V ''Fragmentados''

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-Rihjtem-

Ella era como un fantasma silencioso, nadie la notaba con facilidad, así que se deslizaba lentamente por los pensamientos de todos aquellos que se paraban en su campo de visión. No se había puesto a pensar en su verdadera situación, el hecho de estar en infierno – el infierno real y tangible – sin estar del todo muerta, además de tener habilidades interesantes. Supuso que todo tenía un propósito que sería develado en algún momento, así que solo se limitó a hacer uso de dicho poder para alcanzarlo, el propósito. Se miró a si misma de forma irregular a través de un charco de agua sucia, comprobó que se hallaba en un estado deplorable, aunque para sorpresa suya, las heridas sobre su cuerpo ya no sangraban, y parecían cicatrizar rápido. Levantó la cabeza con sorna.

—Asqueroso ángel —bramó Red, cruzándose de brazos. Algo la había dejado inquieta luego de su encuentro con el Grigori, pero no sabía definir que era, solo sabía que no le daba buena espina. Cuando ella, junto a su hermana y las otras dos líderes se habían hecho con el poder del reino todos los no fieles y los traidores habían sido ejecutados o exiliados, Ananel era uno de esos que habían terminado expulsados a las tierras distantes, mas allá de las llanuras. Probablemente lo tomara como algo bueno, ya que podría haberse quedado con su hermano en la ciudad de Dezthmond. Nunca se había sentido especialmente apegada al ángel, mucho menos, confiada, y no sabía que quería con su hermana. Odiaba no poder si quiera adivinarlo. Podría quedar expulsado de nuevo por ser tan arrogante como siempre.

Algo inusual ocurrió. El aire se había distorsionado y hecho pesado de pronto. Las pupilas de Red se dilataron forzosamente y una potente jaqueca golpeo su cabeza. Los coloridos fosfenos brillaban en sus parpados, agrandándose cada vez más hasta encontrarse en medio de un limbo. Se sentía ligera, estaba parada en medio de una inmaculada oscuridad que no tenía fin. No sabía dónde se encontraba hasta que escucho su propia voz en medio de la nada, pero no era esa voz chillona que usaba para molestar, estaba muy seria y preocupada.


"—¿Esta muerto? Desde aquí no podría decir si lo está o no, pero no se mueve. —miró a Meghan con terror, sintiendo la sangre hervir dentro de sí.

El espacio había cobrado forma, y ahora tenía colores, texturas. Reconoció el lugar enseguida. Estaban en el abismo de azufre, justo en la garganta. La guerra estaba en su punto máximo, desbordándose por el infierno. Se reflejaba en sus rostros la desesperación y la excitación por el desenlace causado, los gritos de muerte llenaban los rincones del reino pues, las banderas habían sido quemadas, y el estandarte del rey había caído. Los guerreros de Lucifer eran abatidos poco a poco por la nueva legión real; el ejército llegaba a su final junto a su maltrecho líder. Era la caída de una poderosa jerarquía. El mismo había logrado llegar a tal destino, pues su arrogancia para con el resto del reino no era una sorpresa, estaba claro que había escrito su propio camino. Ignoro el peligro cual fácil presa y dio el golpe antes de lo esperado; era Lucifer, solo podía confiarse de su poder. La joven reina veía con los ojos de quien solía ser en instante, como todo sucedía tan rápido que le era imposible seguir un ritmo. Vio como el caído agonizaba tortuosamente mientras el agua cubría parte de su cuerpo; en un vano intento arrastrarse hacia las rocas grises de más arriba. El aire olía a azufre. El agua comenzaba a quemar la piel del rey –sus piernas y parte de sus brazos.

Ella, la de cabello blanco como nieve se arrodillo a su lado y el atuendo rojizo rozó el líquido que escapaba de su cauce para mezclarse con la arena pálida. —. Has perdido. Todo tu imperio ha caído por tu propia culpa—le acaricio el rostro con suavidad —. Mira lo que me has hecho hacer.

Lucifer miró de reojo a unos metros de ellos a su guardián, su preciosa creación, convertido en aquel enorme perro de pelaje dorado, se retorcía herido sobre la tierra. Red también vio esto a través de los ojos de su yo antigua. Sintió desesperación. Oyó de nuevo la voz de su hermana —. Fuiste buen rey, lo admito. Y te agradezco por permitirme vivir. Ahora te doy mi veredicto. Lucifer, te exilio a las lejanías, donde vivirás Solo para que puedas contemplar como te quitamos lo que una vez fue tuyo. Y para que sientas, muy dentro en tu alma, como se consume en fuego todo lo que amas y todo lo que compartiste conmigo.

Queens of HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora