XXX "Imperio Caido"

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"Arriba, Meghan"

Fue como si hubiese escuchado la voz de Red en su mente. Era su propia conciencia, a decir verdad, pero sonaba como ella. Su hermana, ¿Dónde estaría ahora? Mas a allá de cualquier mundo conocido, o libre, nunca lo sabría con certeza, solo sabía que ya no estaba más, que la había abandonado para morir sola. Había sido un impulso que la sacó de su trance y la llevo a reaccionar enseguida. Un silbido veloz, aquella espada cortaba el aire y volaba en su dirección; movió la cabeza para encarar a Lucifer, una figura borrosa a varios metros de ella. Podría haber muerto estúpidamente, pero entonces levantó el brazo aún más rápido y agarró la larga cuchilla con su mano. El filo estaba a pocos centímetros de su rostro, a un costado de su cabeza; sintió que una gotita se resbalaba por su mejilla, al parecer la había rozado un poco. Lucifer mantuvo su posición, a la expectativa, parecía sorprendido.
—No se acaba todavía.

Se levantó de los escombros, corrió para acercarse a los restos del trono y apoyó el pie sobre el asiento, impulsándose para dar un salto que la elevó varios metros por sobre el suelo, arma en mano lista para atacar al caído. La cuchilla chocó directamente contra el antebrazo de Lucifer, pero a diferencia de lo que creía, no logró lastimarlo, la hoja plateada se partió en pedazos. No quería buscarle explicaciones, pero sabía que se hacía débil. Se fue sobre él, peleando con su propia espada, ambos mostrando que podría ¿n ser de cerca y de lejos, los mejores guerreros que hayan visto nunca. Él estaba colérico, inestable, su fuerza no hacía más que aumentar con cada golpe. Meghan tenía los ojos muy abiertos, irradiando preocupación, el ser ante ella no razonaba ni decía palabra alguna. Era ese Lucifer al que todo temían desde siempre. La tomó de la muñeca con que sujetaba la espada y se la doblo hacia atrás, sus huesos crujieron y el arma cayó al suelo. Ella emitió un grito que no duró demasiado, pues su enemigo la atrajo más hacia sí y luego la derribó al suelo para posicionar su rodilla sobre pecho de Meghan – aun le sostenía la muñeca. Ella no podía moverse; apretó los dientes con fuerza, pero era como tener una pesada piedra sobre su cuerpo. Algo llamo su atención, un mango blanco sobresalía de la bota de Lucifer, la reconoció de inmediato. Alargó su brazo libre lo más que pudo y tomó la daga; hizo un corte en su pierna logrando que este la retirara de inmediato. Apunto la pequeña hoja hacia el pecho de Lucifer, pero este le sujeto la mano, lidiando con la fuerza de la reina. Ambos estaban al borde de la desventaja, atrapados en ese momento.

—No te dejare hacerlo de nuevo —escupió, con la voz entrecortada. Su mente se abrió y viajó a toda velocidad hasta las profundidades. Sus ojos eran oscuros —. Hazlo.



-Abajo y Arriba-

Toda la caverna estaba iluminada hasta el último centímetro; todos los largos y gruesos pilares que la rodeaban, de cristal puro, irradiaban luz desde el interior, pues se habían convertido en una especie de pantallas espectrales. Todos ellos le mostraban lo que sucedía en la superficie, puesto que ahora ambos reyes estaban conectados una vez más. Sus pilares estaban activos, irradiando la misma energía que ellos. Por momentos el enorme pilar de Lucifer emitía descargas eléctricas y se tornaba en tonos rojizos y violeta, mientras que el de Meghan se mantenía entre el amarillo y en azul. Aquel que pertenecía a Red estaba agrietado, no emitía destello alguno. Un par de estas columnas brillantes rodeaban a los primarios, y mantenían un punto neutro de lo que sucedía.

Lady Davria extendió sus dos manos, puso una sobre cada pilar – de los dos reyes – si no hubiese sido una poderosa guardiana infernal habría sucumbido ante tal poder. Sus manos vibraban bajo el contacto frio. Llego a preguntarse a sí misma como era que ambos podían sentir emociones tan fuertes y destructivas sin hacer pedazos el infierno entero, pero su respuesta llego más rápido de lo esperado. Una serie de grietas habían aparecido en la estructura cristalina. El pilar de Lucifer se fragmentaba, mientras que el de Meghan parecía volverse más opaco —. Majestad...—murmuró.

Queens of HellDonde viven las historias. Descúbrelo ahora