Capitulo 2

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Capitulo 2

Constanza

Allí estaba él tan engreído como siempre.  Era el hombre más despreciables que había tenido el mal gusto de conocer.  Lo aborrecía, lo odiaba y lo detestaba.  No importaba cuanto tiempo pasará lo seguiré odiando.  Ése hombre es como una plaga que destruye todo lo que toca y él lo hizo conmigo hace once años.

¿Qué hombre atiende a su futura empleada con una mujer entre las piernas? ¡Él!  Bryan como hombre era y es un asco.  Se merecía todo lo que le haría pasar.

Llevó tanto tiempo atormentandome con sus palabras que solo vengandome de él, lograría disminuir éste maldito fuego que llevo dentro. 

— Siento mucho que hayas tenido que presenciar... eso — comento Rick Sullivan.  Un hombre guapísimo. 

Era de estatura promedio y unos lindos ojos color aceitunas.  Tenía una sonrisa preciosa y ése pelo negro bien recortado lo peinaba hacia arriba.

— No te preocupes.  Es hombre al fin — dije restándole importancia, pero muy dentro de mí estaba furiosa.  Había tenido la tonta esperanzada de que hubiese cambiado y fuera un hombre que valorará a las mujeres cosa que no vi en sus ojos cuando me miraba.

Era un altanero y egocéntrico de lo peor.

— Yo soy hombre y jamás me encontrarán en ésas — farfullo mirandome con seriedad.

Yo asenti con una sonrisa—. Siento mucho si te incluí en el paquete — digo un poco avergonzada.  El pobre hombre no tenía la culpa de las tontas decisiones del imbécil que no da la cara.

Observé el lugar y por fin pude ver a la secretaria.  Una mujer hermosa de cabello negro rizado.  La mire con detenimiento y ya sabía porque Bryan estaba con ella.

Es un zorra arrastrada.

Llevaba una falda tubo a medio muslo y su camisa blanca de mangas la llevaba abierta por tres botones. 

— El señor Smith la recibirá ahora — murmuró con hostilidad—. Gracias — sonreí a Rick y pase con una sonrisa estampada en los labios.

Entré a la oficina encontrandome con el imponente hombre de pié frente su escritorio. ¿Acaso pretendía intimidarme?  No esta ni tibió.  Estúpido engreído.  Tampoco negaba que el imbécil estaba aún más guapo ahora que es más maduro.  Su pelo rubio ya lo llevaba corto parado hacia arriba, sus ojos seguían teniendo ésa mirada depravante y su cuerpo lucía más ancho.  Tal vez su cuerpo estaba mejor formado que hace unos buenos años atrás. 

— Señorita Hernández tome asiento — pronunció con un dejé de altanería. 

Me senté con gracia y lo miré expectante.  Él solo me observaba como si de ésa manera lograría asustarme.

— Una foto puede durarle más — digo un poco molesta por su escrutinio.

Bryan apreto sus labios formando una fina linea.

— Tiene una lengua muy afilada, Constanza — dice escueto y enarco una ceja—. No le di permiso a que me tuteara — comente cruzando mis piernas, con la intensión de que se notará mi muslo.

Sus ojos se fueron directo a mis piernas, pero yo no le quite la mirada de sus ojos.  No quería demostrar que lo había hecho de manera intencionada.

— Es mi empresa yo tuteo a quien yo quiera.

Se sienta y como si fuera la cosa más repugnante toma un papel de su escritorio.  Supongo que era mi currículum.

¿Enamorado de la hippie? ¡No puede ser! - SNSRTE 4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora