Capítulo 36

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-Annabeth-

     No quería, pero debía hacerlo. Damon tenía sentimientos por mí y yo tenía alguien más. Él tendría que entenderlo o para mi mala suerte lo más probable es que me dejara ir, o posiblemente terminaría odiándome.

     Sinceramente no quería eso, pues él era bueno y no se lo merecía.

     Hoy al parecer no sería una cita del tipo normal. En primer lugar, ni siquiera contaba como cita para mí, sino conversación de ruptura a cualquier cosa que tuviéramos. Íbamos directamente hasta su hogar, y Harper manejaba de nuevo su auto al que Damon le había llamado Tori.

     Sí, eso era de algún modo loco.

     Harper detuvo el auto y las ventanas polarizadas se deslizaron hacia abajo dándome la vista de, ¿qué demonios? ¿Eso era una mansión? Mis ojos se ensancharon y mis labios se separaron un poco. Estaba impresionada, y quería negarme por el hecho de que eso pudiera ser el hogar de Damon.

     Me giré hacía el con mi dedo apuntando hacia la mansión.

     —¿Es tuya? —pregunté aun impresionada.

     El apretó los labios y asintió.

     —Sí, lamento si luzco como un presumido, pero... quería llevarte a mi hogar. Espero no te moleste.

     «¿Hay sí y como me va a molestar?»

     Lo único que podía apreciar eran muchas ventanas y el tipo de mansión moderna que apreciabas en películas. Además de la puerta doble con moldura que había por la vereda principal.

     —No, claro que no, digo, este lugar es impresionante. —Sonreí.

     —Si supongo —sonrió—. Me costó cerca de 3 millones, pero desde pequeño quería algo como esto.

     Asentí y luego Harper salió del auto para abrirnos la puerta.

     —Bienvenidos —dijo y Damon le agradeció.

     Luego caminamos hacia la entrada principal donde una reja doble de varios metros de alto, fue abierta por dos hombres uniformados. Al parecer Damon era más rico de lo que aparentaba. Caminamos por la vereda, luego hasta el interior de la mansión donde quise derretirme como un chocolate en pleno sol.

     Era grandioso. En el techo había un gran candelabro de cristales, en el suelo la mayor parte estaba alfombrada y en las otras áreas que no lo estaban, el piso era de madera tan reluciente que podría ver la sombra de mi reflejo. Lo más sobresaliente eran las escaleras dobles. Por un momento me pregunté si todo en este lugar era doble.

     Seguí observando y luego lo que parecía ser un sirviente, se acercó y en sus manos cargaba una charola que lo acompañaba lo que parecía ser, ¿vino?

     —Bienvenido, señor. ¿Se le ofrece algo de tomar? —Acercó la charola con las copas, luego hacia a mí—. Posiblemente a ella le agrade.

     Damon sacudió la cabeza y luego me miró.

     —¿Tú quieres algo? Incluso puedes pedir lo que quieras —sugirió.

     Oh, mamá.

    —No. Digo, no, gracias —sacudí la cabeza y sonreí—. Estoy bien, lo prometo.

     Él me sonrió de vuelta y le dio una mirada al sirviente. Este se alejó segundos después, luego Damon me tomó de la mano y me arrastró hacía las escaleras. Ambos subimos hasta lo que parecía ser una habitación.

Lazos de Guerra #1 © [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora