El aire agita mi cabello y golpea suavemente mi rostro, si cierro los ojos, puedo escuchar al viento golpear las hojas de los árboles.
-Amelia, sabía que te encontraría aquí-
Elena se acercó a mí de forma perezosa, y no era para menos el embarazo estaba en su etapa final.
Me sentía feliz por ella y por Andrés, eran muy felices, siempre me invitaban a su casa a pasar las navidades, año nuevo o solo un domingo para pasar juntos.
-Siempre- dije sonriendo
-creo que en cualquier momento voy a explotar- dijo mientras tomaba asiento
-mientras no explotes sobre mí no tengo ningún problema-
Ambas reímos, Elena siempre lo lograba.
-Aun lo extrañas-
-Cada día, con todo mi ser... pero ahora, ya puedo vivir con eso-
Elena me miro con tristeza, odiaba que lo hiciera, pero nunca se lo dije.
-También lo extraño, extraño sus palabras filosóficas y sus extraños consejos-
-Lo sé-
-Te estamos esperando en casa, todos están-
-llego en un rato-
-Claro, te dejo tranquila-
Dijo mientras se levantaba con dificultad y hacia caras graciosas con su rostro.
-Elena-
-¿Dime?-
-Gracias... por todo-
- de nada linda, tu sabes que eres mi hermana de otra madre- ambas reímos
Los recuerdos me inundaron la mente mientras volvía a cerrar los ojos.
Habían pasado 8 años desde que Diego murió.
8 años desde que sus ojos azules no volvieron a mirarme, ni sus manos a tomar las mías.
Aun puedo recordar cada detalle de ese día, cuando desperté y Diego ya no lo hizo.
Deje, como cada año, que los recuerdos me inundaran.
Aun podía escuchar su voz y sentir el roce de sus labios, aun podía sentir sus manos conocer cada rincón de mi cuerpo, aun sentía el nerviosismo de la primera vez juntos.
Pero ahora, era diferente, ahora podía evitar las lágrimas, ahora ya no dolía tanto, ahora los recuerdos solo me hacían sonreír y sentirme afortunada der haber amado tanto en mi vida y haberlo entregado todo por amor, porque haberme encontrado a Diego en esta vida le dio sentido, a pesar de todo lo ocurrido, de las lágrimas derramadas y el dolor sentido, le agradecía a Dios haberme topado con él, aunque él decía que solo era un caminante, para mí fue mucho más.
Y ahora podía entender porque el siempre decía que era su corazón... porque dentro de mi... en mi pecho, Diego aun me sonríe y toma mi mano, aun me habla y me dice cuanto me ama.
¿Destino o casualidad?
Nunca lo sabré, lo que si se, es que Diego fue más que un simple caminante para mí, fue... mi primer y verdadero amor.
FIN
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Un Café Por la Tarde©
Roman pour Adolescentssi tuviera que describir el amor... ahora, que han pasado tantos años, diría que es inusual, mágico, inesperado, doloroso.... pero nunca diría que es complicado. ahora que lo pienso, siempre fue el destino o tal vez la casualidad, la que me llevo es...