Capítulo 14

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Me encuentro sentada en una esquina de mi cuarto con mis brazos alrededor de mis rodillas.

Me siento aterrada, siento como si estuviera a punto de tirarme de un risco. ¿Y si le digo a mama que cuando Diego llegue le diga que he enfermado y no puedo salir? Siento como si mi mente quisiera salir huyendo ¿acaso tengo miedo de una simple cita?

Es que no es una simple CITA, es Mi PRIMERA CITA!!!! Y da la casualidad que es con el chico que me ha ayudado a olvidarme del chico que ame durante dos largos años, que casualmente esta con su prima, vean que pequeño es el mundo y que tan grande es mi angustia.

Y es que después de nuestro picnic y después de que ambos camináramos, uno al lado del otro, sin decir ninguna palabra, hasta llegar a mi casa, no he dejado de fantasear con la cita.

Faltan 5 minutos para las 5 de la tarde y ciento mi estomago estrujarse y la sensación de vomito esta presente. Creo que no podre hacerlo, no nací para enfrentar las citas, ¿y si digo algo tonto o estúpido? ¿y si no le agrado en la cita y se da cuenta de que no soy lo que el pensó y decide abandonarme y ya nunca hablarme en la secundaria? Y si ya no me mira, ¿Qué hare si su mirada azul decide ya no posarse en mis ojos café? La sola idea me hace levantarme y salir corriendo al sanitario.

-AMELIA!! Diego esta aquí querida, baja esta esperándote en la sala-

OH. MI. DIOS. Esta aquí. Ya esta aquí.

¿Que hago ahora? "si no vas te arrepentirás por el resto de tus días"

Mi subconsciente tiene razón, debo enfrentarme a esto, y que pase lo que tenga que pasar.

Cepillo mis dientes y me hecho enjuague bucal, corro a mi habitación y me lleno de loción corporal, doy unos cuantos giros para no ahogar a nadie con el olor.Me recoloque el cabello, me puse las zapatillas y quite una arruga inexistente en mi vestido color ciruela, baje los escalones y mama me esperaba al final de estos con una sonrisa, una pequeña sonrisa en sus ojos ¿acuosos?

Me coloque a la par de mama y me despedí de ella, camine hacia la sala y vi a Diego, mirando por la ventana de espaldas a mi, sus botas negras hacían juego con su polo negra y sus pantalones, nunca había visto tanto negro en una persona, y aun así...Me quito el aliento.

Mis manos pasaban frenéticamente una y otra vez sobre mi vestido, que en lugar de estirarse estaba comenzando a mojarse y arrugarse, si, estaba sudando como loca.

"vamos, Amelia, debes hablarle!!!"

-H-hola-

Diego se dio la vuelta y sus ojos azules se posaron en mi, una oleada de alivio y familiaridad se poso sobre mi ser, extrañaba la sensación de hormigueo que su mirada me producía, extrañaba su mirada. Lo extrañaba a el. Se que solo había pasado una noche desde que no lo veía, pero lo extrañaba, mucho, demasiado, y ahora, que había sentido su olor, su suave olor a limón y mis manos habían tomado su pelo y mis brazos acariciado su cuello, la sensación de estar lejos de el era mucho peor que antes.

-Hola- Se acerco a mi con una sonrisa en el rostro- Lista-!

Una gran sonrisa se formo en mi rostro y sentí como todo el miedo se disipaba, el terror se iba. Estar con Diego hacia que todo se sintiera mejor. Todo estaría bien.

-Lista!-

Volvió a sonreírme, y en cuestión de segundos Diego ya se había ubicado a mi lado.

-Muy bien, ¿Nos vamos?- Pregunto metiendo sus manos a los bolsillos, vi como sus hermosas mejillas tomaban ese rubor que tanto adoraba. Mi corazón dio un bote en mi pecho, justo cuando una parte de el se regeneraba.

-Si – dije observando aun su rostro- Nos vamos. Adiós mama, nos vemos más tarde-

-Adiós Señora Sullivan-

-Adiós chicos, que disfruten su velada-

Gire sobre mis talones y camine hacia la puerta, mi cuerpo era muy consciente del cuerpo de Diego. Llegamos a la puerta y justo cuando mi mano tomo la perilla, la mano de Diego lo hiso también. Nuestros dedos se chocaron y mi cuerpo reacciono a su tacto. Sentí esa sensación de electricidad recorrerme y pasar cada parte de mi cuerpo, de mi ser, sentí mis mejillas sonrojarse y calentarse, levante un poco la vista y me encontré a Diego observándome con un rubor mas intenso en sus mejillas.

-Yo abro- dijo tomando de nuevo la perilla y regalándome esa sonrisa que solo es mía y por primera vez, sentí las ansias de la cita recorrer mis manos y poco a poco mi cuerpo. Estaba ansiosa de pasar tiempo con Diego, en una cita, mi primera cita.

Baje los escalones de la entrada de la casa y camine hacia la señal de alto, pare y me di cuenta de que aun no sabia hacia donde íbamos ¿Es normal no saberlo? ¿y si debo saberlo? Si es así, Diego ya debe saber que es mi primera cita, ¿estará arrepentido?

Sentí un frio recorrer mi espalda y mi cuerpo pararse quedando inmóvil, ¿qué hago? Por primera vez no tenía la respuesta.

-Amelia, ¿qué sucede?- Diego se ubico frente a mi, sus manos estaban en los bolsillos y su mirada azul preocupada se poso en mis desubicados ojos café.

-Todo esta bien- dije bajando la mirada- solo estoy un poco nerviosa- y esto lo dije en un susurro.

Diego se acerco mas a mi, se acerco hasta que nuestros alientos se chocaron entre si, se acerco hasta que sus suave olor a limón pudo inundar mis fosas nasales.

-Yo también estoy nervioso- dijo en un susurro, y mis ojos se cerraron al sentir su aliento chocar en mi mejilla y rosar mi oreja, lentamente mis ojos empezaron a abrirse, y sentí mi cara volver a ponerse roja al darme cuenta que Diego aun me veía, sus ojos azules aun veían mis ojos.

Ninguno de los dos dijo algo, y los segundos pasaron hasta que Diego bajo la vista sonriendo y tratando de traspasar sus bolcillos con las manos.

-Vamos es por acá- dijo señalándome con una inclinación de cabeza.

Caminamos uno al lado del otro, sin decir una sola palabra, pero me sentía tan bien de estar con Diego, me alegraba no haber cancelado, no haberle mentido, no haber dejado que mi miedo fuera mas fuete que mi deseo de estar con el.

Y la pregunta se formo en mi mente y la sentí golpearme, como balde de agua fríaque recorrió mi espina dorsal ¿Por qué quiero estar con Diego? ¿Por qué siento todo esto por Diego?

Karol Arriola <3


Un Café Por la Tarde©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora