capitulo 24

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Tome su mano entre las mías y nos sentamos sobre la manta, tome la canasta que había llevado y comencé a sacar todo, no dije nada y Diego tampoco lo hizo, solo me observaba.

-Amelia, te Amo y quiero que lo sepas-

Eleve la vista y diego miraba su regazo, sonreí, me ama y yo lo amo a él.

Me senté en su regazo y pegue mí frente a la suya, tome las tazas de café y le entregue una, le sonreí... y el me sonrió a mi.

"te amo tanto Diego"

Hace media hora que estoy en mi habitación, recostada en mi cama recordando todo lo que paso en la tarde, luego de tomar café, Diego me comento lo que estaban planeando hacer con sus amigos del hospital el próximo fin de semana, me pareció una idea fenomenal, quieren recaudar fondos para los niños que necesitan trasplante de corazón, estaba tan emocionado contándome todo lo que harían que me sentí feliz de su felicidad y decidí unirme, solo de recordar me hace reír.

Dijo que para unirme tenía que besar al novato del grupo tres beses y ya se podrán imaginar quien era el novato del grupo.

Después decidí subirme al columpio, ya no recordaba el sentimiento que producía estar ahí, cada que diego me mecía, sentía tocar el cielo, las nubes y por un momento me sentí niña otra vez, sentí que mi papa estaba con migo y luego la realidad asalto mi mente, el ya no está con migo, era la primera vez que iba desde que papa murió, creí que regresar sería fatal, pero esta tarde cuando lo decidí, no pensé en cómo me sentiría, solo pensaba en pasar el mejor día a lado de Diego, y así fue.

El autobús acababa de dejarme en la secundaria, este vez no me encontraría con Diego, me dijo que llegaría tarde porque saldría con su mama. Ahora que camino sola para mi casilla extraño la sensación de seguridad y paz que me brinda Diego.

-Amelia!!!!!!!-

Gire tan rápido y en seco que sentí un fuerte mareo... auch, creo que me dará dolor de cabeza y como supuse, es Elena, siempre lanzando bolas de alegría, nunca había conocido a alguien tan alegre que doliera.

-Elena- dije entre risas- no grites, todos nos ven- y era cierto, bueno en parte, muchos ya estaban acostumbrados a los gritos de euforia frecuentes de Elena así que ya no le hacían mucho caso.

Elena rio muy, muy fuerte, que me hizo reir.

-no te preocupes, es el hecho de que ellos no pueden demostrar su alegría por el miedo al qué dirán los demás, lo sé, porque así era. Antes nadie sabía ni siquiera mi nombre, era tan tímida de mostrarme como era que un día desperté y me di cuenta que me estaba perdiendo, que estaba perdiendo mi identidad, bueno , de hecho no lo descubrí sola, fue gracias a Andrés que pude darme cuenta.

Y luego sonrió como solo pueden sonreír las personas enamoradas, que como lo se... pues porque siento que así es como estoy sonriendo desde hace un mes.

-me da mucho gusto que todo haya cambiado para bien y que te hayas dado cuenta de la hermosa persona que es Andrés-

Asintió y agacho un poco el rostro, sonreí, sus mejillas se tiñeron de un rosa adorable.

-Yo... de hecho, hace mucho que he querido hablar con tigo- Elena estrujaba sus dedos, realmente estaba nerviosa, tal vez... le paso algo a Diego, la sola idea me asalto tan de repente que sentí dejar de respirar, en un momento sentí mi mundo derrumbarse.

-Le... le paso algo a...-

-Nooo!! ¿Qué?... no- dijo remarcándolo con las manos y cabeza, sentí como todo volvía a acomodarse, como la respiración regresaba para llenar mis pulmones y ejercer su trabajo- Lo que quiero decirte no tiene nada que ver con Diego... Bueno, no sé cómo empezar. Antes yo me sentaba del otro lado del roble, donde tú y Diego suelen encontrarse, donde tu... tu solías sentarte a leer o... a mirar a Andrés-

Mis ojos se abrieron como platos, no podía creer que ella se hubiera dado cuenta, no creía que nadie se hubiera dado cuenta, sentí como mis mejillas se enrojecían y la vergüenza invadía mi cuerpo.

-No por favor, no te avergüences, yo siempre me sentaba del otro lado del roble y me preguntaba porque nunca te atrevías a hablar con el, siempre supuse que estarían tarde o temprano juntos-dijo mirándome a los ojos- ustedes parecían ser el uno para el otro, ambos con excelentes notas académicas, amantes de los libros. Un día vi como el te miro y tú te sonrojaste, creí que debía ayudarte, era lo menos que podía hacer, ambas éramos amigas sin saberlo, pues compartíamos algo que nadie más tenía... nos sentíamos atraídas por el mismo chico, pero a diferencia de mí, tu tenías más oportunidad que yo, el siempre dirigía su mirada a ti y no a mí, así que decidí que si alguien lo merecía eras tu-

Sentí mi corazón oprimirse y mi garganta cerrarse, Elena, ella lo supo todo desde un principio.

-Nunca le he dicho esto a nadie, por si eso es lo que piensas-dijo mirándome seriamente a los ojos- Un día quise ayudarte a que por fin hablarás con el, pero todo salió mal, se suponía que nadie me vería forzar la cerradura del casillero de Andrés para poder introducir una pequeña nota donde diría que alguien muy especial lo estaría esperando en el roble, todo sonaba y parecía de maravilla en mi mente... pero cuando estaba a punto de introducir la nota, Andrés ya estaba parado detrás de mi... y así fue como empezó nuestra historia. En la clase de biología el plan era que al prestarte el lápiz tendríamos un tema para platicar y así poderte confesar todo, pero no pude, me dio miedo que dirías o como reaccionarias, luego, solo pude ver como te abrías paso entre los alumnos para salir de la secundaria, sabia que nos habías visto, me sentía mal, pero quería que supieras que el Ahora estaba con migo, me sentía mal por ser egoísta, pero el miedo de perderlo, de no poder competir contra ti me invadio, por eso cuando estábamos en la enfermería tome su mano, luego vi como Diego te protegía y veía, y sabia que desde ese momento tus sentimientos cambiarían, pero no podía estar tranquila hasta que te contara como había pasado todo. Siento mucho el dolor que te cause Amelia-

Sus ojos parecían realmente arrepentidos, no sabía si sentirme dolida o no, no sabía que pensar o como actuar.

Al final, solo pude sonreír.

Gracias a todo ese dolor pude conocer a Diego, y eso era lo que mas me importaba, aun quiero a Andrés, y tal vez nunca deje de quererlo, pero ahora es diferente, ahora ya no espero nada más de él, ahora lo quiero solo como un amigo.

Me sentía de una manera muy rara, me sentía desesperada, solo quería estar ya con Diego, solo quería reflejar mis ojos en los suyos, solo quería perderme en sus labios y estar juntos bajo el roble, escuchándolo respirar junto a mí, me sentía de una manera muy rara, sentía algo.

El timbre no había terminado de anunciar el almuerzo y yo ya estaba saliendo del salón de química, sentía algo oprimir mi pecho.

Era la millonésima vez que revisaba mi celular y Diego aun no llamaba.

No saber qué es lo que pasa, no tener las respuestas a todo me colmaba la paciencia, saber que no puedo hacer nada me irrita.

-hola, Amelia- dijo Andrés acercándose a mí de la mano de Elena, ella al verme se puso muy nerviosa, sus mejillas se tiñeron de un rosa adorable, Andrés no se percató de nada, no se dio cuenta de mi mirada conciliadora hacia Elena, no se dio cuenta que en secreto, que entre miradas, estábamos arreglando las cosas. Elena me sonrio como siempre y eso me alegro.

-hola chicos- dije sonriendo, ahora estaba casi todo claro- disculpen pero han visto a Diego, me dijo que nos veríamos durante el almuerzo, pero no lo veo por ninguna parte.

-Bueno...-dijo Elena un tanto dudosa- tal vez se tardara mas de lo que creía-

-Eso quiere decir que no vendrá a la secundaria- dije sin poder evitar que en mi voz saliera toda la tristeza y desazón que sentía.

-No te preocupes, te quedaras a nuestro lado verdad Andrés-

-Claro, no permitiremos que estés sola he intentes tirarte de una banca creyendo poder morir- no pude evitar reír con el comentario sin sentido de Andrés, me equivoque, Andrés si había cambiado, ahora es mas feliz.

<3


Un Café Por la Tarde©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora