Estaba dispuesta a todo por conseguir lo que quería sin importar cuanto odio y desprecio consiguiera de aquellos que la rodeaban; los lideres acostumbraban a hacer cosas bajo dominados por sus instintos. Estaba tan furiosa consigo misma y con el prisionero quien se burlaba y demostraba cuan inútiles resultaban sus métodos; pero ella no se detuvo ante su palabras venenosas e infantiles. Golpeó de nuevo sobre la piel del ser de cabello blanco, las gotas de sangre volaron tras cada cortada. El recluso se encontraba más pálido de lo normal, se le podría atribuir a la gran pérdida de sangre y todo el tiempo bajo el insoportable frio de la celda. Sus cejas estaban heridas con un par de cortadas paralelas y sus labios agrietados y resecos hacían un esfuerzo por demostrarle más de sus excéntricas y detestables sonrisas. Cada centímetro de su piel le ardía, pero bajo ninguna circunstancia se permitirá demostrárselo a ella.
— ¿¡Donde está el!? ¿¡en donde!?Baphomet rio sonoramente, pero un pequeño quejido se escapó de sus labios al finalizar, se echó hacia atrás, encadenado. Su torso se encontraba magullado como si una horda de soldados lo hubiese pisoteado. El resto de su piel era casi igual de blanca que su cabello, tenía viejas cicatrices de guerra y un tatuaje de un símbolo curioso en la clavícula izquierda —. No podrías matarme, aunque quisieras. Te dije que no se nada sobre él. —Massacre lo miro con odio, no por su osadía, sino porque sabía que no mentía.
—Crees que no puedo matarte. Te despedazaría, maldito bastardo.
Los guardias se quedaban inmóviles cual esfinges, ninguno parpadeaba si quiera, de hecho, parecía como si fuesen grotescas y complicadas figuras sin vida. Los más fieros y peligrosos estaban a cargo de la Sectarum, su prisión personal donde solo tenían el privilegio de entrar los más "especiales" para la reina. Estos habían visto y escuchado muchas torturas y carnicerías personalizadas; incapaces de objetar; nada oyen, nada ven, solo sirven. "Las espadas de la reina caían una y otra vez sobre la piel del demonio"
—Puedes tenerme aquí mil años, puedes torturarme o matarme, pero no obtendrás nada —el dolor comenzaba a surcar sus facciones. Si se cedía ante ella perdería su orgullo. ¿Por qué había vuelto al mundo, en primer lugar? Por sus promesas, por su deseo de pelear... quien sabe.
Massacre le sonrió de medio lado, se inclinó hacia el con disposición de no perder la paciencia ni la cordura por un simple demonio. Le acaricio el largo cabello blanco, ligeramente enredado y manchado de rojo; pensaba en cuantas reliquias y objetos había coleccionado a lo largo de su estadía en el infierno. Recorrió el rostro demacrado con sus dedos finos y suaves, tomó el cabello de Baphomet y lo corto con un rose de su espada. Sostuvo el cabello entre sus dedos, era suave y delgado – era muy parecido al suyo.
El demonio escupió sangre y se abalanzó hacia adelante sin decir palabra alguna. Para los nobles, incluso en el infierno, algo como aquello resultaba deshonroso y desagradable. Siguió agitándose a pesar del dolor en sus heridas, pero ella no le prestó atención, solo le hizo un saludo cordial moviendo su mano – y lo dejó a solas de nuevo. Todo tenía un precio que debía pagarse, toda acción tenía una reacción. ¿Qué sucedería ahora?
-Pactos silenciosos-
—No sé si está bien, todo se ve tranquilo; me tomaría meses recorrer las montañas por completo... —miro al cielo que se ennegrecía amenazador sobre su cabeza y sobre los áridos paisajes de alrededor —. Algo se acerca, el aire huele a miedo y a guerra.
Los soldados que escuchaban sus palabras asintieron a su favor, aunque este no les estuviese mirando directamente. Un zumbido se escuchó, acercándose, luego un potente aleteo que descendía hacia ellos con lentitud; el soldado mayor suspiro y encaro a la regente. Ella echo sus alas hacia atrás, juntándolas y desapareciéndolas de su espalda; saludo a Ptelios con solemnidad sin hacer demasiado uso de formalidades y divisó rápidamente a su caballería. El feroz guerrero dio su informe de los hechos recientes y le contaba, por orden de la reina, cuáles serían sus planes.
—En fin —cortó, indiferente a sus estrategias — sobrevolé las montañas por un largo rato ya que supuse que lo necesitarían, pero no hay nada que nos pueda ser de interés. Los soldados se aglomeraron en las entradas del muro para prevenir intervenciones del exterior. Dime, ¿Cuándo regresaras al palacio?
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Queens of Hell
General FictionEllas lo hirieron y le robaron su trono, gobernando el infierno bajo su poder oscuro, ahora se desatará la guerra por las tierras profundas con el regreso del caído. La sangre correrá, las cabezas rodaran y solo uno tendrá la corona. Bella portada...