Capítulo 8

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Everything has change- Taylor Swift

Llegamos al final del pasillo y giramos hacia la izquierda, caminamos un poco mas y luego en un abrir y cerrar de ojos, Diego me había recostado al final de los casilleros, en un pequeño espacio entre el final y el principio de otro. Coloque mis manos sobre mi rostro y me deje caer poco a poco, hasta tocar el piso, me encogí abrazando mis piernas y trate de volverme tan pequeña como una hormiga, tal vez, si tenia suerte, alguien me machucaba.

Mi cuerpo fue levemente apretujado contra la pared de metal.

Gire los pocos centímetros que mi espacio me dejo y me encontré a Diego en la misma posición, su rostro se escondía entre sus piernas y sus manos pasaban una y otra vez su cabello, alborotándolo aun mas, haciéndolo ver aun mas negro. Más hermoso.

-Lo siento, Amelia- dijo, con la voz distorsionada por la posición en la que se encontraba- No sabia que la chica de la que hablabas era Elena... yo no hubiera... no, yo no-

-Yo no sabia que era Elena, Ambos lo desconocíamos, además, Elena es tu prima, tarde o temprano lo sabría. No te disculpes, no tienes por que hacerlo-

Poco a poco su rostro fue saliendo de su escondite y sus hermosos ojos azules me miraban pensativos.

-Gracias- dijo, dándome una sonrisa de medio lado- Eso ha sido intenso, ¿no lo crees?

-Mi suerte cada vez apesta mas-

-Pero conversaste con el-

-No era así como lo había planeado-

-Es el destino, tómalo como una señal-

-Claro, una señal de que necesito salir de aquí cuanto antes, si quiero seguir viva sentimentalmente-

-O- dijo, volteando aun mas su cuello para poder verme mejor, y taladrarme con sus ojos penetrantes alzando una ceja.- Una señal de que tal vez, él no es-

Nunca había pensado eso, tal vez porque mi mente se negaba a caer en la posibilidad de que me allá equivocado, que tal vez solo me había ilusionado con la idea de el siendo el chico, el primero, que no había pensado que el simple hecho de que el no poder hablarle durante dos lagos años y que el no me hablara aun sabiendo mi nombre, porque ahora sabia, que el me conocía, que no era una completa desconocida para el.

Tal vez, Diego tiene razón, tal vez, Andrés... no es el chico que espere.

Una carcajada salió de la boca sonrosada de Diego mientras que sus ojos me miraban llenos de diversión. Llevo su dedo a mi entrecejo y una sonrisa se abrió camino en mis labios

-Tal parece que de todas, esta es tu favorita- dijo elevando la unión de mis cejas hacia arriba.

-Creo que me parezco a ti en ese sentido, no soy consciente cuando lo hago-

Volvió a reír.

-¿Que ha pasado con la enfermera? ¿Que ha dicho de tus golpes?-

-Me ha puesto dos mariposas en cada rodilla, dijo que en una semana podre quitármelas- baje las piernas y le enseñe las mariposas.

Mire su rostro y estaba levemente rojo, pero sus ojos estaban tan abiertos que parecía querer salirse de sus cavidades.

-¿Estas segura que ha sido en el autobús? Por que parece que te has caído contra el pavimento y en pantaloncillos.

Una pequeña risa salió de mi boca.

-Bueno, al menos no se ha infectado- dijo

-No creo que se pudiera infectar tan rápido- dije mirándolo divertida- no ha pasado mucho tiempo desde que me caí, y si, ha sido en el autobús, los escalones son de metal. Por eso ha sido muy fea la herida.-

Me sonrió y sus ojos se entrecerraron un poco.

Todo se desvaneció, volví ha sentirme bien, mi corazón dio un bote en mi pecho, y sentí como un pedacito de el se regeneraba.

El timbre sonó y ambos nos sobresaltamos, pero una de las manos de Diego pareció reaccionar por si sola y se dirigió directo a mi ojo picándolo

-Auu- dije llevándome la mano al ojo. Diego se asusto y se puso de cuclillas frente a mí, con el ojo que me quedaba pude ver como su rostro se teñía de ese rojo claro, que me había dado cuenta, adoptaba cada vez que se avergonzaba.

No pude evitarlo y solté una carcajada que al principio lo sobresalto pero que luego lo contagio y comenzó a reírse con migo.

-Lo siento mucho, no quise lastimarte- dijo poniéndose de pie y acercándome su mano para poder levantarme.

-No te preocupes, siempre he querido saber como veían los piratas con un solo ojo- no pude evitar tardar un poco mas de lo normal en tomar su mano- Creo que para ellos eso significaba ser hermoso- y tomando todo el valor que pude, eleve mi mano y sujete la suya, sabia lo que sucedería.

El cosquilleo recorrió con mas intensidad que nunca cada parte de mi cuerpo, fui consciente de su mirada viendo nuestras manos sujetadas, fui consciente de que estuvieron así, mas de lo debido.

Aun tenia una mano sobre mi ojo cuando sentí la mirada profunda y azul de Diego sobre mi rostro.

-Tienes razón- Dijo

-Sobre ¿que?-

-De los piratas- dijo colocándose ambas mochilas sobre el hombro sin soltar aun mi mano- Te ves hermosa.

Karol Arriola <3


Un Café Por la Tarde©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora