Tenía diez minutos de haber salido de casa y dirigido a la parada de autobús, pero al parecer no funciona así, creí que si salía mas temprano el señor del autobús lo presentiría y haría lo mismo. Pero no paso, cinco minutos después, a la hora de siempre, el autobús se asomo por la esquina y se acerco hasta quedar frente a mí.
Me quede de piedra frente al autobús, mis manos sudaban y estaba a punto de colapsar mentalmente, tratando de idear un nuevo plan para no ver a Andrés por todas partes como el día anterior y además encontrar la manera de que el señor Carson y la Señorita Rodríguez no se cruzaran. Nunca, o al menos lo que queda de año escolar, que eran aproximadamente 169 días.
-Hey... Amelia, subirás o no, no tengo tu tiempo-
Volví a la realidad de manera tan abrupta que por subir demasiado rápido los escalones, resbale, y en un vano intento de aferrarme a algo para no golpearme, sostuve el manubrio que abre y cierra la puerta, haciendo que mi caída fuera mas rápida. Mis rodillas fueron las mas afectadas, claro después de mi orgullo.
Mis mejillas se calentaron y utilice el alboroto que hago llamar cabello para ocultarlo, sentí como las lagrimas picaban mi rostro pero me la arregle para no llorar, aun estaba en el suelo, no podía hacerlo mientras estuviera ahí.
-Lo siento tanto Bob...yo no quería...pero me he tropezado-
-Amelia no te preocupes no ha sucedido nada grave...- dijo Bob ayudándome a ponerme de pie,
-Amelia!!! ¿Te encuentras bien?- dijo Diego poniéndose en pie de un salto y caminando hacia mi. Tenia al menos 5 minutos de haber llegado a la secundaria, pero no me atrevía a caminar el sendero que me llevaría hacia Diego, bueno una porque, aun me encontraba pálida por la caída que me había llevado y el solo hecho de pensar en su mirada azul perforándome tratando de encontrar respuestas, me hacia temblar, pero era uno placentero, muy placentero.
-Me he caído al subir el autobús- dije y el problema de la palidez desapareció puesto que verlo a el caminar hacia mi me hizo sonrojar, en mis sueños mas locos un chico lo había hecho, Andrés y en su trayecto me decía lo mucho que me quería, me tomaba en brazos y me besaba, tan intensamente que ambos olvidaríamos todo y lo único de lo que seriamos conscientes seria de nuestros labios y cuerpos fundiéndose en un simple beso
Pero es Diego. El pensar que era Diego me hizo sonreír.
-Estas sangrando. Ven debemos llevarte a enfermería.-dijo y acto seguido tomo mi mochila, se la coloco al hombro y caminamos uno al lado del otro.
-¿Cómo ha sucedido?- Pregunto cuando ya estábamos muy cerca de la enfermería.
-Bob, el del autobús me ha asustado y subí demasiado rápido los escalones- Dije y baje la mirada para evitar que viera mi vergüenza- Nunca he sido muy coordinada con mis piernas- y no estaba segura de que lo hubiera escuchado puesto que lo dije tan bajo que yo apenas alcance a escuchar mi voz.
-Un incidente desafortunado- lo mire de reojo y sus largos dedos habían comenzado a picarse la punta de la nariz.
Una pequeña risa salió de mi boca. Se veía realmente adorable, con su cabello peinado y picándose la punta de la nariz. Yo nunca podría verme así.
Giro su rostro hacia mi y su mirada azul se poso en mi mirada marrón y en sus labios se formo una sonrisa. El cosquilleo recorrió mi cuerpo sin piedad.
-¿Qué sucede?- dijo deteniéndose frente la puerta de enfermería
-Acabas de hacerlo- dije señalando su nariz con el dedo- acabas de picarte la nariz, quedamos en que no lo harías, piensa en las consecuencias.-dije encogiéndome de hombros
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Un Café Por la Tarde©
Ficção Adolescentesi tuviera que describir el amor... ahora, que han pasado tantos años, diría que es inusual, mágico, inesperado, doloroso.... pero nunca diría que es complicado. ahora que lo pienso, siempre fue el destino o tal vez la casualidad, la que me llevo es...