ANNABETH
Cada historia tiene un final, y a veces esos finales son todo menos lo que esperas. Yo tenía una historia: una hermana que un día salió fuera de casa y nunca regresó. Esas historias te mostraban un inicio, que en mi caso había sido London muerta; un nudo, en el que me encontraba yo buscando el cuerpo de mi hermana que había sido hurtado de la morgue para luego solo rendirme; y un desenlace, uno que consistía en ver ante mis ojos la sombra de mi hermana viva, frente a mí y sonriéndome.Y no podía ser verdad.
No podía aceptar el hecho de que después de un año, ella estuviera a unos cuantos metros de mí, en el hogar de la familia que destruyó a la nuestra y con mentiras que burbujeaban fuera del borde. Esto no podía ser verdad, no incluso cuando dio un paso hacia la derecha.
Mi cuerpo estaba inmóvil, en shock, tratando de recuperarse de todo aquello y esperando que en cualquier momento la sombra de mi hermana London, desapareciera. Tenía que hacerlo porque entonces no sabría cómo respirar. Cuando mis labios se separaron, cerré los ojos fuertemente y aspiré con fuerza esperando a que cuando los abriera de nuevo, ella desaparecía de mi vista.
Pero no fue así.
Al abrir mis ojos, ella seguía de pie, justo ahí, mirándome como si esperará algo. Y lo entendí: la chica enfrente de mí, era London. Real. Viva. Alegre.
—¿Annbe? —habló ella, tratando de sonar calmada. Pero el solo hecho de que me llamará «Annbe» como lo había hecho cuando éramos unas adolescentes, puso todo mi cuerpo en alerta.
Sacudí la cabeza, negándome.
—¡No! —exclamé más alto de lo que pensé. Alcé mi mano apuntando hacia ella—. Tú no puedes estar viva.
Ella cerró los ojos y soltó un suspiro.
—Beth, yo estoy bien. Estoy viva —Sonrió con una dentadura de lado a lado y luego agregó—: Más viva que nunca.
Mi boca se abrió y mi respiración comenzó a volverse errática, como si respirar normalmente no fuera suficiente. Una humedad comenzó a formarse en mis ojos y supe que eran lágrimas. Retrocediendo, las lágrimas no pudieron quedarse en su lugar y me rompí.
—¡No, no, no! —Sollocé, más lágrimas pesadas bajando por mi rostro—. Ellos, la policía, dijeron que te habías ido. Ellos... Oh dios mío.
Ella se acercó y pude verla un poco más. Su cabello era más largo desde la última vez en que la había visto y su figura era más delgada. Ella lucia realmente mejor.
—No, Beth, estoy viva. Todo fue... planeado.
¿Planeado? Después de un año, después de haber sufrido con su muerte y haber hecho el intento de buscarla, lo mejor que me pudo decir era que todo había sido planeado como si la vida fuera un juego. Y sobre todas las cosas, necesitaba razones, necesitaba que me dijera porque había arruinado mi vida.
—¿Por qué? —Fue lo único que salió de mí. La sensación de hundimiento fue remplazado por un fuego ardiente en la boca de mi estómago.
Sus labios temblaron buscando palabras, y luego sacudió la cabeza.
—Te lo explicaré —comenzó diciendo. Sabía que tenía una historia, muchas palabras, pero incluso en la distancia podía ver que no sabía por dónde empezar—. Después de la muerte de mamá, comencé a frecuentar bares y comencé a salir con gente que vendía drogas entre otras cosas que me hacían sentir mejor. Estaba devastada, quería escapar, quería correr y gritar, así que bebía y me drogaba para apaciguar ese dolor.
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Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]
ActionAnnabeth Moore ha sido abandonada una vez más, su hermana London ha muerto y ahora tendrá que lidiar con ello. Con suerte, los planteles decidieron darle una nueva oportunidad de vida, y en ellos encontrará más de lo que estaría buscando: a Fletcher...