Necesitamos helado

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-no hagas eso. –dije estirándome aun más para alcanzar la maltrecha revista, pero no había mucho que pudiera salvar. James restregaba su sucia bota sin parar y a esas alturas debía de estar arruinada.

-¿Qué cosa? ¿esto? –y su otro pie fue a dar también sobre el comic. Entonces me puse de pie cubriéndome el brazo lastimado y sin poder apartar los ojos de aquel crimen. –¿Por qué no haces algo al respecto, eh?

Apreté los puños con fuerza suficiente como para hacerme daño, claro que quería hacer algo, empujarlo lejos de mi casillero, de mi revista y lejos de la escuela donde no pudiera molestarme nunca más, pero qué iba a lograr con eso. El tipo era alto, me sacaba fácilmente unos veinte centímetros y de seguro que me doblaba en peso, no llegaría a hacerle ni cosquillas. Quise ser como Batman, como Superman, como cualquiera de aquellos héroes. Incluso Robin hubiera hecho algo en lugar de quedarse mirando como pisoteaban sus sueños.

No había mucho que hacer, solo era Dipper Pines, ¿Cómo se suponía que iba a salvar al mundo si ni siquiera podía salvarme a mí mismo?

No dije nada entonces. El temblor de mis hombros sumado al intento inútil de sostenerle la mirada pareció divertirle, ya que soltó una risa socarrona antes de darme otro empujón y decir. –lo que pensé. –terminó por olvidarse de la revista tirada en el suelo y siguió caminando por el pasillo llevándose a su paso las miradas de varios alumnos tan asustados como yo.

Cuando me agaché a comprobar el estado del comic ocurrió lo que me temía, Batman estaba destrozado.

~

Narra Bill

El mocoso siempre llegaba dando saltos a la oficina y con el corazón acelerado luego de correr, contándome cualquier cosa ridícula que le había pasado en el camino o en la escuela, pero ese día había sido diferente. No hubo gritos ni trató de abrazarme, solo avanzó silencioso y arrastrando los pies susurrando un apenas audible –buenas tardes, señor Cipher... -me saqué los lentes que usaba para leer en la pantalla para comprobar si efectivamente era el mismo chiquillo molesto de siempre.

-¿Qué pasó contigo mocoso? Pareces un zombie –dije tratando de animarlo, podía ser una molestia pero no me gustaba verlo así, y lo que es más... No podía verlo en ese estado sin sentir que era mi responsabilidad volver a sacarle su sonrisa de jodido rayo de sol. El castaño apenas elevó la cabeza cuando estuvo sentado en su lugar, no fue mucho pero me había bastado para notar sus ojos vidriosos y la forma nerviosa en que se mordía el labio. -¿Qué paso, niño?

-yo... estoy bien, solo es alergia de primavera.

-estamos en pleno invierno. –se quedó callado y aun más encogido en el asiento. Tendría que pararme a sonsacarle de una vez la información, aunque al parecer acorralar a alguien entre el respaldo de la silla y tu cuerpo no era la forma más sutil de conseguir respuestas. Ya no solo estaba triste, se había quedado paralizado por alguna razón y no lograba articular palabra. -¿fue algún chico de la escuela. –sus ojos marrones se abrieron aun más, había dado en el blanco.

-¿Cómo lo sabe?

-eres pequeño y tienes una maldita cara de ángel, eres la presa perfecta para cualquier matón de escuela. –solo al terminar me di cuenta de lo que acababa de decir, y para mi desgracia también Dipper. Pronto los colores se le comenzaron a subir al rostro y yo no me quedaba atrás. Sentía el corazón retumbándome en todo el cuerpo y por más que trataba no podía apartar los ojos del mocoso.

-l-lo siento... no puedo cambiar mi cara. –tenía que hacer algo o ese niñato me volvería loco.

-necesitamos helado. –me puse de pie tan precipitadamente como al acercarme, y a pesar de que el pobre de Dipper cada vez entendía menos qué estaba pasando se veía aliviado al tener espacio para respirar, espacio que no le duró mucho ya que en seguida lo levanté por el brazo y salimos dispuestos a buscar nuestro helado.

~

-se supone que a los niños les gusta el helado. –dije mirándolo una vez más. Nos habíamos sentado en unos columpios del parque ante las miradas curiosas y los murmullos de un grupo de madres paseando a sus bebés en coche, pero poco podía importarme, solo necesitaba saber que el mocoso estaba bien. -¿no te gusta el helado?

-¿eh?... no, no es eso. –dijo despacio, Dipper movía los pies en el aire y ni siquiera había probado del cono que comenzaba a derretirse. –el helado es maravilloso, y estar aquí con usted es como un sueño. Es solo que no la he pasado bien desde ayer en la noche.

-¿tuviste problemas por llegar tarde?

-¿acaso puede leer mi mente? –a su lado las sonrisas comenzaban a hacerse algo normal, era imposible incluso para mí no contagiarme con la dulzura del chiquillo.

-¿quieres contarme? –Dipper me miró con curiosidad y cautela, como si quisiera asegurarse de que no iba a atacarlo en cuanto abriera la boca. –puedes contarme si quieres.

-a mi padre nunca le han gustado mucho las cosas que hago, él preferiría que fuera más... ya sabe, normal.

-¿Qué hay de malo con cómo eres? –no lo decía como cumplido, jamás hacia cumplidos. En cambio no podía entender qué era lo que el padre de Dipper no veía, quien sería capaz de pasar por alto a Dipper. Me dio una sonrisa, la primera que veía desde que había llegado, sentía que por fin volvía a respirar.

-no lo sé. –dijo entonces. –tampoco les gusto mucho a algunos chicos en la escuela.

-el mundo está lleno de personas que van a tratar de hundirte Dipper, todos están esperando a verte más débil. No tienes que darles la oportunidad de que te hagan daño. –una gota de su helado de pistacho cayó al suelo pero no le importó, estaba demasiado absorto viéndome.

-no todo el mundo es así.

-¿acaso alguien te ayudó? –no quería sonar tan brusco, el mocoso no tenía la culpa de mi enojo y aun así me estaba desquitando con él, solo era una prueba más de lo podridos que podíamos llegar a estar. –dime, ¿hubo alguien que te tendiera una mano? No importa cuánto quieras creer en ellos o trates de cegarte a la realidad. No existen las personas buenas.

-usted es una buena persona señor Cipher. –sus palabras se habían clavado una a una en mi, igual que una daga atravesándome y quitándome la respiración. –sé que es un poco mal humorado y a veces olvida pedir las cosas por favor... Pero creo que es la mejor persona en el mundo.

-no tienes idea de lo que estás hablando mocoso.

-claro que la tengo. He visto la pasión que pone al momento de hacer su trabajo, siempre pone todo su corazón en cada viñeta, en cada nueva historia, usted se entrega por completo.

-Dipper...

-y cada vez que llegan cartas, sé que se queda despierto hasta muy tarde para responderlas a todas. –se llevó el helado a los labios mientras meditaba con la vista perdida en el claro cielo de aquella tarde, luego de unos segundos dijo. –tal vez yo también sería gruñón si no durmiera suficiente... Lo que quiero decir, es que no conozco a nadie más maravilloso y fascinante que usted señor Cipher. –entonces no pude contenerme más. ya no importaba quien pudiera vernos o lo terriblemente incorrecto que era estar con un chiquillo de 16. Solo podía concentrarme en el latido imparable de mi corazón y el tacto frío y dulce en los labios de Dipper junto a los míos.

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Necesito su atención!! no sé si todos leen estas notas hasta el final así que lo digo al tiro ¿que opinan del ship TomCo? les gusta? ¿si, no? ¿les da igual? Es que tengo pensado un fic Tomco cuando termine de escribir este, pero quiero saber si les gustaría que lo publicara. Déjenme la respuesta en los comentarios y obvio cualquier otra cosa que quieran decirme C: 

los amo loca y desesperadamente >3< 

Save me (BillDip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora