-FLETCHER-
Odell era muy bueno para ponerme de mal humor cuando lo único que sabía hacer era dar órdenes. Sí, yo era un líder, pero incluso mi status no era tan alto como el de él. Solía decir que sus órdenes eran para cuidar de los ciudadanos de Nashville y para cuidarnos a nosotros. Tal vez si, o tal vez era pura mierda. ¿Pero que podía decir?
Salí de la oficina y caminé por el pasillo, al parecer lo único que quería era encerrarme en mi habitación y realizar las tareas que me había dejado el líder. O no, espera, tenía entrenamiento con April. Esa chica me sacaba un poco de quicio. En realidad todas las personas en el plantel lo hacían, claro que a excepción de una en especial. Beth, mi Beth.
Era difícil de explicar mi atracción hacía ella. Al principio, cuando llegó, juraba que quería ahorcarla, y también quería que se convirtiera en una más entre los muchos que me temían del plantel. Era más fácil. Sin amistad, sin relaciones, sin nada.
No me lo merecía. Todo lo que tenía lo dañaba.
«Como dañaste a Sarah»
Si, lo hice.
«Lo siento.»
Sacudí la cabeza y seguí caminando. Esta vez me desvié a la puerta de April. Si le mostraba lo fácil que era un usar un arco y una flecha, mi turno acabaría y finalmente regresaría a mi habitación. O a la Annabeth.
Sí, eso me gustaba.
Esta mañana había amanecido sobre mí, con sus brazos apretándome como si quisiera sacarme el aire. Por su puesto que se lo restregué, me encantaba ver como sus mejillas se teñían de rojo cuando la avergonzaba.
Sonreí y después de varios y largos minutos, logré que April saliera de su habitación. Parecía demasiado feliz al verme, era más que claro que para ella era de algún modo irresistible, pero eso me molestaba cuando venía de ella. Solo lo soportaba de la chica que estaba conmigo.
Me había atrapado con la forma en que me restregaba las verdades en la clara. Esa chica podía ver atreves de mí como si tuviera una bola de cristal, y luego había quedado rendido a ella no solo por su físico, sino por su forma de ver lo bueno en mi cuando todo lo que quedaba dentro de mí eran solo restos.
Sarah, ella se había llevado mi antiguo yo. Por su puesto que quedaba una parte dentro de mí, pero la otra estaba molesta, enojada y quería encontrar venganza para ella. Demonios, la había amado, aun la amaba, claro que de diferente modo. Ya no se sentía igual. Pero la mayoría de las noches me despertaba con pesadillas sobre el día de su muerte, o cuando soñaba que estábamos juntos y de repente todo se convertía en una pesadilla. Peor aun, me sentía mal por tener pesadillas sobre la chica que amé cuando tenía a alguien más en mi vida. A quien trataba de darle una oportunidad, y no solo a ella, sino a mí también. Quería sacarme a Sarah de mi a nivel emocional, pero su sombra seguía ahí, persiguiéndome.
Por su puesto que no se lo diría a Annebeth. Trataba de luchar por ella y por mí para dejar a atrás el pasado. Ella tenía razón, tenía que abrirme o dejaría que el odio y la obscuridad me consumieran. Ya la había conocido antes, era por ello que me había convertido en un imbécil.
Yep, un imbécil irresistible. Él imbécil que hacía sonrojar a muchas con una mirada. Lo bueno venia después, cuando me abría a ellas y les mostraba mi nuevo yo. Quedaban como si hubieran visto a un demonio.
Volví a la realidad y le mostré a April como se manejaba el arco. Quise darme un tiro cuando la flecha salió disparada hacía arriba. Demonios, ¿cómo lo había logrado? Eso pulverizaba cualquier lógica que conociera. Era tan rara.
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Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]
AçãoAnnabeth Moore ha sido abandonada una vez más, su hermana London ha muerto y ahora tendrá que lidiar con ello. Con suerte, los planteles decidieron darle una nueva oportunidad de vida, y en ellos encontrará más de lo que estaría buscando: a Fletcher...