Madre

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-entonces... aquí estamos. –dijo Bill golpeando el volante del auto con los dedos de forma nerviosa. –aun podemos dar la vuelta y regresar a casa.

-señor Cipher, no viajamos desde Nueva York para volver con las manos vacías. –me desabroché el cinturón para salir del vehículo y avanzar deprisa hasta el lugar del mayor para asegurarme de que no se fuera sin mí. Tal vez estaba demasiado nervioso o muy asustado como para oponer resistencia, porque de cualquier otra forma me hubiera sido imposible llevarlo hasta Ohio esa mañana. -¿está seguro de que es aquí? –asintió sombrío, yo le tomé la mano para darle apoyo y avanzamos juntos hasta la entrada de la vieja casa de Catherine Cipher. –estoy con usted... no voy a dejarlo solo ni a soltarle la mano. Es necesario que lo haga.

-es fácil decirlo mocoso, tú no tienes que volver a tu antigua casa para ver a la mujer que te abandonó a tu suerte. –toqué el timbre por toda respuesta, tenía que hacer las cosas rápido o de otro modo Bill terminaría por arrepentirse. Se tensó enseguida y lo escuché tragar con violencia, estuvimos en ascuas durante un prolongado silencio que de seguro a él le parecieron siglos de espera. Pero cuando íbamos a dar media vuelta para esperar en el auto, unos pasos sonaron desde dentro de la casa y eso solo podía significar una cosa. La madre de Bill estaba ahí.

La puerta se abrió despacio solo dejando ver parte del rostro de la mujer, un mechón rubio le caía por el rostro y sus ojos relampaguearon asombrados al toparse con los de Bill. –hijo... -dijo abriendo la puerta de par en par, su delgado cuerpo temblaba bajo el pijama y el abrigo que le cubría los hombros. pudo ser por el frio o por la incertidumbre que reflejaba en su rostro, solo podía estar seguro de que sea lo que fuera que estuviese pasando en la mente de Catherine, era muy similar a lo que ocurría dentro de Bill.

Catherine se acercó dudosa para tocar el rostro del rubio que la miraba con los ojos abiertos de par en par, pero no llegó a rosarlo porque Bill se había retirado un poco marcando las distancias que tantos años habían mantenido madre e hijo. Ella lo comprendió resignada y solo entonces se percató de mi presencia ahí, nos vio tomados de la mano pero de seguro estaba demasiado desconcertada por la presencia de su hijo como para preocuparse de sus relaciones amorosas. Con su voz quebradiza nos dijo que entráramos a la casa.

-no esperaba recibir visitas, esto ha estado desordenado desde la última vez que Will vino a visitarme. –dijo arreglando los cojines para que nos sentáramos. Todo aquello era tan extraño que apenas podía sostenerle la mirada a ninguno de los rubios sin ponerme incomodo. –pero me alegro de verte, Bill.

El mayor no respondió, había permanecido con la mirada baja en todo momento aunque no lo culpaba, mucho había conseguido con llevarlo a ese lugar contra su voluntad. Tuve que recurrir a todo mi encanto y escaso carisma para iniciar una charla que alivianara el ambiente, además de tener un pasado culpable en la historia de Bill, esa mujer también era mi suegra y debía caerle bien. Por eso luego de presentarme comencé a relatarle todo lo que Bill y yo habíamos pasado en esos dos meses que llevábamos juntos. Catherine sonreía y hacía comentarios pero en ningún momento dejó de prestarle atención a su hijo que seguía en silencio y aferrándose a mi mano.

-es una historia curiosa. –dijo luego de que hubiera terminado de hablar. –gracias por haber estado cuidando de Bill este último tiempo.

-yo diría que él me ha estado cuidando a mí. –me encogí de hombros recordando los incidentes que habíamos tenido y las veces en las que el rubio me había salvado de ser atacado, pero eso era una historia aparte, la señora Cipher no tenía por qué enterarse al menos por ahora.

-¿Dónde están mis modales? Ya es tarde y deben estar hambrientos. –dijo poniéndose de pie. –iré a la cocina a prepararles algo de almuerzo. –iba a decir algo más, pero un ataqué de tos la tomó por sorpresa haciéndola volver a su lugar en el sillón sin poder moverse. –lo siento.

-está bien, no pasa nada. –entonces sentí que Bill se ponía aun más rígido sentado junto a mí, me había soltado la mano y ahora se ponía de pie con los puños cerrados. Tal vez de haber estado a su misma altura no me hubiera dado tanto miedo, pero desde mi lugar sentado en el sillón el señor Cipher se veía imponente y aterrador, como un animal amenazado que estaba listo para atacar.

-no... no está bien. –dijo con una voz sombría y grave que no oía desde hace mucho tiempo. –nada de esto está bien...

-señor Cipher. –lo tiré de la manga de su chaqueta pero no reaccionaba, temía que hiciera o dijera algo de que después se pudiera arrepentir.

-¡¡NO DIPPER!! Ya basta de pretender que no ha pasado nada en estos malditos seis años. Tu y ella hablan como si aun tuviera 17 años y trajera a mi primer novio a casa de mis padres... pero las cosas no son así. –entonces levantó la cabeza para enfrentarse a los ojos serios de Catherine que continuaba impasible sentada en su lugar. –ya no soy un muchacho, ni esta es mi casa... Dipper estaba equivocado y tú... tú ya no eres mi madre.

Catherine se encogió sobre sí misma, pero si por un momento pensé que se echaría a llorar estaba muy equivocado. Con una sorprendente rapidez se puso de pie para quedar a la altura de su hijo, ambos pares de ojos dorados se miraban amenazantes y reflejando una tristeza que pocas veces había percibido. –todo lo que hice fue por ti y tu hermano, pero eres tan egoísta que no se te ha ocurrido pensar ni un segundo en alguien que no seas tú mismo. Yo también la pasé mal junto a George.

-¡¿entonces por qué no hiciste nada?!

-¡no teníamos opción Bill! ¿Qué querías que hiciera? Soltera y sin dinero... ¿dejarlos en un hogar para menores?

-¡hubiera sido mejor que aguantar a ese vagabundo y a ti lamentándote!

-no sabes de lo que hablas... -Catherine apretó los labios claramente dolida. –siempre me he preocupado por ti Bill, desde que te inscribí en la escuela de artes... cuando pasaste aquella primera noche lejos de casa, incluso que mandé dinero con Will para que vivieras un poco mejor en Nueva York.

-no necesitaba dinero. –el rubio había vuelto a quedar cabizbajo y su voz había perdido la energía de un principio, ahora hablaba apenas en susurros y pude distinguir que se mordía el labio para no llorar. –necesitaba a mi madre.

Yo que hasta ese momento me había limitado a permanecer en silencio y mirarlo alternativamente como un partido de tennis, lo llamé suavemente para recordarle que seguía con él... tal como se lo había prometido, pero cuando quise tomarle la mano de nuevo se hizo a un lado y comenzó a caminar hacia la puerta. –no sé por qué creí que esto funcionaría, me largo de aquí. –antes de cerrar, Bill se detuvo a darle una última mirada a su madre y luego a mí. –te espero en el auto.

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Hubieron algunas personas preocupadas porque dije que estaba triste en cap anterior UwU gracias por su preocupación, no era nada tan grave... solo que le mostré uno de mis fic a alguien de mi familia (adaptado por supuesto) y dijo que no era ni un poco interesante :C en fin... supongo que no se le puede gustar a todo el mundo. Igual me hizo sugerencias que voy a poner en práctica, pero en un primer momento me dejó super mal u___u 

¡¡pero ya estoy mejor!! >:3 necesitarán más para derrotarme~ Así que les dejó este capítulo y espero que lo hayan disfrutado, recuerden que yo los amo eternamente. 

nos leemos mañana <3 <3 <3

Save me (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora