Esto era demasiado, más de lo que mi cabeza podría retener y que aún trataba de analizar. No había sido cualquier fiesta sorpresa, era una masiva. Había personas de otros planteles que ni siquiera tenía ni idea de quienes eran, y lo peor era cuando recibía un gran abrazo del oso. Entre ellos, hubo chicos que no me abrazaron específicamente. Oh no, prefirieron manosearme el trasero.
¡Mi intento de trasero!
Pero lo habían hecho, y muchos de ellos terminaron abofeteados. Después, trajeron un pastel de casi dos metros de alto. No tenía ni idea de porqué tenía el nombre especial de «Annie» en letras de vela, y aun costado, el número veintitrés. Al menos no se habían equivocado en eso.
Lo que me era loco, era el nombre de Annie, ya que la única persona que me llamaba de ese modo, era Sage, quien supuse que intervino. Aún estaba asustada por probarlo, y casualmente encontrarme con veneno u alguna otra extraña toxina que pudiera colarse en mi sistema.
Todo a mí alrededor era algún tipo de oscuridad con luces de colores, golpeando en todos lados. Incluso había ese humo extraño que ponían en las fiestas. La gente se movía y bailaba como si no hubiese fin. Además, el cerebro de Hayley funcionó en modo princesa cuando decidió colocar una silla especie trono en donde podía resaltar, y yo pudiera ser el centro de atención. ¿Sinceramente? lo odiaba, más no lo dije para no herir los sentimientos de mi mejor amiga.
Sí, la silla era jodidamente cómoda, pero odiaba ser el centro de atención. Nunca lo había sido, y ahora que se me había dado la oportunidad debía de admitir que no estaba contenta en lo absoluto. Sobre todo cuando podía ver a todos bailar, mientras que yo sostenía una copa de... no tenía ni idea de que era, pero estaba muy bueno.
Observé y bebí al mismo tiempo, todo hasta que un cuerpo se situó a un costado de la silla. Odell se recargó en el respaldo.
—Señorita Moore, ¿está usted disfrutando de la fiesta? —preguntó con una expendida sonrisa.
Asentí.
—Sí, muchas gracias, Odell. Fue un gran detalle.
—No agradezca y usted disfrute.
Asintiendo, Odell desapareció bajando de la plataforma, y escabulléndose entre la multitud de personas.
Solté un suspiro agotador, y Hayl fue quien llegó después.
—¡Ven, bailemos! —me tomó de la mano.
—Pero después de que yo hable con ella —Interrumpió otra voz, y supe de inmediato que esa felicidad no duraría para siempre. Sage apareció en la plataforma, probablemente con ganas de joderme más el día.
Hayl se volvió hacia ella, y la miró con desprecio.
—Tú no tienes nada que hablar con ella, pulga.
La incredulidad se arrastró hasta la expresión de Sage.
—Es gracioso que lo diga la garrapata —atacó de vuelta.
Hayley no dudó en explotar
—¡Mira que ahora si te arrancó las greñas...!
—¡Basta! —Me alcé de la silla, interponiéndome entre ambas. Le entrecerré la mirada a Sage con clara sospecha—. ¿Qué quieres?
—Solo quiero hablar contigo, ¿sí? Te conviene.
Guardé silencio y pensé: ¿Sería buena idea? No tenía ni idea, pero supuse que no tenía nada que perder.
Miré a Hayl por un segundo.
—¿Podrías darnos un segundo? —Ella se lo pensó, mirando a Sage con más desprecio e inseguridad. Por otro lado, Hayley se retiró.
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Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]
AcciónAnnabeth Moore ha sido abandonada una vez más, su hermana London ha muerto y ahora tendrá que lidiar con ello. Con suerte, los planteles decidieron darle una nueva oportunidad de vida, y en ellos encontrará más de lo que estaría buscando: a Fletcher...