Date prisa

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~Narra Bill~

Tenía bastante trabajo para esa noche y planeaba empezarlo lo antes posible ya que no tenía intenciones de quedarme despierto hasta altas horas de la madrugada. Hacía mucho que ya no tener ojeras, la ayuda del mocoso me había permitido darme el lujo de descansar más seguido tanto por lo eficiente que resultaba a la hora de trabajar, como por lo ordenado que había sido desde el momento en que llegó. Basta con decir que desde hace dos meses que la oficina brillaba de limpia. Con todo rigurosamente organizado y cuidado, se habían acabado las montañas de papeles, los lápices tirados y los envoltorios de comida chatarra acumulándose en los rincones. Dipper había llegado a darle un giro a mi caótica vida.

Sin embargo esa noche todos mis planes se verían retrasados, lo supe al llegar al séptimo piso y ver a una muchacha junto a la puerta de mi oficina. Me extrañó mucho, no la conocía de ningún lado y Rita no me avisó antes de subir, asumí entonces que estaba perdida y traté de saludarla amablemente tal y como el mocoso me había enseñado. –hola, ¿buscas a alguien? –la chica se quedó mirándome de una manera extraña, mezcla de rencor y aversión... lo que me pareció más raro todavía ya que usualmente las personas hablaban unos minutos conmigo antes de mirarme de esa forma.

Tenía el cabello rojizo o castaño... no lo sé, lo que si tenía claro era que sus ojos lucían perturbados y vacios. Por su ropa supuse que no debía tener más de 17, pero su forma de hablar era la de alguien mayor, alguien que pedía ser tomada en serio. –te estaba buscando a ti. –dijo.

-pues ya me encontraste. –le respondí encogiéndome de hombros antes de abrir la puerta para entrar al despacho. -¿vas a pasar? Estoy congelándome aquí afuera. –la muchacha me siguió dentro cabizbaja, y aunque seguía con mi intento de ser amable se me hacía muy difícil si ella ni siquiera se dignaba a verme. -¿en qué puedo ayudarte?

-quiero... quiero que te alejes de Dipper. –de pronto había recuperado toda la energía y me hablaba con determinación, yo me había quedado pasmado, procesando lo que acababa de decir y sin poder creerlo todavía.

-ok...escucha, no se quién eres ni cómo entraste aquí. –me senté en el borde del escritorio como solía hacer para mirar por la ventana, solo que ahora la estaba mirando a ella que parecía a punto de saltarme al cuello para atacarme. –y no soy un experto en esto de la cortesía, pero creo que venir a mi oficina y pedirme algo así no es la forma correcta de iniciar una conversación.

-no juegues conmigo Cipher... tal vez hayas engañado a Dipper, pero yo puedo ver más allá de esa cara bonita. –apreté la madera del escritorio con violencia, el solo hecho de que estuviera mencionando a mi mocoso me sacaba de quicio. –no permitiré que le hagas más daño a mi amigo.

-¿eres Penny cierto? Dipper me ha hablado de ti. –como ya se veía que la amabilidad había quedado atrás podía tomarme la libertad de hablar a mis anchas, después de todo el mocoso no estaba ahí para escucharme. –eres la amiga que ha estado enamorada de él pero no ha tenido el valor de confesárselo... ¿me equivoco?

-él... ¿él te dijo eso de mi?

-claro que no, Dipper le pide disculpas a las hormigas que pisa por accidente... no sería capaz de decir eso. Yo solo me di cuenta.

-entonces entiendes que quiero cuidarlo de ti.

-¿Qué quieres decir con eso?

-¿no lo ves? Dipper solo tiene 16 y no sabe lo que hace... no está enamorado de ti, solo está confundido.

-no puedes aceptar que le guste alguien que no seas tú. –no quería admitirlo pero esa chiquilla me estaba molestando más de lo que debería, se suponía que era un adulto responsable y criterioso, no podía estarme peleando por un chico como si fuera una cría de 15 y aun así no podía mantener la calma ante la mirada inquisidora de la pelirroja.

Save me (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora