Capitulo 30

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Capitulo 30

Constanza

Seis meses después

— ¡Apúrate,  Valentina! — chille a mi mejor amiga.  Estaba en mi nuevo auto, usado,  pero nuevo para mí.

Mi amiga se había comprado un penthouse hace tres meses y todavía se le hinchaba el pecho al hablar de su nuevo hogar.  Hace unos minutos lo estaba haciendo, pero ahora solo pelea en el vestíbulo intentando ponerse sus altos tacones.

— ¡Ya voy!

Apretó el claxon del auto varías veces solo por hacerla enojar y ella me muestra el dedo del medio. 

Cuando por fin entro al auto le di un golpe en el brazo—. Le prometí a Alexander que estaría allí temprano.  El niño esta tan ilusionado con su fiesta de cumpleaños — digo arrancando el auto.

Desde que el niño había llegado a la vida de Bryan todo era tan distinto.  Nos preocupamos mucho por él y aunque yo vivo en otro departamento siempre estoy muy al pendiente de ambos.  Lo llevo al colegio algunas veces o lo recojo y nos vamos de compras.  Con Bryan todo parece un cuentos de hadas, aunque algunas vela s hemos tenido nuestras discuciones, pero todo sigue muy bien.

Bryan se preocupa por mí, me cuida y me consiente.  Todavía no hemos vuelto a hacer el amor, pero lo he intentado sin éxito.  Eso me desespera porque no quiero que se alejé de mí porque no le doy sexo, pero él me asegura que siempre iremos a mi ritmo.  Ya las pesadillas han menguado, solo aparecen esporádicamente y eso me tranquiliza.  Las citas con la psicóloga han ayudado mucho y espero hoy poner en práctica lo que me ha sugerido. 

Además estámos comenzando abrir nuevamente el negocio de la constructora, pero poco a poco porque se le hace imposible a Bryan abrir ese tipo de negocio sin un socio como anteriormente.  Ambos nos estámos hechando la mano y tomamos muchas de las decisiones entre ambos.  Por otro lado, Rick esta en la cárcel por fin y no le volveremos a ver la cara por unos diez años como mucho.

— Ya pareces su madre, Constanza. Espero que Bryan te lo sepa agradecer y se case contigo — murmuró Valentina aplicándose labial rojo en los labios.

La miro solo por unos segundos y vuelvo a concentrarme en la carretera.  No creía que Bryan quisiera casarse.  Una cosa es que me amará y otra muy diferente querer ponerme un anillo en el dedo. 

— Es demasiado pronto, Valen.  Estámos muy bien así.

— Dilo más fuerte para que te lo creas.  Sabés que estas loca por casarte con él — dice la pelirroja escribiendo en su móvil.

Bueno mi amiga tenía razón desde hace unas semanas la idea de que nos casaramos venía rondando mi cabeza.  Quería poder decir que él era mi marido y que yo era su mujer.  Era algo tonto, pero mi corazón lo pedía a gritos.

— Todo a su tiempo — susurro intentando convencerme a mi misma.  Bryan lo hará cuando esté preparado.

Llegamos a un parque donde ya podía ver los globos de distintos colores, casas de brincos y máquinas de algodón.  Mi amiga se había adelantado para coger algodones y yo miraba todo desde lejos.  Los niños corrían de un lado a otro.  Mientras que otros estaban felices saltando en la casa inflable.

— ¿A qué esperas mi amor? — Bryan se acercaba a mi por mi costado.

Estaba guapísimo con unos pantalones cortos cremas y una camisa negra de mangas cortas.  Con los meses cada día estaba más guapo y yo no aprovechaba ése cuerpo por mis miedos.

— Nada solo pensaba — digo dándole un beso en los labios—. Toma este mi regalo para Alexander — extiendo una pequeña bolsa y en mi otra mano sostengo un superman enorme.

¿Enamorado de la hippie? ¡No puede ser! - SNSRTE 4 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora