Capitulo 12

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Capitulo 12

Constanza

La noche había sido demasiado incómoda y extraña.  Primero Bryan tiene prácticamente un arranque de macho alfa y me da entender que no quiere que vaya al cine. Segundo, Rick está demasiado atento y cariñoso, y me hace sentir incómoda.  Por último, su hermana Amanda me trataba como si fuera o estuviera a punto de convertirme en su cuñada.

Amanda era una mujer guapa de veinticinco años.  Tenía un parecido con su hermano, cabello negro lacio hasta los hombros, no muy flaca, pero tampoco gorda y sus ojos eran grises.  Era una persona amigable y su espíritu juvenil explotaba en varias ocasiones.  Su fuerte era la medicina y ahora estaba haciendo una especialización en cardiología.

Además me desesperaba el escuchar a Rick decirme que cuando me fuera le haría falta.  Su ilusión conmigo era obvia, pero yo había sido muy clara y me dolía que tener que repetirle lo mismo.  El que te rechacen duele, yo tengo una buena y humillante dosis sobre eso y la tengo clavada en mi pecho y en mi memoria. 

Cuando llegue de la salida, no pude resistirme y le envié un mensaje de texto a Bryan.  Ya bastaba de tanto juego y podría cansarse.  Pronto me iré y no podre mover bien las piezas.

Iba a preparar una cena solo para los dos en mi departamento.  Valentina todavía no había llegado así que todo estaría más que bien.  En realidad me encantaba las múltiples facetas que Bryan proyectaba mientras le daba y una y otra vez mis negativas.  Era divertido ver como pasaba de su semblante pícaro a uno lleno de molestia.  Bryan era un libro abierto cuando de expresiones se trata y yo las disfrutaba.

Él no me había respondido el mensaje, pero sabía que vendría.  Por nada en el mundo se perderá una noche conmigo.  Me desea, lo veo en sus ojos.  Cuando dieron las tres de la tarde comencé a cocinar arroz con piña y unas chuletas sin hueso con salsa de piña.  Siempre me había quedado delicioso y quería que él viera que también servía para la cocina.

Cuando termine preparé la sala.  Con mucho esfuerzo saque la mesa del medio y la escondí en mi cuarto. Coloqué en el suelo una sábana blanca y alrededor almohadones rojos.  Además coloque dos lugares en donde pondríamos la comida.

Todo tenía que salir bien.  Me levanté para ver como había quedado y quise quitarlo todo.  Esto parecía un ambiente romántico y no quería eso.  No pude hacer nada, faltaba poco para las siete y debía arreglarme.
Al fin termine y con una sonrisa me mire en el espejo de mi habitación.  Mi pelo estaba completamente suelto con suaves ondas que me tomaron más tiempo que lo indicado. No me maquille mucho, solo delineador y labial rosado.  Por último me enfunde en un vestido blanco con tacones negros.  Parecía un ángel, un ángel muy malo, sonreí ante mi pensamiento. 

Rápido entre a la cocina y recalentó la comida.  Por primera vez me sentía nerviosa y comenzaba a enojarme.

Constanza, por favor si es el malnacido de Bryan.  Él sufrirá no tú.

A las ocho en punto tocaron la puerta y respiré lo más profundo que pude.  Al abrir la puerta me sorprendí.  Me encontré con un hombre vestido casual con jeans negros y camisa abotonada arremangada en los codos, gris.  Tenía una medía sonrisa y parecía mucho más nervioso que yo.

¿Qué mierda nos pasaba?

— Traje el vino.  Espero que sea de tu agrado. — Sonreí y tome la botella de vino.  Ni siquiera sabía de vinos así que no importaba si era de supermercado.

Bryan observo el lugar y sonrió de medio lado—. Me gusta tu empeño.

— Pensé que te tenía un poco abandonado y quería compensarte — digo con picardía—. ¿Quieres comer aquí o en el comedor?

¿Enamorado de la hippie? ¡No puede ser! - SNSRTE 4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora