Miedo

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En ese momento no me importaron las personas a las que empujaba en el camino o las bocinas de los autos sonando al pasar descuidado frente a ellos, ni siquiera la lluvia que había comenzado a caer mojando la acera y haciéndome temblar de frio. Solo importaba correr lejos de la oficina y del señor Cipher. De un segundo al otro la imagen de aquel hombre amable y cariñoso se había roto en mil pedazos, la ilusión de que tal vez me amaba solo un poco de lo que yo lo amaba a él se había ido dejando a la vista la inminente verdad. Bill no era la persona que creía, no lo había sido ni lo sería nunca más que en mi imaginación.

En una de las calles que crucé me topé con un auto muy de cerca, puse las manos en el frio acerco del vehículo de puro miedo aunque había alcanzado a frenar con estrépito antes de hacerme daño. Eso bastó para lograr que despertara un poco y siguiera caminando un poco más lento pero no menos relajado. Mi corazón seguía latiendo fuerte y los gritos del hombre del auto no ayudaban en mi penoso estado. Me detuve en un callejón a recuperar el aliento y descansar las piernas que estaban entumecidas de frio, ahora más que nunca extrañaba el calor de la oficina del señor Cipher y sus brazos rodeándome para mantenerme tibio. Que ironía pensar que estaba solo y congelado justamente por causa suya.

-¿Dónde estoy? –dije para mi mismo levantando la cabeza, había algunos letreros mal iluminados y borrosos por la lluvia que no había hecho más que aumentar en ese corto espacio de tiempo. No conocía las calles ni los locales que comenzaban a apagar las luces poco a poco, tenía que moverme deprisa o quedaría solo en mitad de nueva york. Seguí caminando por el callejón esperando encontrar al otro lado la bajada hacia el metro, estaba mirando el vapor que salía de mi boca al respirar cuando sentí pasos acercándose por detrás. Me giré aliviado pensando en pedir indicaciones, pero el hombre que venía hacia mi no hacia más que mirarme con una horrible mueca en el rostro.

-¿no te han dicho que no salgas solo a esta hora? –tuve que sacara fuerzas de flaqueza para mantenerme en pie, aunque lo único que podía hacer era retroceder con cautela hasta la pared para mantenerme lo más lejos que podía del hombre. Cuando mis dedos tocaron el húmedo ladrillo comprendí que me tenía donde quería, estaba acorralado y perdido, me había puesto en bandeja de plata para cualquiera lo suficientemente despierto y mal intencionado. El hombre se metió la mano a la gabardina para sacar algo que relucía con la poca luz que nos llegaba, un cuchillo de hoja larga tan brillante que podía ver mi reflejo y el miedo en mis ojos.

-por favor... no n-no tengo dinero. –fue lo único que se me ocurrió decir, pero no bastó para disuadirlo, saltó hacia mí como un rayo con el arma en mano y yo solo pude cerrar los ojos y cubrirme el rostro esperando lo peor.

Estaba seguro que lo tenía sobre mi y que pronto sentiría el frio metal hundiéndose en mi cuerpo, pero solo escuché un aullido de dolor y unos pasos retrocediendo en el suelo salpicado de agua sucia. Acto seguido el golpe seco de un cuerpo cayendo al suelo, abrí los ojos pare comprobar lo que ocurría pero para mi sorpresa no era un cuerpo cayendo, sino dos hombres tirados en el suelo enzarzados en una pelea brutal en la que a duras penas podía distinguir donde comenzaba uno y terminaba el otro. Solo un rayo de luz les daba en los rostros, y fue suficiente para reconocer a quien estaba ahora encima del asaltante, dando puñetazos con furia y salvándome una vez más. –señor Cipher... -jadeé sin poder contener la emoción. Ya no sabía si estaba feliz por seguir vivo o por su simple presencia junto a mí.

La pelea no duró mucho, Bill llevaba la delantera por el ataque sorpresa y por que el otro hombre no estaba del todo consciente después del primer golpe asestado por el mayor, aunque este no salió sin daños. Tuve que acercarme a ellos a detener a Bill o terminaría por matar al tipo que ahora yacía en el suelo en toda su extensión. Fue entonces cuando me di cuenta de que había recibido un corte en la mejilla y tenía el labio partido. Con todas mis fuerzas lo arrastré fuera del callejón antes de que llegara la policía a parar con el alboroto que habíamos creado.

~

-¿Cómo sabía dónde estaría? –le dije muy serio mientras empapaba con alcohol el trozo de tela para limpiarle las heridas. Habíamos vuelto a la editorial a duras penas, luchando contra el cansancio y los arrebatos de ira del mayor que a cada instante intentaba volver a atrás a terminar con la pelea que había empezado.

-no fue difícil, eres muy predecible. –apreté los labios ofendido y pasé el paño húmedo por las heridas disfrutando solo un poco de su expresión de dolor por el alcohol que lo escocía. –sabía que estarías asustado y que caminarías en línea recta sin parar hasta perderte. Era obvio que tomarías la calle de la derecha, la otra es mucho más oscura y se que te asusta pasar por ahí.

Quería abrazarlo muy fuerte y no soltarlo, agradecerle por haberme salvado dos veces en el mismo día, pero no podía olvidar lo mucho que me había herido y no estaba dispuesto a perdonarlo sin tener una buena explicación. –gracias por ayudarme. –le dije sin embargo.

-solo a ti se te ocurre salir solo en mitad de la noche en un nido de delincuentes como Nueva York. –fruncí el ceño y tiré el paño húmedo sobre el botiquín de primeros auxilios.

-¡no hubiera salido si tu no me hubieras gritado!. –el mayor abrió mucho los ojos, parecía mucho más tenso que durante la misma pelea, y mucho más indefenso también. -¿Por qué no puedes confiar en mí?-

-yo...

-no sé por qué hay tantos misterios a tu alrededor, ni por qué nunca me cuentas nada de ti ¿crees que voy a burlarme? ¿O acaso que voy a vender tu vida privada a algún paparazzi? –había querido decir esas palabras desde que llegamos a la oficina, expresarme me hizo sentir más liviano y poco a poco se iba atenuando mi voz y mi enojo. - ¿A que le tienes tanto miedo Bill? -

Por primera vez lo vi debatirse, arrugó la frente y se mordió los labios. Sus ojos siempre fríos y agudos buscaron los míos y pude verlos brillar por las lágrimas contenidas. –tengo miedo de que dejes de quererme. –hubiera jurado que fui yo quien se acercó a abrazarlo puesto que siempre había sido así. Siempre había estado listo para ofrecer una caricia, un beso o mis palabras de apoyo. No vi venir el momento en el que se Bill se puso de pie y me abrazó con fuerza, abandonándose a la amargura que había estado guardando durante tanto tiempo.

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Amores míos TwT aparecíiiiiiii los extrañé y como saben (o creo que saben) sigo sin internet, pero no dejo de escribir. No he tenido tiempo de contestar sus comentarios y todas las cosas lindas que hacen por mi, justo hoy revise las notificaciones y habían miles, me hace sentir muy mal no tener los medios para responderles a todos como se merecen. pero no es por mucho, cuando vuelva a estar conectada les respondo con creces.

Recuerden que los quiero demasiado y son todos y cada uno de ustedes MUY IMPORTANTES PARA MI!!(Con respecto a mi corazón dividido por el partido, quiero decirles que ambos equipos merecían ganar. Argentina se lució jugando, los admiro muchisimo como deportistas y como el maravilloso país que son) 

Besooooooos >o<

Save me (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora