Damon White era una persona realmente encantadora. El tipo de hombre que todas quisieran tener, ya que, era gracioso, inteligente, guapo, un empresario y para rematar, también millonario.
Lástima que a pesar de ser el chico con características envidiables, no era para mí. Sus ojos me decían que le interesaba, además de su calidez, sus movimientos y su atención, ¿pero yo? Yo no podía darle exactamente lo que él deseaba. No estaba dentro de mis intereses.
No incluso cuando sostenía mis manos entre las suyas.
—¿Sucede algo? —me preguntó, tan dulce y amable como siempre.
Me negué.
—No, es solo que..., ya sabes, tengo cosas en la cabeza —me encogí de hombros, mostrando indiferencia.
—Lo comprendo, suele suceder.
Damon, tan encantador como lucia, nos había traído a ambos a uno de los restaurantes más caros de la ciudad. Otra vez. Yo rogué para que no gastase su dinero en mí, pero él simplemente se negó rotundamente. Dijo que el restaurante no se comparaba con lo que yo merecía. Antes sus palabras, no dude en sonrojarme como siempre lo hacía cuando alguien hacia o decía algo incómodo o lindo para mí.
Comentó que se sentía tan apenado por lo de la última vez. No tenía ni idea de lo que iba a suceder, y tan sorprendente como fue, nos olvidamos de pagar la cuenta. Sin embargo, Damon regresó al día siguiente para deber lo correspondido sin siquiera avisarme para ayudarle con la cuenta. Probablemente en ese momento él no me hubiera dejado, pero yo me hubiera mantenido fuerte en mi decisión de ayudarle con un poco. Ya era demasiado tarde para ello.
El celular en mi bolsillo vibró, y sin poderlo evitar, lo saqué y miré el mensaje en la pantalla. Alcé la mirada hacia a Damon, y él simplemente asintió con toda la compresión del mundo.
—Adelante, atiende la llamada.
—Solo será por un segundo, lo prometo —le señalé, poniéndome de pie y saliendo del restaurante. La voz chillona de Hayley apareció tan pronto me lo llevé el celular a la oreja.
—¿Beth?
—¿Qué pasa? —Pregunté— ¡Estoy en medio de mi cita con Damon!
—¡Es urgente! Estamos a quince minutos de partir del plantel. Han visto a Demián Black cerca de Winchster Hill. Creemos que sus hombres están robado todo un equipaje de armamento y dinero en efectivo de la familia Vinson.
No podía estar hablando enserio.
—¿Qué? ¿Tiene que ser ahora? ¿No pueden enviar a alguien más?
—Odell pidió que tomaras el lugar de Fletcher por esta vez. Marjorie le prohibido esfuerzos mayores.
—¿Pero yo? ¿Por qué yo? ¡Soy un asco para pelear, Hayley! —Le reprendí— ¿Es que acaso no hubo otro reemplazo mejor que yo? Hasta sueña gracioso que yo ocupe el lugar de un líder cuando ni siquiera soy capaz de manejar armas básicas.
Hubo un suspiro cargado de exasperación por parte de mi mejor amiga.
—Beth, yo no decido y lo sabes muy bien. Tal vez Odell solo quiere que te acostumbres al ambiente de las batallas. No es fácil integrarse.
—Pero...
—Nos vemos en quince. —Entonces colgó, sin darme la oportunidad de decir algo más y reclamar.
Cuando miré a las puertas dobles de cristal, caí en la cuenta de que si regresaba con Damon tendría que darle explicaciones. Eso me tomaría tiempo, y además, terminaría violando las reglas de los edificios Maxwell.
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Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]
AcciónAnnabeth Moore ha sido abandonada una vez más, su hermana London ha muerto y ahora tendrá que lidiar con ello. Con suerte, los planteles decidieron darle una nueva oportunidad de vida, y en ellos encontrará más de lo que estaría buscando: a Fletcher...