Capítulo 11

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Después de buscar y buscar dentro de mi bolsa toda la mañana y no encontrar la pastilla, decidí que antes de ir a la cafetería la buscaría en mi taquilla, y la encontré, gracias a Dios porque estaba a punto de quitarme la cabeza. Guarde mis cosas y saque los libros que utilizaría después de clases, repentinamente me sentía mejor, y no solo por el efecto de la pastilla, era como si mi cuerpo y mi mente esperaran algo que aun no sabía.

Guarde mi libro de Geografía y mi cuaderno de notas de teatro.

Mientras caminaba por el pasillo que daba paso a la cafetería pensaba en un plan para que Elena y Andrés no me vieran, si... se que dije que comenzaba a aceptarlo pero aun era doloroso pensar en que tendría que verlo con Elena y no con migo, que la vería a ella y no a mi, que la quiere a ella y n...

Sacudí la cabeza para sacar mi mente de los pensamientos abruptos que tenia, no era sano seguir torturándome así.

El recuerdo de Diego vino a mi mente.

Sonreí sin darme cuenta.

Una espalda se topo con mi cara mientras sonreía como tonta en el camino.

-Oh Dios... lo siento- dije torpemente, no podía hablar bien. Mi nariz salió fracturada durante el choque. Levante la vista y me encontré con los penetrantes ojos Azules de Diego.

Diego me miraba lleno de diversión, apretaba la boca en una fina línea para no romperse en carcajadas.

Mi cara cambio a la vergüenza. Se ríe porque es obvio que vio mi cara con la tonta sonrisa, y luego sentí mi piel ponerse roja al darme cuenta que no había chocado con su espalda sino que con su vientre. ¿Tal vez haga ejercicio?

Y luego cambio a la ira.

-¿Por qué no te has movido si has visto que venia frente a ti? ¿te has quedado parado esperando a que mi nariz se fracture con tu duro y ejercitado estomago?- mi rostro se volvió rojo de nuevo al ver que las palabras se salieron de mi boca.

Diego no pudo más y se echo a reír.

¿Se atreve a riese de mi en mi cara? Le lancé una mirada fulminante y me di la vuelta para poder salir al patio. Mientras caminaba sentí como la ira se fue disolviendo. Camine hacia el roble y me senté, luego de un minuto sentí como alguien se sentaba a mi lado.

-Lo siento, creí que me habías visto.- dijo

Ya había recapacitado y no era solo su culpa, yo no tenía puesta la atención en el camino.

-No, no te disculpes- dije viéndolo- yo no he puesto atención en mi camino, y además te he insultado- y lo ultimo fue un susurro.

-Yo no diría que alagar mi esfuerzo en el ejercicio sea un insulto- me dedico una sonrisa malévola y me sonroje.

-Yo...este ¿practicas algún deporte?- no podía ocultar mi rostro, el me retenía con su mirada, con su intensa mirada azul.

-Si...Natación. Pero mi especialidad es el estilo mariposa- abrí los ojos como platos.

-Nunca imagine que fueras esa clase de chicos que practica deporte-

Inclino su cabeza hacia atrás y se rio con los ojos cerrados. Mi respiración se corto y sentí el hormigueo en todo mi cuerpo, invadiéndolo todo, inundándolo.

-Bueno, no eres la única que lo dice- abrió los ojos y me encontró mirándole. Desvié la mirada lo más rápido que pude.

Levante el rostro y el me veía, totalmente serio, perforándome, invadiéndome, mis ojos café escrutaron su rostro y pude notar como retenía la respiración ¿acaso lo incomode? Me sentía tonta y una irrespetuosa.

El timbre sonó.

Los dos nos sobresaltamos.

Caminamos juntos hacia la clase de teatro, uno a lado del otro, sin decir ninguna palabra, y la verdad, no se sentía incomodo, al contrario, el estar con el me calmaba y me hacia sentir segura y decidida a olvidar, olvidar definitivamente a Andrés.

El ya no seria más el chico de mis sueños.

Karol Arriola <3


Un Café Por la Tarde©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora