parar a mi padre que seguía sentado y muy atento a todo, fue entonces cuando una chispa se prendió en mi cerebro y se me ocurrió decir.

-yo... estuve practicando, con mis compañeros.

-¿practicando?

-s-si... me uní al equipo de baseball. -y a pesar de ser la mentira más grande que había dicho en mi vida surgió efecto de inmediato. el rostro de mamá cambió a uno de sorpresa, ya no me miraba como si quisiera matarme, sino más bien como un bicho extraño que suplantaba a su hijo friki. A papá por otro lado se le había iluminado el rostro con una sonrisa, algo me decía que no tendría que hacer mucho más para convencerlo. -es algo reciente, por eso están ayudándome con el entrenamiento.

-vaya, baseball, ¿no es algo tarde para un entrenamiento? -me encogí de hombros recobrando el aire y el color en el rostro ahora un poco más tranquilo.

-el campo estaba ocupado, tuvimos que esperar hasta tarde para poder usarlo. -ni yo mismo me creía lo que acababa de decir, y no sé si había terminado de convencer a mamá, porque estuvo a punto de decir algo cuando fue interrumpida por mi padre.

-tu madre y yo estamos muy felices Dipper, por fin vas a hacer algo. -estaba sonriendo tan cálidamente que no podía mirarlo a los ojos sin sentirme como la peor basura del mundo, la única vez que había hecho sentir orgulloso a mi papá y era una mentira. -solo recuerda llamarnos la próxima vez que llegues tarde.

-claro. -le respondí a media voz, sentí su mano dándome una palmada en el hombro pero me retiré hacia atrás al instante. -estoy un poco cansado por tanto entrenar, ¿puedo ir a mi habitación?

-si campeón. -solo entonces me di cuenta de que él nunca antes me había llamado así.

-de todas las excusas que pudiste utilizar... -había dicho Mabel al salir de la casa la mañana siguiente. -¿no se te ocurrió una más creíble?

-Mabel... déjame en paz. -Penny estaba estacionada frente a la puerta esperando a recogernos para llevarnos a la escuela, hoy sería su primer día como nuestra compañera, pero aunque nos recibió muy animada, ninguno de los dos le puso gran atención. Mabel iba gritándome al oído y yo iba demasiado ensimismado en la horrible mentira en la que me había metido como para concentrarme en algo que no fuera mi propia miseria.

-¿baseball Dipper? ¡¿es enserio?! -mi hermana y yo nos sentamos en el asiento trasero y Penny encendió el motor, lo único que se escuchó en todo el camino eran los imparables gritos de Mabel. -un caracol podría ser mejor jugador que tú... pero no te paraste a pensar que tal vez no era buena idea decirles algo así.

Silencio, no tenía caso discutir con ella... ya sabía que tenía razón. -¿Qué harás si quieren verte jugar? ¿o si le preguntan al entrenador y descubren que nunca en tu vida has pisado un campo de baseball? – luego de unos minutos llegamos al estacionamiento y poco a poco los demás estudiantes se giraban a mirar el espectáculo que les estábamos dando. Había tenido suficiente.

-Mabel, ya entendí ¿Si? Fui un tonto. -estreché con fuerza la mochila entre mis brazos, y debí de verme muy patético porque efectivamente ella dejó de hablar, conocía bien a mi hermana y sabía que aún le quedaba mucho por decir, pero hizo el esfuerzo de tragarse sus palabras y simplemente suspirar. Me rodeó los hombros con un brazo y dijo.

-un gran, gran tonto. -Penny estaba a nuestro lado, mirándonos sin entender que pasaba. -pero ya veremos cómo arreglar todo este lío, Brobro.

Cuando levanté la mirada me topé con su sonrisa, idéntica a la mía pero rebosante de confianza. No nos dijimos nada más, no necesitaba hablar para hacerle saber lo agradecido que estaba, era nuestra peculiar telepatía gemela que a veces molestaba a quienes se quedaban fuera de aquel reducido círculo, Penny por ejemplo. La pelirroja había aguantado mucho rato sin decir palabra y a esas alturas estaba totalmente perdida. -te lo explicamos en clase. -dijo Mabel.

-ustedes adelántense, tengo que buscar algo en mi casillero. -las chicas avanzaron por el pasillo hasta que las perdí de vista, mi casillero estaba en dirección contraria a la sala, de modo que me tardaría un poco en entrar, pero valdría la pena si podía hacerme con mis comics.

Todos tenemos una clase sin sentido, esa en la que solo vas a calentar el asiento, y en mi caso era química. No es que fuera malo, tenía muy buenas notas en realidad, era simplemente que me parecía la cosa más aburrida del mundo, ¿y qué mejor que pasar el aburrimiento con un comic? Siempre tenía uno o dos guardados en mi casillero, saqué esta vez un magnifico ejemplar de Batman con sumo cuidado (no estaba exagerando, era una edición de coleccionistas)

-hola bebé... -le dije en un susurro, estaba cerrando la puerta metálica cuando sentí un fuerte golpe en el hombro que me hizo perder el equilibrio y caer al suelo, no sin antes chocar de lleno con la fila de casilleros tirando al piso la revista. -ay... -dije más por mi valioso comic que por mi adolorido brazo. Desesperado, iba a tomarla de nuevo antes de que se estropeara, pero una bota militar la estaba aplastando sin piedad. -espera... Batman...

Fui subiendo la vista poco a poco, sabiendo que nadie capaz de dañar un precioso comic podía ser bueno, tal vez debí salir corriendo en el mismo instante que caí en lugar de quedarme para salvar a mi bebé, pero no tenía como saber que me esperaba.

-Pines... -dijo James O'Connor con una sonrisa torcida en los labios. -¿no sabes que los comics son para perdedores?

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Los comics son solo para los más cool ¬w¬ he visto sus hermosos comentarios, todos toditos, solo que no he tenido internet últimamente u___u pero ya me conseguí un poquito para mañana, así que temprano los voy a contestar todos (cada uno es muy importante para mí, sin ustedes mis fics no serían nada) Los amo de aquí a la luna, tanto que me dan ganas de llorar TwT 

Muchas gracias por leer, bye bye <3

Save me (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora