ANNABETH
La idea de haber mentido volvía a mí como como un edificio cayéndome encima. Tres días llevaba sin regresar al plantel porque parecía que con Damon de alguna manera podía respirar, más sin embargo, en esa pequeña libertad de poder adquirir un poco de oxígeno, sentía como si alguien actuara en mi espacio y obstruyera en mi respiración, y sabía lo que era, culpa.
No podía siquiera pensar en cómo se encontraba Fletcher después de tres días sin verlo, tal vez mejor de lo pensado al no tener que ver el rostro de la chica que quiso y le dio una patada en el trasero. Alejarme de Fletcher sería la mejor opción.
Solo que me sentía mal por no dar aviso, pero le había prometido a Damon que mantendría mi celular apagado puesto que estos cuatro días no divertiríamos a lo grande. Y él no me había defraudado.
Hoy sería mi penúltimo día con Damon antes de regresar para afrontar la verdadera y triste situación que me aguardaba en casa. Y no pensaría en nada más que en divertirme. Una decisión egoísta, pero yo me había convertido en esa persona, en la que demolía a los demás y tenía la sensación de que era peor que muchas personas, peor que Fletcher.
—¿Estas lista? —preguntó Damon en el marco de la puerta. Esta noche vestía vaqueros rasgados, una playera blanca con chaqueta de cuero negro y botas al estilo militar. Botas que me recordaban a Fletcher.
Enseguida un hoyo se abrió en mi estómago y me quedé con la mirada puesta en el suelo. Damon se retiró del marco y caminó hasta mí colocándose en cuclillas y tomando mi rostro entre sus manos como últimamente lo hacía.
—Hey, ¿está todo bien? —preguntó en un susurro al que enseguida asentí.
—Si —sonreí falsamente—. Yo solo me acorde de algo pero estoy perfecta.
Damon sonrió con aquella perfecta sonrisa.
—Tu siempre estas perfecta.
Mis mejillas tomaron un color rosado y enseguida reí.
—Siempre sabes cómo hacerme sentir mejor.
—Y te haré sentir aún mejor cuando pongamos nuestros pies sobre la pista de baile. —Damon se alzó y me extendió la mano.
La miré tratando de darle mi aprobación y la acepté levantándome. Ambos vestíamos con ropa cómoda y Damon sobre todo estaba dejando a un lado la ropa formal excepto cuando se encontraba en negocios.
La noche anterior me había presentado a uno de sus compañeros, Jack, y era una persona verdaderamente amable. Su cabello era rizado y rubio, pero lo que me había impresionado habían sido sus ojos como esmeraldas. El hombre era todo un galán, pero no le llegaba ni a los talones a Damon.
Caminamos hasta Tori y hombres abrieron las puertas para nosotros como de costumbre, nos adentramos y Harper aceleró de nuevo hasta la discoteca de ONEDANCE, un lugar realmente espacioso, con luces por todos lados, bar, un servicio estupendo y sillones que parecían perfectos para quedarse dormido.
Harper se estacionó a un lado de la acera y Damon bajó primero, luego apareció en mi puerta abriéndola y ayudándome a salir. Esta noche vestía otro de los caros vestidos de su hermana Judith, que a decir verdad, tenía un gusto impresionante para la moda. Lástima que yo estuviera apenada al respecto por usar la ropa ajena.
Damon y yo caminamos hasta la entrada y el hombre alto y calvo de dos metros le sonrió a Damon y le dio un asentimiento mientras desganchaba el cordón rojo de entrada. Era como caminar por alfombra roja y acceder como si fuera alguien importante.
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Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]
ActionAnnabeth Moore ha sido abandonada una vez más, su hermana London ha muerto y ahora tendrá que lidiar con ello. Con suerte, los planteles decidieron darle una nueva oportunidad de vida, y en ellos encontrará más de lo que estaría buscando: a Fletcher...