—Estoy dispuesto a sufrir las consecuencias. Estoy dispuesto a enfrentarme al caído, aunque eso signifique mi muerte. Lucifer no tiene la intención de perdonar a nadie, no permitirá que la plaga rebelde se siga expandiendo como un virus en cada rincón del infierno, y aquellos que se rindan o incluso que decidan no pelear, morirán por pertenecer a la jerarquía de la reina. Esta guerra cambiara al infierno, esta guerra nos consumirá a todos hasta hacernos desaparecer de la historia; el poder crece, y el final brindara los destellos moribundos de nuestro ser. He estado ciego, atormentado y perdido, pero ahora me doy cuenta que mi deber es proteger lo que queda del reino, y otorgarle la ventaja a Meghan para ganar. Tienes razón —la miró, muy fijamente y sin parpadear —. Lucifer me quito todo lo que tenía para volver mi existencia aún más miserable, y lo ha hecho con muchos de nosotros, ergo; ¿Por qué no le devolvemos el favor?
Ella asintió, llevada por las palabras del demonio blanco, quien de pronto había perdido toda su excentricidad y socarronería habitual, adoptando un aire más serio y siniestro de lo que cabría esperar.
—No tenía simpatía por la reina, y eso no es un secreto, pero dadas las circunstancias, veo que estoy del lado correcto, y ella me ha brindado más de una opción. Meghan, aquí y ahora, mi lealtad sea contigo —hizo media reverencia, inclinándose con ligereza.
Balberith no lograba disimular por completo su descontento. La entrada de Baphomet al círculo de confianza de la reina significaba que otro más caería. El príncipe estaba trastornado y se sentía acorralado en un rincón solitario; su majestad no se había tomado la molestia de discutirlo con la Orden de nobles. "Lo rechazarían, de seguro" pensó, pero no habría posibilidades de hacer cambiar de parecer a la reina. Un enemigo vital ahora estaba junto a ellos, un prójimo de Lucifer, un demonio.
Massacre dio por terminada la reunión, y el demonio de cabello blanco beso su mano como si fuese un gesto habitual en el infierno, o en ellos. Kyel los observo de reojo, procurando no pensar demasiado sobre qué clase de negocios bajo la mesa se cocían en ese mismo instante. Se miró las manos – temblorosas – estaban tan blancas y frías como si se tratara de las manos de un cadáver; sobresalían la punta de las afiladas uñas. Intentó recordar si alguna vez había realizado un acto tan simple y a la vez significativo como besar la mano de Massacre de aquella forma, pero no encontraba nada similar en su mente, nada. En su lugar, tuvo un recuerdo similar, pero no besaba a la reina, de hecho, sus labios recorrían la piel de alguien más. sacudió la cabeza.—Balberith, quisiera que permanecieras en el Palacio unos días más —añadió la reina, poniéndole una mano en el hombro —. Hay asuntos de los que quiero discutir contigo y un par de soldados.
—¿Tácticas de guerra? —preguntó, alzando la voz más de lo que pretendía.
—Sí, ¿o hay algo más de lo que quieras hablar?
-Susurros-
Sus dedos tocaron la áspera y polvorienta superficie del muro, ya estando tan cerca se dio cuenta de que no era completamente blanco como parecía desde lejos, sino de un tono más opaco y envejecido de suciedad. Se preguntó cuántas almas torturadas seguirían atadas a esa cantidad de huesos y tierra; levanto la vista, cubriéndose levemente los ojos para evitar el resplandor del sol rojizo en los ojos, pero la altura del muro le impedía ver algo más allá de sus sobresalientes. Había demasiados soldados rondando la zona, era como estar justo en medio de una armería que no dejaba de moverse resonando con pisadas y gruñidos demasiado guturales.
—¿Qué crees? —alzó la ceja, extendiendo la vista hasta los caminos que seguían al bosque sombrío y más allá de él.Raspó unas cuantas grietas con la punta de las uñas, quizá lo imaginaba, por un segundo creyó sentir una mínima ráfaga de aire escapar por las líneas irregulares del muro.
—Grietas. El muro lleva mucho tiempo aquí, y a pesar de estar fortificado con magia negra, podría fulminarse con un potente impacto. Claro que...—ladeó la cabeza —, podríamos ganar tiempo con un refuerzo.
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Queens of Hell
Ficción GeneralEllas lo hirieron y le robaron su trono, gobernando el infierno bajo su poder oscuro, ahora se desatará la guerra por las tierras profundas con el regreso del caído. La sangre correrá, las cabezas rodaran y solo uno tendrá la corona. Bella portada...