—La hemos estado esperando señorita Moore. El cuerpo de su hermana esta por aquí —me informó el médico forense, apuntando hacia la última puerta del corredor.
Mi cuerpo tembló ante la idea de saber que el cuerpo de mi hermana estaría tendido en una camilla metálica. Un cuerpo sin vida. El tan solo imaginarlo, puso mi piel de gallina, la idea de me aterrorizaba más que nada. Lo había hecho desde ayer, desde el momento en que mi mundo se derrumbó. Ni siquiera pude dormir, las ojeras colgaban como grandes bolsas negras, y mis ojos estaban inyectados en sangre.
El forense abrió la puerta para ambos. Yo entre primero y luego él.
Dentro de la instalación, había dos grandes camillas metálicas, pero ambas estaban vacías. Por un momento llegué a pensar que estaba siendo parte de una broma para algún tipo de tv show retorcido, ya que en definitivo, el cuerpo de mi hermana no se encontraba aquí.
El hombre detrás de mí, frunció el ceño y después dijo en un murmuro:
—¡Caray!, que me han movido al cuerpo a otra sala —sacudió la cabeza—. Disculpe el inconveniente, iré a revisar esta falla. Debieron de mover el cuerpo a otra sala, a veces hacen eso —me aseguró.
El forense se movió hasta el dispensador de agua, y me entregó un vaso de plástico con el líquido transparente.
—Tome aquí —dijo, extendiendo el pequeño vaso—. Es para que se le calme los nervios en lo que yo vuelvo. No se mueva.
Entonces salió por la puerta y me quedé ahí de pie, bebiendo del vaso con agua como si dependiera de ello. Minutos después, el forense apareció con el tipo de noticia que puso mi mundo a girar. Con el corazón golpeándome fuertemente contra el pecho, y la sensación de que mis entrañas se saldrían de su lugar, comencé a tambalearme con una mano en el pecho. Me sostuve con la otra mano en la pared. Probablemente lucía como la protagonista de alguna novela, pero estaba claro que estaba en mi derecho.
El forense acaba de confesarme que no encontraban el cuerpo de mi hermana, que había sido tomado fuera de la morgue, y que nadie sabía al respecto.
—¡Lo siento mucho, señorita! Por favor, cálmese. Lo encontraremos. Ya nos hemos comunicado con la policía; se encargaran de esto. Le aseguramos que todo estará bien.
—¡Tiene que estarlo! —le espeté—. No hay manera en este mundo de que el cuerpo de mi hermana no aparezca. ¡Tienen que encontrarlo si esto no es una broma!
—Le aseguramos que esto no es una broma señorita —aseguró—. En cuanto la policía esté aquí, tendrá que llenar un informe.
Salí de la habitación, azotando la puerta y sin rumbo. Estaba perdida y nuevamente sola.
Cuando el despertador vibró en la mesita de noche, me alcé sentada en la cama. Había una capa de sudor en mi frente y en mi pecho. Había estado teniendo algunas pesadillas últimamente, pero no como aquella. A pesar de que me había rendido en London, seguía teniendo el recuerdo de ella, las pesadillas tan reales y vividas de lo sucedido. Sentía que me estaba volviendo loca.
Quité la colcha lejos de mí. A las ocho, tendría entrenamiento con Robbie. Había sido una semanal difícil ya que, Odell pidió completo entrenamiento a los reclutados de nuevo ingreso. Los hombres de Demian Black habían comenzado nuevamente a corromper las reglas que desde un principio se establecieron. Sus hombres dispararon contra el plantel B. Hubo grandes perforaciones en las paredes, vidrios rotos y algunos reclutados heridos, algunos incluso muertos. Thomas, el dueño del plantel B, y Odell se pusieron furiosos.
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Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]
ActionAnnabeth Moore ha sido abandonada una vez más, su hermana London ha muerto y ahora tendrá que lidiar con ello. Con suerte, los planteles decidieron darle una nueva oportunidad de vida, y en ellos encontrará más de lo que estaría buscando: a Fletcher...