Capítulo 10

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-Por Dios Amelia!!! ¿Qué te has hecho en las rodillas? Pero si te las has destrozado. ¿Qué ha pasado con los tejanos?

Mama tenía tan abiertos los ojos que parecía estar a punto de perderlos. Me había atrapado queriendo subir furtivamente los escalones.

Había planeado entrar sin hacer ningún ruido, pero como dije, mis planes apestan y mama me había descubierto.

-No es nada grave mama-

-Pero que dices Amelia, te han puesto dos mariposas en ambas rodillas, claro que es grave. ¿Dónde te has caído?

-En los escalones del autobús-

- ay Amelia- dijo mama en un suspiro y de sus labios se hiso una sonrisa- ¿Qué hare contigo? Ven- Tomo mi mano y me dirigió a uno de los sofás- Debo revisar que la herida no se halla infectado-

-Pero si la enfermera de la secundaria ya se ha ocupado de ello- dije con una sonrisa en el rostro.

-Gracias a Dios que has ido a la enfermería, eso si que es un milagro, siempre dejas que se infecte y hasta que sientes mucho dolor me dices que te ha pasado-

-Diego me ha llevado- dije, puse una mano sobre mi boca. Acaso acababa de hablarle inconscientemente de Diego.

-¿Diego? No sabía que tuvieras amigos en la secundaria. Pero me alegra que si los tengas- dijo mama mirándome y sonriendo.

-Acabo de conocerlo, es nuevo en la secundaria- dije sonrojándome y bajando la voz.

-Bueno- dijo- entonces debe de tener algo especial para que hayas decidido hablarle-

-De hecho, él lo hizo, él ha sido quien me ha hablado, nos hemos encontrado por casualidad y me ha hablado-

Estaba hablando de mas, contarle a mama de las circunstancias en las que había conocido a Diego, seria confesar todo lo ocurrido con Andrés, seria contarlo todo, desde el principio.

-Como dije, el debe tener algo muy especial- mama regreso la mirada a mis heridas y las inspecciono cuidadosamente- creo que no se han infectado, pero tendré que cambiar las mariposas, estas ya se han manchado.

Se levanto y se dirigió a la cocina donde teníamos el botiquín de primeros auxilios, eso me dio tiempo para poder respirar profundamente. Mama regreso con una botella de alcohol, algodón y una cajita que contenía mariposas.

-¿Quién te ha dado ese vestido tan lindo?- dijo mama caminando de nuevo hacia mí- te queda muy bien, de hecho, siempre te has visto muy bonita con vestidos, no entiendo porque no te los pones-

Me encontraba en mi habitación, saliendo de la ducha y colocándome el pijama. Había hablado con mama por mas de una hora, nunca habíamos hablado tanto, le conté de los tejanos y el vestido, no se molesto por los tejanos, dijo que los arreglaría y los convertiría en pantaloncillos cortos. Solo pregunto que porque no me los quite en lugar de romperlos ¿Por qué no lo hice? Creo que la idea de romperlos para no volver a ponérmelos resulto mejor. No volvió a preguntarme por Diego y se lo agradecía.

Tenia demasiada tarea y muy poco tiempo para hacerla, al parecer, seria una larga, larga noche.

La noche literalmente se me hizo corta, había podido dormir solamente dos horas, y dos horas no son suficientes, me sentía cansada, y tenía dolor de cabeza y para terminar mi mala suerte, porque si, aun tenia mala suerte, no pude ponerme ninguno de mis vaqueros, así que tuve que ponerme de nuevo un vestido, pero esta vez de color amarillo con un pequeño escote en la espalda y puntitos rosas, esta vez me puse unas convers palo rosa, tenerlos me hacía sentir más cómoda.

Un Café Por la Tarde©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora